El invento de la Esperanza
Por Rab. Maurice Lamm

El judaísmo no es un manojo de bellas costumbres.  Es idealismo y fe; ley y amor; literatura e historia, y una forma de vida.  Conecta a la gente a Di-s creando una relación de trabajo.  El libro de oraciones de las festividades enumera las muchas maneras en que lo amamos: "Somos Tus hijos, y Tú nuestro Padre... Somos Tus amigos, y Tú nuestro amado...".

Menos sabido es que una de las mayores contribuciones del Judaísmo es el despertar un aspecto humano dormido y tímidamente oculto en su corazón: La Esperanza.  Es el puro deseo de vivir ante la desesperación, imaginando un futuro mejor, con éxito, y el fin del sufrimiento.  El Pueblo Judío sobrevivió pogromos y holocaustos debido a esta cualidad especial.

Piénselo: En la vida no se dan pasos, ni proyectos, ni planificación, que no estén fundamentados sobre la esperanza como una meta futura.  Esta realiza grandes peripecias.  Cuando se pierda la esperanza en algo, automáticamente se busca otro objetivo.  Esta varía según su desarrollo personal.  Cuando tiene éxito, su esperanza lo lleva a metas inalcanzables; si es joven, éstas quizás sean estáticas.  Con el paso de los años, la mente cansada busca otros pastos.  ¿Qué  mecanismos ocultos impulsan la esperanza hacia el futuro?  ¿Qué permite esta osadía, elasticidad y visión "imposible"?

Si busca bajo la Esperanza, hallará un importante motor espiritual cuyo mayor componente es la fe, la creencia en Un solo Di-s.  Hubo un momento específico en la historia cuando una revolución espiritual cambió en el hombre la perspectiva del mundo, el surgimiento de la creencia en un solo Di-s.  Arrebató la Esperanza, la cual había sido un dispositivo encantador dentro de una caja de Pandora, y la convirtió en una de las fuerzas más poderosas en la evolución humana, implantándola en la imaginación de todos.

Se logró mediante una importante observación que liberó abundante energía espiritual.  Afirmaba que Di-s escucha a todo aquel que Le pide, que El desea su bien, y  responde, para bien o para mal.  Esta fue una idea radical en su tiempo (quizás todavía) tocando lo profundo de la mente pagana que pensaba que era imposible mantener una relación entre el hombre y Di-s.  Una creencia en un solo Di-s, una entidad única, todopoderosa y totalmente ética, nada menos, responde a gente insignificante como usted y yo... Judaísmo contra Paganismo, en una guerra a muerte con la finalidad de transformar las mentes del mundo civilizado.

El combate giraba en torno a las preguntas siguientes:

1. ¿Es posible que una fuerza sobrenatural estuviese interesada en problemas mundanos?

2. ¿Tiene Di-s poder para implementar tales soluciones en tiempo real?

3. ¿Es sensato que una persona ponga sus esperanzas en una posibilidad distante e irrealizable?

Los profetas judíos respondieron "si" a las tres preguntas, venciendo al paganismo que dijo "no" a todas.  Rompiendo las cadenas del dogma pagano, la fe judía dio fortaleza a la gente hacia la Esperanza, que actualmente es tan poderosa.  ¿Cómo puede atraer a alguien una  fuerza que no distingue, no responde y es impersonal?  ¿A quién se pide ayuda?  ¿En qué ventanilla se hace el reclamo si no hay nadie detrás?  ¿Existe algo, accesible a todos, que facilite un poco la vida?

Debido a que el Judaísmo habló de un Di-s en el cielo a Quien podía la gente dirigir sus sueños con mucho entusiasmo, y Quien respondería positivamente a sus llantos, convirtió la Esperanza de un mito nebuloso, gaseoso, fantasioso, y hasta peligroso (como lo catalogaron los griegos) en la práctica seria, estructurada y espiritual que éste pregonaba.  La esperanza iluminaba los horizontes lejanos de un mundo oscuro.

Él filósofo existencialista cristiano del siglo XIX, Soren Kierkegaard, creía que esta fe, la Esperanza "...dio franco optimismo a la religión judía, más que a ninguna otra.  El pensamiento pagano griego es optimista, pero está teñido de una profunda melancolía, y no tiene respaldo divino.  El Judaísmo sí lo tiene, una clara promesa para esta vida".

No puede ser de otra manera.  Una religión que enseño al mundo que todo ser es creado a imagen de Di-s tiene que ser optimista y esperanzadora.  Si somos fracciones espirituales de Di-s, tenemos el poder de ser creativos como lo es El, y podemos esforzarnos por modificar o eliminar sufrimiento, tragedia y todo tipo de males.  Si estimulamos a nuestro prójimo a no aceptar pasivamente el mal, y lo animamos a combatir las atrocidades de la vida, la fe en Di-s se convertirá en fuente de gran esperanza.  La religión dijo al mundo antiguo que en los tiempos malos, podemos comenzar de nuevo.

Esta revolución convirtió las creencias en proposiciones prácticas.  Para el hombre simple esto significó que podía recurrir a alguien en tiempos de dificultad, aunque fuese en el cielo, que Di-s podía responder con ayuda; quizás una nueva oportunidad o cura. Inmediatamente, la tierra se convirtió en un lugar más amistoso, agradable y hospitalario.

Si hubiese vencido el paganismo, la calidad de la esperanza de todo ser humano sería inútil... las amígdalas espirituales de la imaginación, benignas pero ineficaces, un chiste en la desesperación del hombre.  La revolución de un solo Di-s rompió radicalmente con el paganismo que prontamente transformó el pensamiento del hombre,  pero la chispa que lo despertó fue esa creencia del Judaísmo en un solo Di-s que creó al mundo con  propósito y significado. Escogió el destino personal en lugar de la fe casual.

Los griegos creían que todo lo que sucede es por casualidad.  Cuando una enfermedad ataca a una persona es por coincidencia.  Las víctimas de un desastre son simples "accidentados", no sujetos.  Si ama o da a su prójimo, respeta o abusa de su esposa, si engaña o no a su socio comercial, no tiene conexión con lo que le sucede, porque la naturaleza no tiene un diseñador especial, ningún propósito y por ende ningún significado.  La vida es una serie de sucesos al azar.  Buena suerte.

Esta es la razón por la cual todas las sociedades paganas como la Mesopotámica fueron destruidas por consecuencia de la depresión y la ansiedad. Si Ud. fuera mesopotámico, ¿cómo le daría sentido a su vida? Estas dudas fueron las semillas de la desesperanza que caracterizaba la tragedia griega. Por esa razón la mayoría de los pensadores en Grecia y Roma paganas, en su teatro y poemas, se burlaban de la idea de la esperanza llamándola un cuento de hadas. Estas ilustres culturas trajeron al mundo una cornucopia de sensibilidad, poesía, lógica y filosofía, aunque sustrajeron de la humanidad un elemento rudimentario de vivir que mantiene a la gente en sus quehaceres diarios.

La idea judía de un solo Di-s fue un rayo de luz a través de las pesadas nubes de la cultura pagana radiando la idea de que el mundo es bueno, a pesar del excesivo sufrimiento; que la gente sigue siéndolo sin descartar que las ruinas sacudieron sin orden ni concierto sobre el turbulento océano de la historia, no sujeto a una fe al azar, sino a un destino Divino. La creencia en un solo Di-s conquistó toda la humanidad y el paganismo pronto comenzó a desaparecer, dando entrada a la esperanza para crear una nueva realidad.  La religión monoteísta se convirtió en la cuna del optimismo, mientras que el paganismo sufrió una crisis de melancolía, para finalmente desaparecer.

¿Hubieran podido sobrevivir los judíos el siglo XX sin la esperanza?  ¿Cómo han podido sobrevivir los judíos a sus hijos masacrados por tropas tormentosas?  Únicamente con la esperanza.  Elie Wiesel halló una inscripción en las puertas de la sinagoga de Breslav en Varsovia que decía:  "Gevalt judíos. No se rindan".

Qué curioso es sentir la esperanza en los hechos actuales.  Hace mil años, las cruzadas cristianas incineraron nuestros hijos, nuestras casas y nuestras sinagogas.  Al final de dicho milenio, el Cardenal O'Connor de Nueva York escribió una carta que luego se convirtió en un documento histórico.  Se trata de una felicitación de Rosh HaShaná para los judíos, una disculpa por el maltrato de los últimos mil años, manifestando que su gente estaba arrepentida, que ruega por la amistad judeo-cristiana y nos desea Shana Tová.

Nos enfurecimos por la desaparición de la luz, confiamos en la esperanza y vencimos.  Esperanza, en hebreo es Tikvah.  Casualmente, el himno nacional israelí se llama "HaTikvah".  Si leemos la última línea hoy, al final del milenio laico, podemos decir orgullosamente y confiados que nuestra fe en Di-s nos dio esperanza y que ésta nos sostuvo.  Gracias a Di-s.


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