Torá desde Jerusalem
Parashá Vayéshev - Y residió
Libro Bereshit / Génesis (37:1 a 40:23)

Enfoques sobre la Parashá

"Y he aquí que vuestras gavillas la circundaban y se prosternaban ante mi gavilla... Y he aquí que el sol, la luna y once estrellas se prosternaban ante mí" (Génesis 37:7-9)

En el primer sueño de Yosef, todos las gavillas de trigo - representan a los hermanos de Yosef - prosternados ante su gavilla, pero no ante él.

Pero en el segundo sueño, el sol, la luna y las estrellas, representan a toda su familia, prosternándose ante Yosef. Cuando un hombre junta poder físico y riquezas, ellos no se convierten en parte de su esencia, haciéndolo más grande de lo que era, sino que hacen a su gavilla mas grande, requiriendo a las personas con gavillas más pequeñas respeto por la de él, pero no por él.  El primer sueño predice el respeto que los hermanos de Yosef estarán forzados a tenerle como virrey de Egipto – el estatus externo de riqueza y poder.  Pero el segundo sueño sobre el sol, la luna y las estrellas representan los alcances espirituales de Yosef, que serán reconocidos por toda su familia.  Alcances espirituales se convierten en parte del propio ser de una persona - no son simplemente gavillas, y ornamentos.

(Bet HaLevi)

"Ve ahora y mira como están tus hermanos" (Génesis 37:14)

Después que Yosef llevo noticias negativas sobre sus hermanos a su padre, Yaacob mando a Yosef a "ver como estaban sus hermanos" - para que trate de centrarse en sus virtudes y no en sus defectos.  Rebe Elimélej de Lizenzk era muy conocido por el gran amor que tenia por el Pueblo Judío.  En sus rezos el pedía a Di-s `que veamos unos en los otros las virtudes y no los defectos'.

(HaRebe m'Peshishe)

"Ocurrió un cierto día, el vino a la casa a hacer su trabajo" (Génesis 39:11)

Después de derrotar la resistencia de Yosef a sus proposiciones, la esposa de Potifar pudo dominar a Yosef y "él entró a la casa a hacer su trabajo", significando que él consintió a sus pedidos.  Repentinamente, una visión de su padre Yaacob apareció en la ventana, diciendo a Yosef que si él se queda con ella, perdería su estatus espiritual como pilar de la construcción del Pueblo Judío.

¿Por qué no fue suficiente para Yosef escuchar la voz de su padre solamente y su advertencia?  ¿Por qué necesitaba tener una representación visual también?  Nuestros Sabios nos enseñan que escuchar no puede ser comparado con el poder de ver.  A través de las épocas, cuando el Pueblo Judío ha sido tentado por las tentaciones de las naciones gentiles, en ese momento de la verdad, cuando un Judío esta a punto de abandonar su patrimonio, muy frecuentemente la visión de su padre o abuelo -vistiendo talit y tefilín o haciendo Kidush en el aura de las velas de Shabat - viene y lo rescata.

Una imagen vale miles de palabras...

(Basado en el Talmud Sotá 36)

"Y Yaacob se sentó..." (Génesis 37-1)

Érase una vez, una mujer de edad, sentada tranquilamente en el café del teatro después de que el primer acto ya habia empezado. El camarero le pregunto, con curiosidad, por qué no se habia ido a su asiento.  La mujer le contestó; "Oh no, hay demasiada gente ahí dentro. Cuando todos se marchen a casa yo podré sentarme donde quiera”.

Tenemos la tendencia de pensar que la vida es un largo y cálido día de verano, sin nubes y todo parece perfecto. Y cuando empieza a llover en nuestras vidas... como generalmente pasa...  Bien, pues es algo que tenemos que aguantar hasta que pase. Aguantamos los malos tragos, pensando que son un entreacto penoso, y que cuando acabe volveremos al "verdadero propósito de nuestra vida".

La verdad es al contrario, esa lluvia y tormenta es la vida, y también nuestro esfuerzo para triunfar sobre ellos. Así nos elevamos espiritualmente. Los días de sol, están ahí para darnos fuerza para enfrentarnos a los desafíos de la vida Yaacob Avinu quería vivir en paz y tranquilidad.  Pero Hashem dijo: "No es bastante que los Tzadikim tengan la recompensa en el Mundo Venidero? ¿También la quieren en este mundo?"  Yaacob quería serenidad, no para pasar el tiempo, sino para poder dedicarse de lleno a sus quehaceres espirituales. Sin embargo, para Yaacob, no fue considerado correcto el pedir serenidad.  Porque en la vida, El Acto, es lo importante no el Entreacto.

(Basado en R'Yerujam Lebovitz zt"l)

"Estas son las generaciones de Yaacob, Yosef..."  (Génesis 37-2)

La Parashá de esta semana es como un libreto de película que narra la historia futura del Pueblo Judío.  Yosef (el Pueblo Judío), el hijo favorito de su Padre (Hashem), se ve obligado a dejar a su padre y a su país (el exilio).  Es enviado a otro país, controlado por una nación decadente, que intenta, por todos los métodos posibles, destruirlo.  Sin embargo, sucede lo contrario, Yosef se convierte en el proveedor, que mantiene a todas las Naciones en tiempos de hambre, y finalmente sus hermanos acaban por venir y postrarse ante él. Por haberle causado tanto daño.  Así será en el futuro, serán precisamente todas las aflicciones por las que ha pasado el Pueblo Judío, las que lo llevaran a su ascenso.

(Basado en el Jafetz Jaim zt"l)

"Y le echaron (a Yosef) a un pozo, y el pozo estaba vacío... sin agua" (Génesis 37-24)

"El pozo estaba vacío de agua, pero lleno de serpientes y escorpiones" (Rashi)

La Torá se compara al agua. Donde no hay Torá, las serpientes y escorpiones, o sea, el impulso del mal, reina sin impedimentos, porque la Torá es la única defensa que tenemos contra nuestros malos impulsos.

(Adaptado de Avnei Ezel en Mayana shel Torah)

"E Israel amaba a Yosef más que a todos sus hijos..." (Génesis 37:3)

Habia una vez un judío que naufrago y fue a parar a una isla desierta.  Después de muchos años, un barco que pasaba por el lugar finalmente lo rescató.  Antes de irse de la isla, insistió en mostrarles a sus salvadores las tres sinagogas que habia construido.

"¿Tres sinagogas? preguntó el capitán del barco. "¿Para qué un náufrago en una isla desierta necesita tres sinagogas?

El judío respondió: "En esta rezo Shajarit, el rezo matutino.  Y en esta rezo Minjá, el rezo de la tarde. Y en esta, ¡no me iban a ver ni muerto!"

En el comienzo del tiempo, los seis días de la Creación eran como nómadas viajando cada uno en una dirección diferente.  Cada uno iba separado de los demás.  Apartados y divididos. Solitarios. Como las partes de un cuerpo flotando, desunidas y dispares.

Con el arribo del primer Shabat, todas las partes de la Creación se unificaron. El Shabat les insuflo un alma a cada uno de ellos.  A partir de entonces, todas las partes de la Creación percibieron el poder de la fuerza que las unificaba. Lo mismo ocurría con las Tribus de Israel. Cada hermano se consideraba a sí mismo como un ente por separado, una unidad completa en sí mismo.

No hay dos personas que piensen exactamente igual. ¡Y mucho menos dos judíos!  Sin embargo, no es por falta de intelecto.  Al contrario: la disparidad es el sello distintivo del intelecto. Ni siquiera nuestro peor enemigo nos acusó de ser un pueblo tonto. Cosmopolitas desarraigados, si.

Comunistas, capitalistas, bohemios, conservadores. Cualquier cosa, menos tontos.

La división de las tribus fue un espejo de la singularidad del pueblo judío y de su individualidad.

Yosef fue el Shabat de las tribus.

El simbolizó el poder de unir a todo el pueblo judío, igual que el Shabat une a todos los días de la semana.

No obstante, cuando los hermanos empezaron a odiarlo, el ya no tuvo el poder de unificarlos. Se ahondo su desacuerdo, hasta que finalmente vendieron a Yosef como esclavo, momento en el que decidieron que cada uno debía seguir su propio camino.

Pues cuanto más se identifica la persona con el grupo, más fuerte es el grupo, y cuanto menos se identifica, más débil es, hasta que finalmente debe desintegrarse.  Por eso, con la venta de Yosef, el poder de unidad fue exiliado a Egipto y las tribus, necesariamente, se dividieron las unas de las otras.

(Adaptado de Shem Mi Shmuel)

Shabat Shalom


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