
La
Fe
Está escrito en la Torá: "Oye Israel..." y este es
el mandamiento positivo de unificar el nombre de Di-s y creer en Él
sinceramente, pues Di-s entregó la Torá a Israel y no reemplazará a Israel por
ningún pueblo, bajo ninguna circunstancia. Y el abstenerse de idolatría está relacionado con el
cumplimiento de este mandamiento, y los sabios de la Gran Asamblea
intervinieron y rezaron para arrancar del hombre el impulso a la idolatría.
Sus
oraciones fueron aceptadas, y desde este momento los pueblos se empezaron a
acercar al monoteísmo y, hoy en día, la mayoría de las naciones reconocen que
el Santo, Bendito Sea, es único en Su mundo, y que se debe amarlo, y ellos
reconocen que el Santo, Bendito Sea, entregó la Torá a Israel, Su pueblo.
Y he aquí
que en las últimas generaciones aparecieron personas despreciables en el
pueblo, personas necias que se apartaron del recto camino dirigiéndose a la
especulación filosófica de la cual no se obtiene provecho, y con sus extrañas
ideas abandonaron las tiendas de la tradición, sosteniendo que el hombre fue
creado como las hierbas del campo, y que al final se seca sin rendir cuentas de
sus acciones, y algunos de ellos reconocieron que es posible que el hombre será
juzgado, pero esto no es seguro.
Y todo
esto es sorprendente, pues cuando el hombre envía mercadería en un barco, desea
asegurar su mercadería en una compañía de seguro, para que su dinero vaya y
retorne sin riesgos, y a pesar que el porcentaje de riesgo es muy pequeño, y la
gran mayoría de los barcos retornan sin inconvenientes, de todos modos están
dispuestos a pagar una suma importante para no arriesgar una pequeña parte de
su fortuna, invertida en la mercadería.
Es decir,
a pesar que incluso si se produciría una catástrofe y perdería su mercadería,
continuaría siendo rico.
Entonces
muchísimo más se debería preocupar el hombre ante la duda de que pueda ser
juzgado en un futuro por sus acciones, para que su alma no pierda los
beneficios del mundo porvenir, el mundo eterno. Si una persona le dirían que tiene la mesa servida repleta
de manjares, y todos están soberbiamente condimentados, y son muy provechosos
para el cuerpo, con la excepción de determinado alimento que si lo prueba al
terminar de consumirlo, sentirá amargura, y todos sus días serán acompañados
por dolores y malestar ¿acaso hay una necedad mayor que la de ingerir ese
alimento, dejando los demás manjares, y que esté dispuesto a sufrir
continuamente para obtener el placer de disfrutar durante unos minutos de la
ingestión de ese alimento, dejando los demás manjares, y que esté dispuesto a
sufrir continuamente para obtener el placer de disfrutar durante unos minutos
de la ingestión de ese alimento contraindicado?
Así en este mundo, nuestra vida es por completo pasajera, y
el hombre adulto que se encuentra en la mitad de sus días puede recordar que
sólo ayer era un niño que estaba montado en los hombros de
su padre, y mientras tanto pasaron la mayoría de sus años, y no se demoraron en
llegar, y de la misma manera pasarán los años que le quedan, y su cuerpo será
llevado al cementerio para enterrarlo.
Y toda la hartura y los placeres de los cuales disfrutó
serán olvidados, y sería lamentable que no haya realmente aprovechado la vida,
y que pierda irremediablemente un mundo que es absoluto bueno.
Y si la persona quiere argumentar que le resulta difícil
temer a Di-s, y que le es casi inaceptable sufrir aflicciones para cumplir con
la voluntad Divina, se le puede
contestar que el temor de Di-s es muy fácil de conseguir, para la persona que
se acostumbra a buscarlo, y no se arrepentirá del esfuerzo invertido en ello, y
el que lo hace sabe que su vida es calma y tranquila y que goza de las dos
mesas. Y así como se dice que para
la persona que se acostumbra a cometer cierta trasgresión, ésta se convierte en
algo permitido ,muchísimo más fácil debe ser para la persona cumplir con mitzvot luego de habituarse
a ello. Y después de acostumbrarse
a efectuar buenas acciones, no le resultará desagradable su cumplimiento, sino
por el contrario lo realizará con alegría.
Y esto se asemeja a dos caravanas que se aprestaron a viajar
a lugares lejanos y procuraron averiguar cuál es el camino más apropiado para
llegar al lugar. Y encontraron una
persona honesta, conocedor del lugar, que les informó: Hay dos caminos delante
de vosotros, uno esta lleno de jardines y huertas con toda clase de frutos
apetitosos, pero al final atraviesa por una región muy peligrosa llena de
serpientes y escorpiones, y la tierra es inhóspita y desolada y carente de
agua. Mientras que el otro camino
también posee jardines y huertas, más no son tan bellos como aquellos que se
encuentran en el primer camino y sus frutos no son tan exquisitos, pero al
final de ese camino encontrarán que la región que atraviesa es bellísima y en
ella encontrarán todos los manjares imaginables, mucho más soberbios que los
que se encontraban en el primer camino.
Y por supuesto las personas inteligentes se guiaron por el
consejo del hombre y se dirigieron por el segundo camino, sin apartarse a la
derecha y a la izquierda hasta que llegaron a su destino plácidamente. Mientras que los necios fueron por el
primer camino, y disfrutaron con holgura del mismo, pero amargo fue su final, y
por apresurarse en obtener mayor placer que el que podrían haber encontrado en
el principio del otro camino, perdieron por completo la posibilidad de llegar a
destino.
Y puede ser que éste sea el significado del versículo: “Le
dijo Di-s a Abraham: Anda tú de tu tierra...” y Abraham simboliza al cuerpo, y
se le dice “Anda de aquí de este mundo”, que es tu tierra en la cual disfrutas
y también anda de tu lugar de origen, es decir, no pienses que lo principal es
casarse, tener hijos y vivir muchos años.
Y si piensas que los hijos sólo continúan el camino de los padres, y los
padres ya se comportaron en forma inapropiada, por eso dice:”Anda de la casa de tu padre”. Y lo principal es la tierra que te
mostraré, que ella es el mundo de la recompensa eterna, que es por completo
bueno. Y a pesar que pueden sufrir
un poco en este mundo, por el cumplimiento de las mitzvot, el honor al final
llegará y podrá contemplar la presencia Divina.
Y esto se asemeja a un rey que preparó un casamiento para su
hijo, e invitó a sus amigos y a sus conocidos a la fiesta que preparó. Y hubo aquellos que fueron invitados
por una noche y hubo otros que fueron invitados por cinco o siete días. Y hubo
aquellos a los cuales les pidió que colaboraran en la preparación del banquete,
y por esa ayuda iban a recibir una gran recompensa.
Y aquellos que fueron llamados por siete días se alegraron
inmensamente, y no durmieron durante siete días para aprovechar cada instante
de la fiesta, en la cual se sirvieron sabrosos manjares.
Pero en realidad los más importantes para el rey fueron
aquellos, en los cuales confió y les encomendó la colaboración en los
preparativos, y ellos además de poder disfrutar de todo lo que había en la
fiesta, incluso antes de que ésta empiece, iban a recibir en su conclusión una
importante recompensa, con la cual se sustentarían ellos y sus familias durante
varios años.
Y la moraleja es fácil de comprender. El hombre fue llamado a vivir en este
mundo durante setenta años y después de este lapso llega el momento de dejar el
mundo, teniendo que rendir cuentas delante de su Creador. Y hay aquellos que sólo son llamados
para treinta o cuarenta o cincuenta años y luego deben dejar el mundo.
olvidándose de toda satisfacción que obtuvo en este mundo. ¿Entonces, en qué se beneficia en
dejarse arrastrar por sus impulsos? y en lugar de eso si cumpliría con la
voluntad de Di-s, sus caminos serían allanados, y tendría provecho en este
mundo y en el mundo por venir.
 |
|