Torá desde Jerusalem
Parashá Terumá - Ofrenda
Libro Shemot / Éxodo (25:1 a 27:19)

Reflexiones sobre la Parashá

"Las estacas permanecerán en los aros del arca; no serán quitadas de allí" (Éxodo 25:15)

La Torá es la patria portátil del pueblo judío. Durante la mayor parte de su historia, los judíos estuvieron en el exilio. Pero aunque se tratase del exilio babilónico o del exilio de Italia, el de Turquía o el del Maine, el judío siempre pudo enrollar su patria, la Torá, y llevársela consigo. No es tanto que los judíos hayan conservado la Torá, como que la Torá conservó a los judíos. Cuando todas las fronteras se les cierran, cuando nadie está dispuesto a concederles una visa, la Torá los recibe con los brazos abiertos. Las estacas del “arón” jamás debían quitarse del “arón”. Debían permanecer en su sitio en forma constante. El primer Beit HaMikdash duró 400 años. Y a lo largo de todos esos siglos, las estacas permanecieron en su sitio; la Torá estaba lista para trasladarse de un momento a otro.

Era un símbolo de que la Torá no está atada a ningún lugar. Dondequiera que vayan los judíos, tanto por voluntad como por la fuerza, enrollan su patria portátil y se la llevan consigo.

(Rabí Shimshon Rafael Hirsch)


"...De todo hombre cuyo corazón diere, tomareis Mi porción" (Éxodo 25:2)

Tenía el mismo aspecto que el otro pobre. Los ojos opacos por la falta de comida; la ropa manchada. Golpeó a la puerta de Rabí Jiya.

"¡Dame pan!"

Rabí Jiya le dio pan.

"Mi amo le dio pan a ese otro hombre. Mi amo le tuvo lástima. ¿Mi amo no me va a tener lástima a mí? Yo también soy pobre. Yo soy el ángel de la muerte".

El ángel de la muerte le mostró a Rabí Jiya una vara de fuego.

Este hecho, que registra el Talmud (Moed Katán 28a) es muy difícil de comprender. Después de todo, hay una gran diferencia entre dar un pedazo de pan y dar la vida, ¿o no?

¿Cómo es que el ángel de la muerte hizo semejante comparación?

El ángel de la muerte conocía muy bien a Rabí Jiya. El veía hasta lo más profundo de su corazón. Cuando Rabí Jiya le daba pan a un pobre, lo daba con tanta generosidad de corazón que en realidad le estaba dando un pedazo de sí mismo.

En realidad, lo que el ángel de la muerte le estaba diciendo a Rabí Jiya era: "En verdad no le diste pan a ese pobre. Eso es solamente el modo en que se lo diste. Lo que le diste fue tu alma envuelta en un pedazo de pan. "Igual que le diste a él tu alma, dámela también a mi".

Del mismo modo, toda la esencia del Mishkán que construyó el pueblo judío en el desierto debía ser un corazón y un alma generosos. Porque solamente de esa manera el metal y la madera podían transformarse en un espacio espiritual. Y únicamente de esa manera Hashem podría vivir en él.

(Rabí Jaim Shmuelevitz)


"Ellos Me harán un Santuario" (Éxodo 25:2)

Hace un par de años, un conocido periódico israelí, que no es precisamente famoso por su simpatía a la religión, publicó una tira cómica.

En la tira cómica, el hombre estaba soñando. De la cabeza le salían las típicas "burbujas". Las burbujas se hacían más y más grandes, hasta que en la escena siguiente, el hombre se veía a sí mismo "arriba", siendo interrogado por ángeles alados con sombreros negros: "Pero ¿por qué no cumpliste con el Shabat?", preguntaron. "Tú sabías que había algo llamado 'Shabat', ¿no es cierto? ¿Y qué hay respecto de la Kashrut?, ¿acaso no sabias que había algo llamado 'Kashrut'?"

En la burbuja siguiente, el hombre se despierta con transpiración fría. Luego, un primer plano de su rostro.

"¡Tal vez tengan razón!", dice.

¿Por qué no todo el mundo es religioso?

Por que la gente no piensa: "¿Y qué pasa si esos fanáticos religiosos tienen razón? Después de todo, si están equivocados, por lo menos viven una vida rica y plena, con la familia, etc., etc. ¿Y si tienen razón, y soy yo el que está equivocado? Voy a perder algo eterno. Voy a llegar al otro mundo y no tendré con qué pagar la entrada. Ni siquiera una localidad barata.

Tal vez tenga que rendir cuentas ante el Tribunal Supremo real. Me parece que más vale ser religioso, "por si las moscas". Más vale estar a salvo...".

¿Por qué la gente no piensa así?

En la Parashá de esta semana, la Torá comienza una descripción detallada del Mishkán (libremente traducido como Santuario). El volumen de dicha descripción supera prácticamente a todos los demás temas de que se ocupa la Torá. ¿Qué era el Mishkán, y por qué merece tan voluminoso relato en un Libro en el que nada es meramente descriptivo, y dónde no hay lugar para el adorno literario?

La palabra Mishkán proviene de la raíz "habitar". El Mishkán era el lugar donde "habitaba" Hashem en este mundo inferior. Pero ¿cómo un mero lugar físico puede hospedar a Aquél Cuya gloria llena el universo?

¿Cómo el Omnipresente va a tener una "casa"?

Existe una diferencia entre la existencia y la presencia. Hashem existe por igual en todas partes. No está en un lugar más de lo que está en otro, porque no hay lugar donde El no esté. Pero el Mishkán era el lugar donde era palpable la presencia de Hashem. Uno podía ver que El estaba allí. Imagínate que estás sentado frente a tu computadora.

"Tipeando", perdido en la gran novela española/sudamericana/israelí. Sin que te des cuenta, entra un león en tu habitación. Es un león muy callado y educado, y tu continúas tipeando, lo más tranquilo...

La existencia del león no se ve alterada por si sigues tipeando o si te das vuelta y te das un buen susto. Sin embargo, la presencia del león tiene mucho que ver con si te das vuelta o no. El Mishkán nos permitía ver y temerle al León. Allí, la presencia de Hashem era palpable.

En hebreo, la palabra vista tiene la misma raíz que la palabra temor: ira. ¿Cuál es la conexión entre ver y temer? La persona le teme solamente a lo que puede ver. Los conceptos intelectuales no nos asustan. La prueba más grande es que, aunque seamos religiosos y sepamos que hay un mundo venidero, y que llegará el día en el que rendiremos cuenta, si bien sabemos todas estas cosas, no las podemos ver, y verdaderamente no les tememos. El temor llega únicamente cuando se ve al León. Ir al Mishkán era como ir a la cueva del león.

(Rabí Moshe Shapiro, Rabi Mordejai Perlman Rabi Naftali Kaplan)


"Tomad para Mi una ofrenda" (Éxodo 25:2)

"Os di un buen 'trato' (lit. 'toma'), Mi Torá, no la abandoneis " (Salmos 132:8-10) La Torá es como un negocio.

Aunque esta semana te haya ido mal, no por eso cierras el negocio. Porque si lo cierras, y dejas de trabajar por completo, no harás más que hundirte más y más hasta tocar fondo.

Lo mismo con el estudio de la Torá. Aunque hay veces en que nos va mal y nos sentimos tristes, debemos continuar, más y más fuerte, con voluntad implacable. Porque si dejamos de estudiar Torá, si "cerramos el negocio", estaremos en peligro de "quiebra espiritual".

(Rabi David mi Kotzk)


"Y Me harán un Santuario, para que Yo habite entre ellos" (Éxodo 25:8)

La selección de las palabras "para que Yo habite entre ellos" no es usual, porque, más correctamente, debería haberse escrito "para que Yo habite en él”, vale decir, en el Santuario.

Pero el sentido real es que cada judío debe hacer que su corazón sea un Santuario donde habrá de habitar Hashem. "Y Me harán un Santuario, para que Yo habite entre ellos”.

(Alshij)

"Lo cubriréis de oro puro, por adentro y por afuera, y haréis sobre el una corona de oro, en derredor" (Éxodo 25:11)

El Arón ha Kodesh, el Arca Sagrada, representa al erudito de la Torá, quien debe ser de oro por adentro tanto como por afuera. Su carácter interno debe guardar coherencia con su apariencia en público.

Entonces la Torá será su corona y él será una corona para la Torá.

(Rabenu Jananel)


"Las estacas permanecerán en los aros del Arca, no serán quitados de ella" (Éxodo 25:15)

En la descripción del Arón ha Kodesh, el Arca Sagrada, la Torá nos dice que las estacas con que se transportaba el Arca no debían ser separadas del propio Arca. Esas estacas representan a los financiadores de la Torá.  Así como las estacas del Arca no pueden ser quitadas, los que financian la Torá y sus benefactores son inseparables de la Torá.  Sin embargo, el Arca nunca necesitó verdaderamente las estacas porque, no solo que, en forma  milagrosa, era capaz de cargar con su propio peso, sino que hasta levantaba a los que la "transportaban".

Cuando Rabí Eliezer Gordon, fundador de la Yeshivá de Terse, se casó, su suegro, Rabí Abraham Yitzjak Neviezer, quiso mantenerlo financieramente, para que pudiera dedicarse al estudio y convertirse en un gran erudito de la Torá.

Cuando la familia de Rabí Gordon comenzó a crecer, este se puso más y más incómodo con la sensación de que estaba siendo una carga para su suegro, y con frecuencia le pedía a Rabí Abraham que le permitiera aceptar uno de los numerosos puestos rabínicos que le ofrecían.  A pesar de las dificultades financieras, Rabí Abraham se negó a dejar que aceptara.  Insistió en que Rabí Gordon prosiguiera sus estudios.

La mujer de Rabí Abraham le preguntó a su marido cuánto tiempo pensaba mantener a su hija y su yerno.

El respondió: "Querida, ¿quién sabe quién mantiene a quién?"

Cuando por fin se le ofreció a Rabí Gordon el rabinato de Eisheshok, su suegro sintió que no podría impedir que aceptara tan importante puesto.

El día después de que la familia Gordon partiera para Eisheshok, Rabí Abraham Yitzjak falleció. Entonces quedó en claro quién había mantenido a quién.

"Que (los Hijos de Israel) tomen para Mi para porción" (Éxodo 25:1)

¡Qué casamiento! ¡Qué comida! ¡Qué flores!  ¿Viste los vestidos de las damas de honor? (¿Eran de seda real?)

"Ah, pero esto no es nada... ¡Tendrías que haber venido a la boda a la que fui la semana pasada!  ¡No sabes! ¡¡Alquilaron una nave espacial y durante la ceremonia los novios flotaban en el espacio vestidos con trajes de astronauta!!""¡Guau! ¡Debe haber sido impresionante!""La verdad que si, pero que quieres que te diga, le faltaba 'atmosfera'..."

Todos los preparativos para el casamiento tienen un solo propósito: alegrar al jatan (novio) y la kala (novia).  Pero están aquellos que se centran en los adornos y se olvidan de lo esencial; los que van solamente a comer y beber, ignorando lo principal.

Del mismo modo, este mundo no es más que un salón de fiestas lleno de comida y de flores y de músicos.  Y todo con un solo propósito: unir a los novios, que el alma del hombre se case con el Creador.  Pero están los que van por la vida como invitados a un casamiento, saboreando una pata de pollo por aquí y un egg-roll por allí, olvidándose de lo principal.

"Que (los Hijos de Israel) tomen para Mi para porción".

Que dejen a un lado lo superficial y lo superfluo y se conecten constantemente con la esencia.  Que se casen todo el tiempo con la Presencia Divina.

(Deguel Majane Efraim)


"Y Me harán un Santuario, y Yo habitaré en medio de ellos" (Éxodo 25:8)

El todo y las partes mantienen una relación simbiótica.  Ambos deben y tomar el uno del otro. Sin los miembros no puede haber cuerpo.  Los miembros conforman el cuerpo.  Pero cuando todos los miembros están conectados y la vida fluye dentro de ellos, el cuerpo en si adopta una existencia que es más grande que la suma de sus partes.  Y entonces les devuelve a los miembros el poder de vida.

Lo mismo ocurre con la Torá y las mitzvot.  La Torá es el cuerpo que comprende los miembros, que son la mitzvot.

Sin la Torá, las mitzvot carecen de valor, porque si la Torá no nos enseñara, no tendríamos idea de cómo se hacen las mitzvot.  Pero, por el otro lado, sin mitzvot la Torá en sí pierde valor, porque sin la acción, toda la grandeza del estudio de la Torá desaparece.

"Y Me harán un Santuario, y Yo habitaré en medio de ellos".  A veces, la Torá menciona la construcción del Mishkán antes de mencionar a sus vasijas e implementos, y a veces, al revés.  Es para enseñarnos que la Torá y las mitzvot conforman un conjunto indivisible.  El flujo de influencia es en ambos sentidos.  Uno no puede funcionar sin el otro.

(Le Torá u Le Moadim)

Shabat Shalom.


www.mesilot.org             yeshiva@mesilot.org