Torá desde Jerusalem
Parashá Shoftim - Jueces
Libro Devarim / Deuteronomio (16:18 a 21:9)
..."ya que el soborno enceguece los ojos de los
sabios y deteriora las palabras de los justos" (Devarim 16:19)
Una vez dos litigantes
fueron delante de un Beit Din (Tribunal Rabínico) del "Ohev
Israel", el famoso Apter Rab. Un
litigante soborno a los otros dos jueces.
Ellos trataron de convencer al Rab de que el litigante que los soborno tenía
que ganar el caso. Sin embargo, el Rab discutió
vehementemente diciendo que la Halajá
apoyaba al otro litigante.
Dándose cuenta de
que no iba a ser posible convencerlo, los dos jueces sobornados le aconsejaron
a su cliente sobornar al Rab. Pero ¿cómo? Ya que nunca él iba a aceptar un
soborno, le aconsejaron poner una gran cantidad de dinero en el bolsillo del
Rab sin que se diera cuenta.
A la mañana
siguiente, cuando el Rab se sentó para continuar la sesión,
repentinamente sintió que su resolución decrecía. Vacilo y sintió una necesidad tremenda
de estar de acuerdo con los otros jueces.
Inmediatamente pospuso
la sesión y pasó todo un día en lágrimas suplicando
a Di-s que le revelara la verdad. Varios
días pasaron hasta que el Rab descubrió el dinero en su bolsillo
y se dio cuenta que ese dinero había sido puesto ahí como
soborno. Tan grande es el poder del
soborno que aunque él no tenía
idea de que había sido sobornado, de todas maneras el soborno lo
influencio para pervertir el camino de la justicia.
Esto es lo que nos insinúa
este versículo, dijo el Rab "...y deteriora la palabra de los
justos...". Aunque una persona sea
justa aun después de que haya sido sobornada, como en este caso, de
todas maneras, un soborno tiene el poder de hacer que sus palabras se
deterioren.
(Mayana shel
Torá)
"Jueces y policías
deberás designar para ti" (Devarim 16:18)
La Torá pudo haber
escrito simplemente "Jueces y policías
deberás designar" -- aparentemente las palabras "para ti"
son superfluas. La Torá insinúa
que una persona necesita designarse a sí mismo como juez sobre sí
mismo para juzgar si sus acciones son correctas. El también necesita ser su propio
" oficial de policía" para asegurar que llevara a cabo eso que
él "juzgó” "como apropiado y para "multarse"
en caso de que su comportamiento no sea el correcto.
(Rabí Moshé
Feinstein)
"Justicia,
justicia, debes buscar" (Devarim 16:20)
Este versículo
nos enseña lo opuesto al dicho popular " El fin justifica los
medios". La Torá insiste en
que busquemos la justicia solo con justicia y no por otro medio a cualquier
costo.
(Rabí Bunim
mePschische)
"Integro habrás de ser con Hashem tu Di-s" (Devarim 18:13)
Adición es una mancha a la perfección
tanto como lo es lo incompleto.
Un cuerpo extraño arruina la
homogeneidad. Una idea extranjera mezclada en un concepto
armonioso crea disonancia y desvirtúa una unidad. Lo mismo
ocurre con la Halajá: Si uno agrega una quinta Parashá a las cuatro parashiot
de Tefilín, arruina y descalifica las cuatro primeras parashiot.
Un animal que tiene una pata extra
es considerado como si le faltara una pata y por eso no es kasher. La
Torá dice "Que no se encuentre entre ustedes uno que cause que su hijo o hija pasen
a través del fuego, uno que practique adivinación, un astrologo, uno que lee presagios,
un brujo; o un animal amuleto, uno que pregunta sobre "ov" o "idoni", o consulta
a los muertos". La conclusión a este mandamiento
es: "Integro (perfecto) habrás de ser con Hashem tu Di-s". Creencia
en Di-s requiere perfección, sin adición ni deducción. Y
necesariamente sin creencias en credos extranjeros y practicas paganas.
(Adaptado de LeTorá uMoadim - Rabí Shelomo Zobin) "...pues el soborno ciega los ojos del sabio" (Devarim 16:19) Hay muchas maneras de hacer que un
disco sea un "hit". Se
puede componer una canción especial y convertirla en un súper disco. Pero
hay un montón de discos buenos. ¿Cómo uno puede estar seguro de que cuando
alguien prende la radio, van a oír justamente el disco de uno? En 1960, hubo un caso de un famoso disc jockey
neoyorquino cuya reputación y carrera "se fueron al tacho" tras una acusación de
aceptar soborno y de aceptar dinero para pasar discos en su programa. En 1972, se llevó a cabo una
investigación denominada "Project Sound", la cual se encargó de determinar la veracidad de un supuesto
soborno por parte de una empresa de discos de gran renombre, la cual habría "pagado"
a las estaciones de radio para que pasaran sus discos. Como resultado
de dichas investigaciones, en 1975 fueron procesadas diecinueve personas. El soborno continuó acechando la
industria musical. A fines de 1976, nuevamente se investigó el mercado de la música. Y,
más recientemente, en 1986, otra vez demandas de soborno. Por
cierto que la industria de la música no es el único medio donde cunde el
soborno. Dondequiera que hay dinero y poder, hay personas
dispuestas a explotar la debilidad de los otros para su propio provecho. Pero no pienses que el soborno rige
únicamente entre los inescrupulosos. Todos nosotros
somos susceptibles de caer en él. En la Parashá de esta semana,
la Torá prohíbe aceptar sobornos. La Torá
no define el límite inferior de lo que se ha de denominar "soborno", por lo que soborno
podría ser también de unos cuantos centavos. Asimismo,
ya que la Torá nos da este precepto sin ningún tipo de calificación, se desprende que
no hay "techo" para quien puede ser el receptor del soborno. Por
eso, hasta un alma tan elevada como la de Moshé Rabenu podría, en teoría, sufrir la influencia de
un soborno. La Torá nos enseña que
hasta las personas más grandes pueden ser influenciadas por las sumas más
ínfimas. Naturalmente que hay una escala en esto: un
soborno pequeño puede afectar a una persona en forma mínima; un soborno más grande,
la va a influenciar más. Cuanto más elevada la persona,
menor es el efecto que ejercerá hasta un soborno cuantioso, y cuanto más baja la persona,
mayor será el efecto de hasta un soborno mínimo. Sin embargo, lo que surge en claro de la
afirmación de la Torá, es que resulta imposible no ser
afectado. Por lo tanto, no debemos sorprendernos cuando
la gente no quiere volverse religiosa: es como un escándalo de soborno. Y
¿cuál es el soborno? Si la Torá nos exigiera que comiéramos en los mejores
restaurantes terefot del mundo, muchísima más gente seria religiosa. La barrera
para llegar a la fe en Di-s no es lógica, sino psicológica. En nuestro subconsciente, sabemos que si
aceptamos la Torá, "nos va a costar", por ejemplo, ya no vamos a poder ir al club en
auto los sábados a la mañana. Una vez Rabí
Samson Rafael Hirsch dijo: "La creencia no es el conocimiento de que hay un Di-s, sino el
reconocimiento". Si hasta el soborno más pequeño
podría afectar hasta a Moshé, cuanto más nosotros, que estamos a años luz
del nivel de Moshé, somos susceptibles al más grande soborno de todos: de hacer exactamente
lo que queremos, cuando lo queramos. Ese es el soborno. Shabat Shalom.
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