Torá desde Jerusalem
Parashá Tetzavé - Ordenarás
Libro Shemot / Éxodo (27:20 a 30:10)
Comentario
sobre la Parashá
“Harás vestiduras... para Gloria y Esplendor...”
(Shemot 28:2)
En una generación donde los jóvenes raspan los vaqueros
para que se vean viejos y rotos, es difícil entender el precepto de hacer
vestimentas para Gloria y Esplendor.
La haftará de la parashá Jayé Sará
comienza diciendo: "Y el Rey David anciano avanzado en años,
le cubrían con vestimentas y no se calentaba" y sobre el particular
preguntan nuestros Sabios, ¿cómo puede ser que no se calentaba?,
a lo que responden: "David fué castigado, midá kenegued midá"
(con la misma medida que él se relacionó). En la misma medida que el no
respetó la vestimenta del Rey Shaúl.
Cuando David se escapaba de la condena del Rey Shaúl, se
escondió en una cueva, donde más tarde entraría el propio Rey Shaúl para
realizar sus necesidades. David tuvo la oportunidad de vengarse del Rey
Shaúl, pero se retractó pensando: ¿Cómo levantaré mi mano al ungido
de Hashem?
Mismo así, quiso David tener un recuerdo del momento
y le corto un pedazo de la esquina del manto del Rey Shaúl. Por
un hecho tan insignicativo, ya que nadie de la compañía
del Rey Shaúl se dio cuenta del hecho, fue castigado el Rey David
años más tarde, con el hecho que sus vestimentas no cumplieran
con su finalidad de dar calor a quien las usa.
"Harás vestiduras
para Gloria y Esplendor".
Mismo los objetos fueron creados con función y objetivo, y en una generación
como la nuestra en la que todo se ha convertido en desechable es difícil
hablar de valores, respeto, aprecio
Los sacerdotes "Cohanim" en su servicio en el
Templo están obligados a vestir cinco vestimentas y el Sumo Sacerdote
"Cohen Gadol" ocho, ninguna vestimenta usada fuera del Templo
podía ser usada dentro, y así como ninguna vestimenta usada dentro del
mismo, podía ser usada fuera. Cada objeto tenía un uso específico, un
lugar y un tiempo.
Ocho vestimentas usaba el Sumo Sacerdote: Hoshen,
pectoral donde se encontraban incrustadas las doces piedras, también
llamadas "Urim be Tumim" por medio de las cuales el Sumo Sacerdote
consultaba el deseo Divino; Efod, vestimenta a manera de media
falda que sostenía el Hoshen por medio de dos correas, sobre las
cuales iban incrustadas dos piedras con los nombres de todas las tribus;
Meil, manto; Ketonet, túnica de encaje; Misnefet,
sombrero a manera de cofia; Abnet, faja; Chis, diadema frontal
y Mijneshet Bad, pantalones. Mismo el Sacerdote en su servicio
usaba cinco de las vestimentas recordadas, cuando hasta los hilos usados
en la elaboración de las telas eran compuestos y hechos con intención
y pensamiento. Todo era estrictamente obligatorio y necesario hasta para
el servicio más sencillo realizado en el Santuario. ¡Qué
seriedad e importancia tenían que sentir los sacerdotes en su trabajo!.
Dijeron nuestros Sabios : "Desde la destrucción del
Templo, nos quedaron los rezos en reemplazo de los sacrificios".
¿No deberíamos sentir la misma seriedad e importancia en nuestros
hechos, así como los sacerdotes sobre el Altar? Podríamos esperar que
nuestras vestimentas "made in China" sean fabricadas con la
misma intención que tuvieron Betzalel y todos los Sabios en la confección
de las vestimentas.
Latas desechables, botellas descartables, platos, vasos,
cubiertos... dentro de poco camisas de un sólo uso...; tal vez esa es
una de las muchas razones que hasta las relaciones más verdaderas como
las de padres-hijos, marido-mujer... van perdiendo su valor. No estamos
pidiendo volver a la plancha de carbón ni al transporte en burros, pero
sí volver a nuestros hogares, a dar valor a lo propio, a lo existente
y no vivir esperando lo nuevo, lo desconocido.
Shabat Shalom.
Rab Shlomó Wahnón
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