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Torá desde Jerusalem



Parashá Pinjás - Fineas

Libro Bamidbar / Números (25:10 a 30:1)

Resumen de la Parashá


El Pueblo se encontraba acampando en las llanuras de Moab, junto al río Jordán cerca de Jericó y pronto a conquistar las tierras de Canaán.

Luego de lo acontecido con Pinjás, quien había dado muerte a un israelita y a una midianita en momentos de mantener relaciones prohibidas, la ira del Eterno se aquietó pues ese hecho fue en defensa del honor del Él.  Así, el Todopoderoso le dio un pacto de sacerdocio eterno, para él y sus descendientes.  El Todopoderoso ordenó guerrear y castigar a los midianitas.

Después de finalizada la plaga que mató a veinticuatro mil miembros de la congregación, el Eterno dijo a Moshé y a Eleazar que llevaran a cabo un censo de los varones de la comunidad de veinte años para arriba capaces de ir al ejército.  La cantidad total de hombres para cumplir servicio militar fue de seiscientos siete mil setecientos treinta. 

Este censo sirvió como base para dividir la Tierra Prometida entre las tribus y para distribuirla en forma proporcional.  Los Leviim censados no fueron incluidos en la división de la tierra.

Ocurrió que se acercaron ante Moshé, Eleazar y los jefes de las tribus, las hijas de Tzelofjad, descendiente de la tribu de Menashé, diciendo que su padre había muerto en el desierto y no había dejado hijos varones sino sólo cinco mujeres, y plantearon que no recibía heredad de su padre, es decir, no recibían porción de tierra.  Moshé consultó al Eterno y Éste dictaminó que si una persona no dejaba hijos, su propiedad debía pasar a sus hermanos sobrevivientes o a pariente cercano.  De esa manera pasaron tierras a las hijas de Tzelofjad. 

El Todopoderoso ordenó a Moshé subir a la montaña de Avarim desde donde vería toda Eretz Israel.  Moshé sentía que estaba cerca del fin de sus días y se preocupó sobre quién dirigiría al Pueblo en el futuro.  Pidió al Eterno que nombrara a su sucesor y Éste indicó que fuera Yehoshúa a quien Moshé debía imponer en su cargo.

Hashem recordó que el Pueblo debería continuar dando ofrendas al Eterno, siendo los sacrificios diarios de día y de tarde, como los correspondientes a la festividades de Shabat, Rosh Jodesh, Pésaj, Shavuot, Rosh Hashaná, Yom Kipur, Sucot y Sheminí Atzeret, detallando en cada una qué y cómo efectuar la ofrenda.