Autoestima en medio de la dificultad
Primera parte Llenando la Brecha Tzelem Elokim,el rabino empezó a explicar, es algo en
todos nosotros. Si Hashem es el
Creador, entonces una de las cosas creadas a Su imagen, implica que nosotros
también podemos volvernos creadores, no solamente creadores de algo a partir de
algo, sino creadores como Hashem de algo a partir de nada. Desafortunadamente, tendemos a utilizar
el hermoso poder de la creatividad para crear nada de la nada. Tomamos el mundo
material, que es una gran nada por sí mismo, y usamos nuestro tzelem Elokim
para crear más nada, más de este mundo, olam hazé. En realidad, se nos dio la nada de este mundo material a fin
de reconstruir la materia en algo, es decir, en espiritualidad, olam habá. Y cuando digo el mundo material, no me refiero sólo a los
objetos físicos de este mundo, sino también toda circunstancia de la vida en la
que nos encontremos. Todas las
formas de sufrimientos, son la materia prima de la nada de la que podemos
construir algo. Y la regla es que
mientras más problemática es nuestra materia prima, mayor es el potencial de
crear algo valioso de ella. Imagina que existe un proceso que puede convertir varios
tipos de materia en diamantes, y tienes frente a ti varias máquinas diferentes
que pueden realizar este proceso.
Una máquina puede convertir oro en diamantes. Otra puede convertir plata en diamantes. Otra cobre en diamantes. Y finalmente,
una que pueda convertir basura en diamantes, ¿qué máquina usarías tú? Obviamente la última. Aun si fuera más costosa que las otras
máquinas, hay tanta basura en el mundo, basura gratis, que nunca te faltaría
materia prima para producir diamantes. Esto es lo que Hashem hace por nosotros. Cada uno de nosotros es un creador con
Él. Estamos aquí para crear algo
de la nada. Hashem es el que
realmente nos da la habilidad para crear algo. Nuestra contribución a la mezcla es la nada. Nuestras malas circunstancias de vida,
nuestros rasgos de carácter indeseables, nuestro yo físico, etc., son la
materia prima con la que contribuimos.
Si dependiera de nosotros, descartaríamos toda nuestra materia prima,
pero Hashem se asegura que no lo hagamos.
Él entrega materia prima indeseable a nuestras puertas cada día. Una persona se queja: Hashem, me diste una tarea de vida
muy difícil. Me diste mucha
basura: una esposa problemática, hijos problemáticos, un ingreso problemático,
rasgos personales de carácter, etc.
Sin embargo, si Hashem nos lo dio a nosotros debemos decir: Éste es mi potencial. Pero aun así no me siento más que engañado por Hashem
dijo Reuvén. Estoy en una
situación tan tremendamente difícil.
No veo manera de salir de ella. Por supuesto, no es cómodo trabajar con basura replicó el
rabino. Y, regresando a nuestra
analogía, vamos a decir que la máquina toma de siete a ocho años en transformar
la basura en diamantes. Una
persona muy bien podría decir: No quiero estar trabajando con basura por seis o
siete años. Sin embargo, está
miope. Cuando todo lo que ves es
la basura, por supuesto que vas a decir que no la quieres. No obstante, si vislumbras el resultado
final, puedes tener paciencia mientras el proceso de transformación prosigue. Cierto, tal vez sólo tome siete u ocho años antes que la
basura se transforme en diamantes remarcó Reuvén. Pero tal vez tome 70 u 80 años. Aun así, en relación con diamantes espirituales, ¿qué son
70 u 80 años comparados con la eternidad?
El punto es que si solamente apreciáramos lo que estamos haciendo acá en
este mundo, ya poseeríamos el cúmulo de fuerza necesario para sobreponernos a
cualquier situación. Si Él nos
tuvo confianza con todas nuestras dificultades, pruebas y debilidades, no existe
obstáculo que no podamos vencer. Y
después de todo, Él nos dio las circunstancias de vida porque ninguno de
nosotros se ofreció nacer y que le fueran dadas esas circunstancias. Decir que Hashem te engañó al darte tantos déficit
personales, pero no te dio al mismo tiempo las habilidades para transformarlos
en ventajas, es acusar a Hashem de no saber lo que Él está haciendo. Si Hashem nos creó con deficiencias, Él
también nos creó con las habilidades para transformarlas en ventajas. Cuánta gente me ha dicho, tuve una
terrible educación, o tuve terribles amigos, o un terrible matrimonio, una
terrible situación de trabajo, midot terribles, etc., pero no entienden que eso
los hace gente más rica. Toda su basura
se puede transformar en diamantes.
Decir que no se puede, es decir que Hashem no sabe lo que está haciendo.
¡Hashem sabe lo que está haciendo! enfatizó el
rabino. Deficiencias, fallas
humanas, crueldad, maldad, todas son parte del plan de la creación. Es Hashem
el que las creó, y el que permite que sigan funcionando. No obstante, la gente algunas veces se
cuestiona: Si Hashem es todopoderoso, perfecto, benévolo, ¿por qué permite que
la maldad y la deficiencia existan en el mundo que Él creó? La respuesta es que si Él hubiera
creado un mundo completo, no hubiéramos tenido la oportunidad de completarlo. Déjame darte un ejemplo de la industria de la
joyería. El primer paso en el
proceso para hacer joyas, es crear un modelo. El modelo es sumergido en un molde suave de yeso, que
eventualmente se endurece en una impresión negativa de la joya. Un individuo perceptivo puede observar
la impresión y saber cómo quedará la joya. Mientras más profundamente se hunda la impresión en el
molde, la pieza de joyería que se produzca será más costosa. La gente es creada con ciertas naturalezas. Naturaleza en hebreo, tevá, se
relacionan con tviá, hundir. A
través de entender las deficiencias, la tviá, la parte hundida, el hueco del
molde, llegas a conocerte a ti mismo.
Esto es lo que Abraham hizo, y así es como llegó a conocer toda la Torá
antes de haber sido entregada en el Monte Sinaí. Abraham era un observador muy perceptivo de la naturaleza
humana. Él observaba cómo por
naturaleza la gente era proclive a robar, mentir, hacer trampa, asesinar. Él entendía que todas las deficiencias
debían tener una contraparte que había sido diseñada para completarla. Así es como Abraham conoció y cuidó
toda la Torá siglos antes que fuera entregada en el Monte Sinaí. A través de las faltas de la naturaleza
humana, él percibió la perfección de la Torá. La maldad es un duplicado exacto de la Torá en inverso. La maldad, la deficiencia, (el hueco),
es la impresión de la Torá, (el relleno). El ser humano es puesto en este mundo para llenar
deficiencias. ¿Cuánto puede lograr
una persona? Depende de cuántas
deficiencias le han otorgado, de qué tan hundida está su naturaleza. Una persona tiene baja autoestima
porque cree que no es nada. Se ve
a sí misma y ve un hueco. Sin
embargo, cada característica negativa que tenemos revela grandeza. Mientras más grande es el hueco, mayor
es la cantidad de materia con la que se puede rellenar. En el momento que lo llenas, tu relleno
es más valioso que el de aquél que aparentemente no tiene problemas. Por supuesto, el proceso de rellenar el
vacío es largo, lento y doloroso.
Decir que es imposible, no obstante, es falso. El precio que tienes que pagar puede ser mayor, pero el
precio que pagas es una inversión que se te reembolsará con creces al final. La Torá nos dice que aquél que regresa a Hashem por amor,
no sólo se le perdonan sus pecados, sino que se le convierten en méritos. Los pecados son el hueco. El propósito final por el que Hashem le
dio al ser humano el potencial de pecar fue para que pudiera llenar el hueco causado
por el pecado. Cuando puedes ver
tu propio hueco y de repente percibir la santidad que fue destinada a llenar el
hueco, entonces debes percibirlo como un recipiente potencial de bien. Agradece a Hashem por tus deficiencias
y empieza a transformarlas en ventajas que alojan el oro precioso de santidad
que estaban destinadas a contener. Debemos recordar siempre que cuando Hashem creó el mundo
con deficiencias, Él sabía lo que estaba haciendo. Analizó nuestras almas y vio lo que cada uno de nosotros podía
lograr. Luego nos colocó en un
mundo donde tenemos las deficiencias exactas y necesarias para hacer salir
nuestro potencial. Decir que
Hashem no nos dio las habilidades para sobreponernos a nuestras deficiencias,
es decir que Él no sabía lo que estaba haciendo cuando creó el mundo. Pero Él sí sabía. Debemos mostrar tanta fe en nosotros
como Él la mostró en nosotros. Reuvén, dijo el rabino levantándose de la silla,
realmente se está haciendo muy tarde y todavía tengo que dar muchas clases este
fin de semana. Debemos platicar
más. Quizá todavía hay más
personas u organizaciones de Jésed que no has contactado. De cualquier forma, espero haberte
ayudado con el primer paso. ¿Por
qué no llamas a tu esposa mañana y le pides que venga por el fin de semana? Todavía tienes mañana por la tarde,
todo el Shabat y el domingo. Hmmm. Puede
que no sea una mala idea. Estaré muy complacido en hablar con ustedes dos, pero por
favor discúlpame ahora. Muchas gracias rabino. Creo que llamaré a mi esposa. Bien. Antes de que el rabino se dirigiera a su cuarto, añadió:
Déjame dejarte con este pensamiento.
Tú sabes por supuesto, que el pueblo judío, como un todo y como
individuos, está sufriendo ahora tanto, si no más que siempre. La tuya no es la única historia de ese
tipo, desafortunadamente. Yo digo
esto, no para hacerte sentir mejor a través del sufrimiento de otros, sino para
iluminarte sobre cuán especial es el tiempo en el que estamos viviendo. No vas a encontrar una familia judía en algún lugar en la
actualidad, que no esté de algún modo, sufriendo. Problemas financieros, problemas familiares, uno que no
tiene hijos, uno que tiene muchos hijos, uno que tiene hijos enfermos, y así
sucesivamente; cada judío hoy en día es víctima. Somos víctimas del Holocausto, no sólo del Holocausto nazi,
sino también del Holocausto Espiritual Occidental. Hitler se llevó seis millones, pero todavía más judíos se
han perdido en Norteamérica y el occidente. Un judío ahora tiene el derecho a preguntar: ¿Qué es lo que
Hashem está haciendo? La respuesta
básica es: éste es el hueco. Está acá para que nosotros lo llenemos. Estamos viviendo quizá en el rincón más
profundamente oscuro de la historia.
Pero no te deprimas acerca de lo que está pasando en estos tiempos. Úsalo para descubrir tu potencial y
hazlo salir.
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Selección extraída del libro
"Autoestima", por Rabbi Ezriel Tauber
© Editorial Jerusalem de
México