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Torá desde Jerusalem



Parashá Ékev - Por consiguiente

Libro Devarim / Deuteronomio (7:12 a 11:25)

Resumen de la Parashá


Moshé continúa dirigiéndose a los Benei Israel afirmándoles que si observarán y cumplirán los preceptos que el Todopoderoso ordenó, serán bendecidos con bonanza y salud.  No habrá en el Pueblo personas ni animales estériles, ni enfermedades, y sí las habrá sobre las naciones enemigas.  Asimismo, les aconsejó no temer a los cananitas, pues Hashem los resguardaría. 

Les recuerda cumplir cada mandamiento para así vivir y multiplicarse y conquistar la Tierra Prometida.  Y se acordarían de todo el camino que el Eterno hizo deambular al Pueblo en el desierto durante cuarenta años, como probanza de lealtad y adhesión a los preceptos del Eterno.  Las dificultades con las que se toparon tuvieron la finalidad de disciplinarlos a fin de "hacerse saber que no sólo de pan vive el hombre, sino que el hombre vive de toda palabra que sale de la boca del Eterno".

Posteriormente, les describe las bondades de la Tierra de Israel, tierra pródiga en trigo, cebada, viñas, higueras y granados, tierra de olivares, de aceite y de miel.  Indica, que cuando se haya comido y saciado, deberá bendecirLe al Eterno, por la buena tierra que Él da.  Previene que la prosperidad que gozarían en la Tierra Prometida, podría conducirlos a olvidar que Hashem entregó todo ese bienestar.  Esta ingratitud sería castigada duramente y los Benei Israel, que así obraran, serían eliminados como las naciones paganas.

Moshé recuerda al Pueblo sobre sus actos rebeldes.  En Jórev, después de haber estado cuarenta días en la cima del monte para recibir las Tablas de la Ley (Lujot), regresó y se encontró con que el Pueblo estaba adorando a un becerro de oro.  Entonces, el Todopoderoso comunicó a Moshé, Su intención de eliminarlos, pero él intervino a favor del Pueblo, y destruyó las tablas de piedra.  Hashem castigó solamente a aquellos que habían rendido culto al becerro. 

Otros actos de desobediencia fueron mencionados por Moshé, como en Taverá, Masá y Kivrot Hataavá. 

Después que Moshé defendiera por la causa de los Benei Israel pidiendo al Altísimo que recordara los méritos acumulados por los patriarcas, Hashem le dijo que regresara al monte para recibir otras Tablas.  Estas fueron colocadas en el Arón Hakodesh (Arca Sagrada).  Los Cohanim y Leviím fueron designados para efectuar los servicios del Mishkán y el Pueblo continuó su marcha desde el Sinai hasta Canaán.

Moshé aclara al Pueblo, que lo que el Eterno quiere de ellos es que Lo amen, Le sirvan con todo su corazón y toda su alma, cumpliendo sus Mitzvot.  La grandeza de Hashem, manifestada por medio de hechos tales como la liberación de Egipto, el milagro del mar Rojo, las experiencias en el desierto, los castigos milagrosos impuestos a Kóraj, Datán y Aviram, deberían ser suficiente para asegurar la observancia y cumplimiento de los preceptos.  El Eterno asegurará una abundante cosecha, con las lluvias necesarias.  Pero si el Pueblo se volviese desobediente, cesarían las aguas del cielo.