
Para pensar...
Mi nombre no es importante.
¿Quién soy?
Soy el último judío.
Es el año 2124, el lugar es el Instituto Smithsoniano.
Estoy en una jaula de exhibición. La gente pasa al lado mío, clavando sus miradas, señalando y
a veces riendo.
En las paredes están colgadas las reminiscencias de la
cultura judía: un Talit, una Torá, libros del Talmud, etc.
Cada día que pasa me pregunto cómo fue posible que catorce
millones y medio de personas que vivieron hace poco más de un siglo, pudieran
desaparecer.
Mi padre y abuelo me contaban sobre las comunidades judías
de los siglos XIX y XX, de las grandes poblaciones de Los Ángeles, Nueva York y
Chicago; sobre organizaciones judías como la Bnei Brith, Tzedaká y muchas
otras.
Recuerdo a mi padre contándome qué tan próspera era la
persona judía. Todo esto se ha
desvanecido y ha desaparecido.
Analizo las razones, recuerdo los eventos y busco una
respuesta, y creo que sé como desaparecieron los judíos. Son
pequeños eventos que sucedieron gradualmente:
Familias que dejaron de asistir a los servicios sabáticos,
dejaron de enviar a sus hijos a escuelas hebreas y a sus clases de Bar
Mitzvá. Dejaron de prender velas
para Shabat...
Mi abuelo decía que sin embargo eran buenos judíos.
Iban a los servicios de Iom Kipur,
tenían sedarim de Pésaj cada año. La historia nos cuenta que esto también terminó.
Ir a los servicios de Kol Nidré dejó de ser un honor y pasó
a ser una tarea pesada. Hacer el
séder era una tarea forzada. Los
rituales del judaísmo empezaron a desvanecerse.
Este fue el primer paso.
Estuve leyendo sobre un rabino que pedía a los judíos, dejar
de lado todas las diferencias a fin de asimilarse. Con el tiempo el judío llegó a ser igual.
El judío estaba al mismo nivel que el
gentil.
Con esta lucha por la igualdad todas las diferencias fueron
dejadas de lado. Los judíos ya no
ponían mezuzot en sus puertas. Si
se les preguntaba si eran judíos o no,
respondían de mala gana o decían que no.
Se desarrolló un Judaísmo no religioso en América.
Ellos no podían darse cuenta que eso no
podía existir. El Judaísmo
necesita de los judíos, pero los judíos también necesitan del Judaísmo.
Uno sin el otro están muertos.
¿Por qué fue que esta gente no vio esto?
Entonces llegó el último suspiro. Esto fue hace
cincuenta años. Las Naciones árabes se rearmaron. Querían destruir a Israel
y actuaron. Con dos bombas, tres millones de
israelíes fueron destruidos y la tierra carbonizada.
Cuando la noticia se esparció por el globo, el resto de los
judíos se preguntó: ¿Qué pude haber hecho para evitar la masacre?
Sin embargo mas de 150 años antes, un hombre hizo una
matanza de seis millones de judíos, y mi padre me contó que la gente
juró que "nunca iba a olvidar".
Los judíos de todo el mundo daban donaciones para Israel y
hacían votos por el progreso de todos los judíos.
Con el tiempo las donaciones dejaron de hacerse, las
promesas y los juramentos fueron olvidados. ¡Qué olvidadizo puede ser un pueblo!
Cuando el judío perdió su orgullo, su
religión e Israel, ellos perdieron todo.
Yo soy el último judío. En menos de 20 años yo también moriré. Nunca más habrá un judío en este
planeta.
Mi Di-s, ¿en qué momento te abandonamos?
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