Torá desde Jerusalem
Parashá Behar - En el Monte
Libro Vayikrá / Levítico (25:1 a 26:2)
“Diles a los hijos de Israel...”
(Vayikrá
25:2)
La parashá de esta semana comienza
diciendo: “Y habló el Eterno a Moshé en el Monte de Sinai…”, a
lo que preguntaron nuestros Sabios: ¿Por qué aclaró la Torá que este precepto
le fue dicho a Moshé en el Monte de Sinai, acaso no le fue entregado todos los
preceptos en el Monte de Sinai? A
lo que respondieron nuestros Sabios: Para enseñarnos que así como fueron
explicados todos los detalles del año sabático, “Shemitá”, con todas sus
obligaciones, asimismo fueron ordenados todos los preceptos con sus detalles en
el Monte de Sinai, de boca del Todopoderoso. ¡Este concepto es la base de toda nuestra Torá! Cada letra y letra, cada precepto y
precepto, fue dictaminado directamente por Hashem en el Monte de Sinai delante
de todo el pueblo.
La Veracidad y la autenticidad de la Torá,
se arraigan en eso, en que fue entregada
directamente delante de todo el pueblo, no por medio de intermediarios, ni para
un grupo selecto de intelectuales.
La obligación por excelencia es el estudio de la Torá; todos tenemos, no
solamente la posibilidad sino la obligación de llegar hasta el nivel de profeta
como llegó Moshé en el Monte de Sinai.
No fue Moshé un superdotado en ningún concepto, sino sólo en humildad:
“Y Moshé es muy humilde”.
“…Cuando vengas a la Tierra que Yo te entrego, descansará la tierra
“Shabat” al Eterno. Hasta la
Tierra debe cumplir con la obligación del Shabat, (no el sábado semanal, sino
el sábado de la “Semita”, cada siete años), pues el cumplimiento de las
obligaciones del Shabat, son el testimonio que reconocemos al Creador de todo
el Universo. “Pues Mía es toda la tierra...”.
“ Seis años sembrarás la tierra… y el séptimo año Shabat Shabatón será
para la tierra, Shabat para el Eterno, no sembrarás… Y será el Shabat de la tierra para que comas tú y tu siervo
y tu sierva y tu empleado y el residente en tu tierra que habitan
contigo…”. Con esta obligación nos
quiere enseñar el Creador, quién es el que en verdad alimenta a todo el
universo.
“Y si preguntas: ¿qué comeremos en el séptimo año ya que no
sembraremos la tierra y no recogeremos nuestra cosecha?, y obligaré Mi
bendición en el sexto año y hará la cosecha para tres años.
Continúa la Torá, y nos enseña, sobre las obligaciones que tenemos con
respecto a las diferentes propiedades de casas, así como las obligaciones que
tenemos con los siervos, a lo que preguntaron nuestros Sabios que relación hay
entre el año Sabático y la propiedad de casas y la tenencia de siervos, a lo
que respondieron: “Quien no tuvo confianza en la promesa Divina y no respetó
las obligaciones del año Sabático, al final tendrá que vender sus casas… hasta
que él mismo tenga que venderse como siervo para poder subsistir”.
Entre los conceptos mal entendidos en las ultimas generaciones por los
no estudiantes de la Torá, se encuentra el concepto de “siervo” de la
Torá. La imagen del esclavo de las
películas nos martilla con la pregunta: ¿cómo puede ser que la Torá permita una
injusticia social como esa, acaso no somos todos hechos por el mismo
Creador? La mera pregunta
demuestra el desconocimiento de quien se la formula, ya que el Talmud expresa:
¡Todo el que adquiere un siervo, está adquiriendo un dueño!. Las obligaciones que adquiere el dueño
con su siervo, lo convierte en su siervo.
Así dictaminó la Torá: No podrá hacerlo trabajar “befarej” a lo que
comentaron nuestros Sabios: en lo que no esta acostumbrado a hacer, cualquier
trabajo despectivo como llevar las herramientas detrás de él, pues demostraría
su situación de siervo, cualquier trabajo innecesario le está prohibido darle
para hacer. Si cargar con
herramientas detrás de mí es despectivo y lo que no esta acostumbrado a hacer
está prohibido y lo innecesario no es correcto darle que haga, ¿no pareciera
que el señor tendría que abrir una oficina de empleo para buscarle justo el
trabajo que pueda aceptar?
Las leyes de desempleo mas socialistas del siglo XXI no llegaron a
compararse con las leyes de hace 3000 años de la Torá.
Nos dictamina la Halajá, las relaciones humanas con la que me obligo
al adquirir un siervo: Comerá en la mesa del señor, así como dormirá como él…
llegando, en caso de imposibilidad, a que el siervo se convierta en el dueño de
su señor: “Y cuando salga de tu casa no saldrá vacío, sino que compartirás con
él, la bendición que te bendijo el Todopoderoso…” ¡No lo despedirás vacío!.
Solamente quien no sabe Torá puede sospechar como fuera del tiempo, a
la Torá. “Se fijó en la Torá e
hizo al mundo”. El universo con
toda su creación, fue hecho sobre la base de la Torá por lo que no puede
encontrarse en ella ninguna incoherencia con lo creado, sino, una falta de
conocimiento en el contenido de la Torá es la que nos lleva a pensar que la
Torá pudiera ser incompatible con el mundo moderno, basado en el conocimiento
de las ciencias y en los sentimientos humanos.
Shabat Shalom
Rab. Shlomó Wahnón
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