Torá desde Jerusalem
Parashá Shemot - Nombres
Libro Shemot / Éxodo (1:1 a 6:1)

Primer comentario sobre la Parashá

“Y se levantó un nuevo rey...” (Shemot 1:8)

“Y falleció Yosef y todos sus hermanos y toda aquella generación…  Y se levantó un nuevo rey que no conoció a Yosef...”.  Discutieron nuestros Sabios sobre “el nuevo rey”, si en verdad fue un nuevo rey que no conoció a Yosef, o fue el mismo que no quiso reconocer lo bueno que había hecho Yosef por el pueblo egipcio. 

La importancia del agradecimiento por el buen comportamiento, la encontramos en diferentes oportunidades en la Torá: “Y amarás al extraño, pues extraño fuiste en la tierra de Egipto”, o lo dicho por el Talmud, que hasta el Todopoderoso se relaciona con nosotros de la misma manera como nosotros nos relacionamos con el ajeno, o hasta la tierra de Egipto fue agradecida con el pueblo de Israel, pues no está escrito: “Y se llenó la tierra de ellos”, como generalmente se traduce Vatimale Haaretz Otam, sino que deberíamos traducir verbalmente: “Y lleno la tierra a ellos”.

“Y cuanto más los hacían sufrir, más se multiplicaban...  Y los hicieron trabajar los egipcios con dureza...”, a lo que pregunta el Séfer Hajinuj ¿por qué critica la Torá el comportamiento de Egipto, acaso no tenían derecho a cobrarse los años que Yosef mantuvo por cuenta del pueblo egipcio a sus hermanos, y en verdad a todo el pueblo de Israel?  Y si nos preguntamos ¿acaso no fueron invitados por el mismo Faraón, quien le dijo a Yosef: “Di a tus hermanos, esto haréis: Tomad de la tierra de Egipto carros para vuestras familias... y vuestros ojos no lamenten vuestros utensilios, que la mejor tierra de Egipto para vosotros será”.

El Faraón los invitó de todo corazón, entonces ¿qué le debemos?  A lo que responde el Séfer Hajinuj con un dictamen halájico: Que todo aquel que es invitado a comer, puede exigírsele pagar la comida, aunque no haya sido advertido sobre ello, ya que él debería haber considerado su obligación de abonar por la invitación.  La obligación de informar no es del que invita sino del invitado. 

La crítica de la Torá no se refiere a la esclavitud en sí misma, ni a la falta de agradecimiento por lo todo lo que realizó Yosef para salvar a Egipto, sino que se refiere a la crueldad del trabajo “Befarej”, tema que tuvo diversos comentarios entre nuestros Sabios.  Rashi comenta: trabajo duro que machacaba el cuerpo y lo quebraba, no que lo hacían trabajar duramente, cosa normal en la esclavitud, sino que golpeaban sin necesidad para quebrarles el cuerpo.  El Baal Haturim comenta Befarej: Be Pe Raj con buenas palabras en las que los engañaban diciéndoles: Construyan ciudades para que habitarlas.  Qué desilusión cuando terminado el duro trabajo que tanto habían ejercido, descubrían el engaño, o la explicación Befarej: dieron el trabajo de las mujeres a los hombres y el trabajo de los hombres a las mujeres.  Acaso ¿el Faraón se adelantó en tres mil años a los aires modernistas de la igualdad de los sexos? 

La Torá nos enseña como norma, lo equivocado de la idea de considerarlos como crueles, pues seguramente que han habido mujeres ejemplares que sobresalieron en menesteres típicos masculinos, pero no se analiza ningún concepto por sus excepciones, sino por su mayoría y sí por la naturaleza de los sexos, ya que son diferentes sus capacidades.  Aun no conocimos al varón que pudiera dar a luz, por más que haya quien lo tratara de convertir, dado los avances de la humanidad, y no entienden que la naturaleza fue creada con sus limitaciones y potenciales, con mucha inteligencia y lejos de poder aceptar una simple casualidad.

¡Ma Rabu Maaseja Hashem!.  ¡Qué grandes son Tus hechos, Hashem!, fue la expresión del Rey David cuando contempló las maravillas del espacio.

Shabat Shalom

Rab. Shlomó Wahnón


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