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El Muro de los Lamentos

Símbolo de la fe hebraica, punto de referencia y lugar de peregrinaje para los hebreos de todo el mundo, el ha-Kotel ha-Ma´aravi es un fragmento del muro de contención del lado occidental de la Explanada del Templo.

Con una altura de 15 metros, ha sido llamado Muro de los Lamentos: tal denominación se debe al largo exilio de los judíos, a quienes los romanos impidieron volver a su ciudad y a quienes los bizantinos concedieron tan sólo la posibilidad, una única vez al año, de ir en oración en ocasión del aniversario de la destrucción del Templo (noveno día de Av).

En los años comprendidos entre 1948 y 1967 la colocación del Muro en el sector controlado por los jordanos impidió nuevamente a los hebreos acercarse a él. Por eso se convirtió en el símbolo de la reconquista de la ciudad y de la reunificación de todo el Estado hebreo: así que cuando, el 7 de junio de 1967, los primeros soldados israelitas alcanzaron el Muro, marcó un evento fundamental y una fecha inolvidable en la historia del pueblo hebreo. Aunque sean millares los que se recogen en oración, como en el 9 del mes de Av, delante del Muro (los hombres separados de las mujeres como dictamina la ley ortodoxa hebrea), o sean pocas las personas que se detienen hasta altas horas de la noche ante los gigantescos bloques de piedra, nada puede interrumpir este mudo e incesante diálogo. En relación con el Muro se han instaurado numerosas usanzas: una es la de introducir entre sus intersticios, pedazos de papel en los que se escriben votos y plegarias.

La gran plaza delante del Muro Occidental es meta continua de fieles que se reúnen para rezar, sin embargo a todos los judíos les está prohibido subir a la explanada en donde surgía el Templo: no conociéndose su exacta colocación podría ocurrir pisar los lugares más sagrados a los que podía acceder tan sólo el sumo sacerdote.

Entre los muchos fieles, los ashkenazies (procedentes de la Europa centro-oriental) pueden ser fácilmente reconocibles: llevan una gabardina negra lúcida con pantalones negros, la cabeza cubierta con un sombrero también negro cuya ala en bóveda está ornada con un borde de piel, las barbas espesas y las "peoth", dos mechones de pelos que se dejan crecer en los lados del rostro. Otros fieles, procedentes del norte de África o de los países mediorientales, llevan tocas bordadas parecidas a las de los musulmanes; otros más rezan cubriéndose los hombros y la cabeza con el "talleth", el chal de oración con los prescritos flecos en los cuatro ángulos. Siempre, a pesar de la edad, todos los hombres se cubren la cabeza.

Los más ortodoxos entre los ashkenazies (de Ashkenaz, Alemania) hablan el yiddish, un dialecto judaico-alemán medieval, que es también una lengua literaria, utilizando el hebraico, considerado un idioma santo, para el estudio y la oración. Los más radicales entre ellos no reconocen el estado de Israel y rechazan sus leyes opinando que tan sólo con la llegada del Mesías podrá haber soberanía hebraica sobre Jerusalén y la Tierra Santa. También las mujeres de esta comunidad visten muy púdicamente y se cubren sus cabezas con chales o gorras; las mujeres casadas, además, se afeitan completamente la cabeza.

Los sefardíes son los hebreos procedentes de España y de los países mediterráneos (de Sefarad, España); originariamente hablaban el ladino, un dialecto judaico-español y ritualmente presentan muchas diferencias de los ashkenazies.

Hoy la plaza se utiliza también como sinagoga por lo tanto puede ocurrir que se celebren fiestas religiosas como la de Succoth (fiesta de las Cabañas y de la Cosecha) en otoño: en esta ocasión los fieles rezan teniendo en la mano izquierda una rama y en la derecha hojas de palmera, arrayán y sauce trenzadas entre sí de una forma muy particular; el cedro y la trenza ("lulav") serán sacudidos en dirección de los cuatro puntos cardinales para arriba y para abajo en signo de alegría.

También ceremonias privadas tales como el Bar-Mitzvah, es decir la mayoría de edad religiosa de los varones, se celebran a menudo cerca del Muro. Al cumplir los trece años el chico se hace responsable de su propia vida espiritual, con la obligación de cumplir con los deberes religiosos y de observar el ayuno cuando sea prescrito. Durante la ceremonia el chico se ata por primera vez en la cabeza y en el brazo izquierdo los "tefilín", es decir unos pequeños estuches cúbicos de cuero que contienen trocitos de pergamino con versos sagrados, y lleva el "talit"; después de recitar varias bendiciones se llama al chico para la lectura pública de la Ley: de un estuche cilíndrico muy decorado se saca el rollo del Séfer Torah (Libro de la Ley) que contiene los cinco primeros libros de la Biblia (Pentateuco) de donde se leerá unos versículos.

Arco de Wilson. Situado a la izquierda del Muro de los Lamentos, debe su nombre al arqueólogo inglés Charles Wilson, que lo descubrió en 1865. Bajo su estructura medieval, se encuentra el arco originario de la época de Herodes, base del puente que, durante el Segundo Templo, unía la parte alta de la ciudad con el actual Haram esh-Sharif. Los últimos resultados de las excavaciones han podido establecer otra serie de diecinueve bloques de la bonita piedra escuadrada bajo el actual nivel del terreno.

Arco de Robinson. Sus restos se encuentran casi en el ángulo sur-occidental. El arco sostenía una escalera que daba acceso al Pórtico Real, en el recinto externo del Templo, en el lado ocupado ahora por la Mezquita el-Aqsa. Los cuatro nichos en la estructura de base han sido identificadas como las tiendas de los cambistas (las ofertas al Templo tenían que ser en moneda nacional). La piedra protegida por una losa de cristal, con una incisión de un paso del profeta Isaías, se remonta posiblemente a la época del emperador Julián el Apóstata.