Torá desde Jerusalem
Parashá Tazría - Concibiere
Libro Vayikrá / Levítico (12:1 a 13:59)
“Y el octavo día circuncidará...”
(Vayikrá 12:3)
Dice el Talmud en el Tratado de Shabat: Dijo Rabí Shimón Ben Gamliel:
“Toda Mitzvá que aceptaron con alegría”, como el precepto de la milá,
como está escrito: Me alegro con Tu dicho como si encontrase un gran botín, la
cumplen todavía con alegría.
Difícil de entender como el precepto más difícil de cumplir de toda la
Torá y es aceptado en su inmensa mayoría, hasta por el más alejado de los
judíos. Judíos no creyentes, generalmente
por principios y no por conocimientos, llegan a negar cualquiera veracidad y
hasta dudar de la existencia Divina, sin embargo, en el momento del nacimiento
de su hijo buscan urgente al mohel no sólo para realizar la circuncisión a su
hijo, sino que no se avergüenzan en realizarlo con una gran fiesta en la que la
gran mayoría de los participantes son “no creyentes” tan adictos como él.
Esta ilógica tan cotidiana en la vida comunitaria judía solamente nos
demuestra la veracidad de las palabras de nuestros Sabios y de la importancia
de este precepto que nos acompaña hasta nuestros días. El primer circunciso, Abraham, a la
edad de noventa anos recibió del Todopoderoso la orden de circuncidarse y lo
hizo él mismo y desde entonces hasta nuestros días.
Por el mérito de la circuncisión nos fue prometida la Tierra de
Israel, como le confirmó el Todopoderoso a Abraham: “Y afirmaré mi pacto entre
Yo y tu y tu descendencia después de ti..., y te daré a ti y tu descendencia la
Tierra que habitas, toda la tierra de Kenáan.
El Rambam, Rabí Moshé Ben Najmán “Najmánides”, dice en sus “Escritos”:
Insinúo acá la época del Mashíaj cuando la generación no tenga méritos y haya
olvidado la Torá y crezca la insolencia y el descaro, no les quedará sino el
precepto de la circuncisión. Ya el
Najmánides, a principios de la edad media, nos advierte de la situación a la
que llegará el pueblo judío pero nos asegura que la circuncisión no será
olvidada.
El comentarista en la Hagadá Bereshit, comenta sobre el párrafo en
Yermiyahu (Jeremías 33:25): Si no fuese por mi pacto, día y noche, las leyes de
la naturaleza no hubiera puesto.
Aunque no tengan méritos los hijos de Israel, los salvaré por el mérito
del Brit Milá.
Shabat Shalom
Rab. Shlomó Wahnón
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