Torá desde Jerusalem
Parashá Ki Tisá - Cuentes
Libro Shemot / Éxodo (30:11 a 34:35)

“Diles a los hijos de Israel... Guardaréis mis Shabatot...” (Shemot 31:13)

Tras señalarnos la Torá sobre la prohibición de contar numéricamente al Pueblo de Israel y la obligación de que, cuando fuera necesario, el recuento se realizara mediante el uso del Mahazit Hashekel (monedas de medio Shekel), la Torá nos comenta como tras la sensación errada del retraso de Moshé de bajar del Monte de Sinai, parte del pueblo le exige a Aharón que les haga un dios que los devuelva a Egipto, a lo que Aharón les requiere: Quiten y traigan los zarcillos de oro de las orejas de vuestras mujeres y de vuestras hijas...  ¿Cómo pudo el Pueblo de Israel apartarse y recurrir a la idolatría, después de haber visto las diez plagas, la apertura del Mar Rojo, la entrega de la Torá en el Monte de Sinai, el Maná que a diario caía?  ¿Cómo pudo este pueblo harto de milagros, pedir otros dioses?  A ello responde Maimónides: Toda creencia basada en milagros, es una creencia falsa.

Dijeron Nuestros Sabios, que los milagros no fueron realizados  sino por necesidad.  Tenían que atravesar el Mar Rojo y Hashem les abrió el mar.  La creencia por hechos milagrosos tiene efectos sentimentales y como tales, son esporádicos y no duraderos.  La creencia por conocimiento es tan duradera como el conocimiento en sí, y es por eso que la Torá nos obligó a conocer, siendo el estudio de la Torá la mayor obligación: Talmud Torá Kenégued Culam, (El estudio de la Torá como el cumplimiento de todos los preceptos).

Asi como el estudio de la Torá es la fuente del conocimiento, el cumplimiento de las obligaciones concernientes al Shabat son la demostración de nuestra creencia en Él, tal como dijo el Talmud: Todo el que respeta el Shabat como el que cumple toda la Torá, y todo el que profana el Shabat como el que profana toda la Torá.

Dijeron nuestros Sabios: Todo lo que ocurre en este mundo se refleja en algo parecido en el mundo Celestial; cuando en este mundo cumplimos con lo ordenado en la Torá: Seis días será hecha la obra y el séptimo día será Shabat de descanso, en el otro mundo se reflejan nuestros hechos y se perpetúa la Alianza, como está escrito: “Y guardarán los Hijos de Israel el Shabat, para hacer el Shabat por generaciones Alianza perpetua”.  Alianza perpetua con el mundo Celestial.  ¡Qué maravilla que el humano pueda llegar a pactar con los Cielos!, así es como podemos entender el dicho de nuestros Sabios: Más cuidó el Shabat al Pueblo de Israel, que lo que cuidó el Pueblo de Israel el Shabat.

Cuando Moshé bajaba del Monte de Sinai con las dos tablas de los Mandamientos en sus manos, se encontró  con Yehoshúa, y nos comenta la Torá que al escuchar Yehoshúa la voz del pueblo en griterío, le dijo a Moshé: “Voz de guerra en el campamento”, a lo que Moshé le contesto: “No es voz de alarido de valentía, ni voz de alarido de flaqueza, voz de cantar oigo yo”.  Moshé le explica a Yehoshúa que los gritos que escucha no son expresiones de la necesidad, como el cántico del alegre o el llanto del triste, sino que es grito por gritar, sin razón ni necesidad.

Moshé sabia que no existe algo peor que el comportamiento sin causas.  El comportamiento sin causas es la razón de la idolatría.  Cuando no se buscan causas ni razones, sino que se transita a la deriva, es lo que el Rey David critica como el peor de los comportamientos: “Y donde se sientan los burlones no te sientes”.

David Hamélej bendijo a los que no escuchan los consejos de los perversos y a los que no caminan en los senderos de los errados, pero lo peor de lo peor es lo que nos dice el Rey David: el lugar de reunión de los burlones.  Ni palabras ni hechos, sólo el sencillo lugar donde se encuentran los burlones es lo peor de lo peor, ya que tanto los malvados como lo errados aún cuando están equivocados tienen sus razones, pero los burlones no tienen ni buscan razones para sus hechos, sino que pasan el tiempo por pasarlo.  Acaso, ¿el virus de los juegos electrónicos, los pasatiempos, no han hecho estragos en nosotros?

La Torá no solamente reconoce la necesidad del descanso sino que lo convirtió en un principio: ¡Seis días será hecha la obra y el séptimo día será Shabat de descanso!  Después de seis días de realizaciones no debemos olvidar la razón de la Creación, que es el reconocimiento de la Verdad y de Quién la hizo, pero el descanso por descanso sin razón ni necesidad, es la causa de la vagancia y esta la puerta del pecado.

El Shabat como la cima de la Creación, como razón de los hechos se convierte en el Sello Divino y en el pacto con el Pueblo de Israel, sepamos cuidar valorar y desarrollar tan importante valuarte, símbolo de nuestra herencia y razón de nuestro pueblo

¡Más cuidó el Shabat a nuestro Pueblo, que lo que el pueblo cuidó al Shabat!.

Shabat Shalom

Rab. Shlomó Wahnón


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