Torá desde Jerusalem
Parashá Vayéshev - Y residió
Libro Bereshit / Génesis (37:1 a 40:23)
Reflexiones sobre la Parashá
"Yosef respondió (al panadero): `Dentro de tres días, el Faraón
te elevará la cabeza, y te colgará de un árbol, y las aves se comerán tu
carne'" (Génesis 40:19)
¿Qué fue lo que vio Yosef en el sueño del panadero que le hizo llegar
a la conclusión de que colgarían al panadero?
Habia una vez una exhibición de arte computarizado, al aire libre, con
el lema "Ultrarrealismo". Habia cuadros tan pero tan vívidos que casi
daba miedo. Pero había un cuadro en especial, de un artista de renombre, que sobresalía
entre todos.
En el cuadro había un hombre sosteniendo un cesto con frutas. Tal era
la verosimilitud de ese cuadro, que los pájaros del parque bajaron a comerse la
fruta. El artista se puso furioso, y exigió
que le colocaran un protector de vidrio a su obra maestra.
Un periódico comentó el hecho, y uno de los cerebros del departamento
de circulación propuso que el periódico organizara un concurso, ofreciendo un
premio sustancioso a la persona que pudiera encontrarle una falla al
"realismo" del cuadro.
Una señora de la ciudad de Leeds escribió una carta al periódico:
"Hay que reconocer que la fruta del cuadro es de un realismo increíble,
pero el hombre que sostiene el cesto no fue tan agraciado. Es indudable que le
falta el hálito de vida. Porque si no, los pájaros no hubieran bajado a atacar
la fruta. ¡Le hubieran tenido miedo al hombre!"
Unos días más tarde, la señora se puso muy contenta cuando recibió un
sustancioso cheque en el correo.
Cuando el panadero le describió a Yosef que en su sueño los pájaros descendían
y se comían el pan de los cestos que llevaba en la cabeza, Yosef se dio cuenta
de que los pájaros no se acercan a un hombre vivo para buscar comida. Y fue así
que dedujo que el hombre que tenía los cestos en la cabeza estaba... muerto.
(Rabí Meir Shapiro en Maiana shel Torá)
"...y Yosef traía malos informes de ellos (sus hermanos) a su
padre" (Génesis 37:2)
¿Cómo es
posible que Yosef haTzadik hubiera hablado lashon hara (liter. "mala
lengua") de sus hermanos?
Cuando un padre mira a sus hijos y comenta que uno de ellos es un niño
ejemplar, eso necesariamente hace que los demás hijos se amolden a ese modelo.
Y cuando no estén a la altura del modelo, se los considerará deficientes.
"¡Por qué no te comportas como tu hermano!"
No es que Yosef hablara mal de sus hermanos, sino que su propia
excelencia era como una silenciosa acusación contra ellos. Porque por más
rectos que fueran sus hermanos, en términos comparativos no se encontraban al
nivel de Yosef.
Y las comparaciones siempre hacen que los menores parezcan ineptos.
Al lado del Everest, hasta el Aconcagua queda chico...
Pero entonces, si Yosef no los acusó realmente, ¿por qué fue
castigado?
Cuanto más tzadik es la persona, mayor es su
obligación de ocultarlo... incluso a su padre.
(Admor Rabí Menajem mi Anshinov, en Iturei Tora)
"Yosef, a la edad de diecisiete... pero era un joven" (Génesis 37:2)
¿Te diste cuenta de que cuanto más viejo te pones, más rápido pasan
las cosas? Parecería que los cumpleaños
llegan cada nueve meses. Cada año que pasa, Pésaj se
acerca más a Sucot. Parece como si nuestra
percepción del tiempo fuera proporcional a nuestros años.
Cuando uno es joven, un día dura una eternidad, y una semana esta más allá
de todo cálculo. Es muy difícil decirles
a los niños que tengan paciencia, porque para ellos el tiempo posee una
realidad absolutamente diferente. Cuántas
veces les compramos un regalo y les decimos: "¡Espera a abrirlo en
casa!". Al llegar a casa, vemos el papel del envoltorio hecho una pelota
en el asiento trasero del coche.
Rashi comenta acerca del versículo citado que ser "un joven"
significa que Yosef "se arreglaba el pelo". ¿Acaso es posible que Yosef hiciera algo tan
vano? Tal vez Rashi esté apuntando a un
concepto más profundo...
El rey tiene la obligación de cortarse el pelo todos los días, para
mantener la dignidad de su rango. Yosef sabía,
a través de la profecía, que un día sería rey, y en la impaciencia de la
juventud, no podía aguardar a que la profecía se materializara, por lo que
"se arreglaba el pelo", tratando, por así decirlo, de acercar el
momento del reinado, haciendo lo que suele hacer el rey. Irónicamente, cuando se transforma en rey de
Egipto, no es el el que se corta el pelo, sino que se lo cortan otros.
Por más que tratemos de forzar los eventos en nuestra impetuosidad,
cada cosa tiene su tiempo y su lugar, y su estación bajo el Cielo.
(Rabí Shimon Shwab)
"Yosef le dijo al Jefe de Coperos: 'Si tan solo pensaras en mi...
y me hicieras una bondad, te ruego, y me menciones al Faraón, entonces me sacarías
de este edificio" (Génesis 40:14)
Cada Rosh Hashaná todos los que han llegado a
este mundo desfilan ante el Rey de Reyes como ovejas. De a uno por vez, todos somos juzgados. Y todo el año que sigue se decide en ese
instante. Pero si todo se decide en Rosh Hashaná y se sella en Yom
Kipur, ¿para qué me tomo la molestia de ir a trabajar? Si todo ya está decidido, ¿por qué no me quedo
en la cama y como todo el día chocolate, y dejo que el cheque me llegue por
correo?
Si bien todas nuestras necesidades son satisfechas en forma milagrosa,
Hashem nos exige que hagamos un esfuerzo, que hagamos hishtadlut. La razón
esencial es para que podamos cubrir el milagro de la provisión que nos
proporciona Hashem. Al hacer un esfuerzo, hacemos que parezca como sí nuestro
sustento fuera producto de las fuerzas naturales. Pero no debemos pensar que este esfuerzo tiene
alguna conexión con los resultados que da la impresión de causar. Si llego al
trabajo más temprano y las ventas muestran un pequeño aumento, no debo pensar
que el hecho de haber madrugado fue la causa de dicha ganancia, sino que en
cada momento, me mandan todo desde el cielo.
Pero ¿cuánto esfuerzo entra en la categoría de hishtadlut
y cuánto tiene que ver con mi falta de fe?
Yosef le pidió al Jefe de Coperos, dos veces, que intercediera por él
ante el Faraón. Por culpa de su falta de
confianza en Hashem, al pedirle dos veces al Jefe de Coperos, Yosef permaneció
encarcelado dos años más.
Rabí Jaim Brisker le preguntó una vez a Rabí Shimon
Shkop cuánto hubiera permanecido en la cárcel Yosef si
solamente le hubiera pedido una sola vez al Jefe de Coperos que intercediera
por él. Rabí Shimon respondió que si
Yosef hubiera pedido una sola vez, habría pasado un solo año en la cárcel.
Rabí Jaim no estuvo de acuerdo. "No hubiera tenido que estar en
la cárcel para nada. Al tratar de asegurar su liberación pidiendo una sola vez,
se considera su hishtadlut, el esfuerzo humano que Hashem espera de todos nosotros.
Pero al pedir dos veces demostró una falta de confianza en Hashem. Por eso, o
dos años, o nada.
(Admor Rabí Menajem Mi Amshinov en Iturei Torá)
"Un hombre lo descubrió y he aquí que andaba por el campo; el
hombre le preguntó, diciendo: "¿Qué es lo que buscas?" Y él dijo: "A mis hermanos busco; dime,
por favor, donde están pastando". El
hombre dijo: "Han partido de aquí, pues oí que decían 'Vayamos a
Dotan'". Entonces Yosef fue tras sus
hermanos y los halló en Dotan (Génesis 37:15-17)
A veces la vida nos parece repleta de acontecimientos triviales. Vamos al almacén, compramos un paquete de
cereales, nos paramos en la cola para pagar la cuenta, alguien nos pregunta dónde
queda la parada del autobús. Pocas son
las veces en que tenemos la sensación de que nos conectamos con acontecimientos
de importancia.
En la parashá de esta semana, Yaakov envía a
Yosef a que averigüe como están sus hermanos. Le pregunta a un hombre donde están. El hombre le dice que se fueron a Dotan. Yosef
va a Dotan y los encuentra.
¿Para qué la Torá incluye este interludio? ¿Para qué hace falta que
sepamos que Yosef fue a Shejem, que no encontró a sus hermanos, y que entonces
un extraño anónimo le indica donde están? ¿Por qué la Tora no dice simplemente:
"Finalmente Yosef encontró a sus hermanos"?
A la mañana bendecimos a Di-s "Quien prepara los pasos del
hombre". Desde nuestra perspectiva, hay muchos acontecimientos en la vida
que no parecen tener ningún propósito. Pero si solo tuviésemos ojos para ver,
nos daríamos cuenta de cómo hasta el hecho más trivial forma parte de un inmenso
rompecabezas cósmico. Si ese hombre no
le hubiera indicado a Yosef que debía dirigirse a Dotan, tal vez Yosef no habría
encontrado a sus hermanos, y ellos no lo habrían vendido como esclavo. Y, entonces, Yosef no habría llegado al poder
en Egipto; no habría interpretado los sueños del Faraón. El Faraón no habría preparado almacenes en los
años de abundancia. No habría motivo
para que Yaakov enviara a los hermanos a Egipto, porque el hambre en Egipto habría
sido tan terrible como en el resto del mundo. No habría habido encuentro entre Yosef, el
gran soberano de Egipto, y sus hermanos; no habría habido la emotiva reunión de
padre e hijo. El Pueblo Judío no habría
ido a Egipto. No habría habido esclavitud.
Ni Éxodo. Ni matzot. Ni séder de Pésaj. Ni afikoman. Ni división del mar. Ni entrega de la Torá en el Sinai. Todo el futuro del Pueblo Judío dependía de
que un extraño le dijera a Yosef que sus hermanos habían salido de la ciudad y habían
ido a Dotan.
La próxima vez que alguien te pregunte donde queda la parada del autobús,
recuerda... estas haciendo historia.
(Rabí Reuven Subar)
"Sus hermanos vieron que era a él que su padre amaba más... y lo
odiaron" (Génesis 37:4)
Uno de los aspectos más placenteros de las antiguas películas de
cowboys es que uno siempre puede distinguir a los buenos de los malos. Como bien sabe cualquier alumno de 1er grado,
los buenos llevan sombrero blanco, y los malos, sombrero negro. Esta es una ley inmutable en el mundo de las películas
de cowboys, no menos que el agua fluyendo siempre hacia abajo, o el sol saliendo
siempre hacia el este.
La vida, sin embargo, suele ser más extraña que la ficción, y es
siempre mucho más compleja. En la vida,
no siempre es fácil distinguir cuáles son los buenos y cuáles, los malos. Hace cerca de doscientos años, la gran Yeshivá de Volozhin se vio
envuelta en una discusión entre dos gigantes de la Torá: el Netziv y el Beit
HaLevi. El Shabat a la mañana de
Parashat Vayeshev, el Maguid de Vilna se dirigió a la Yeshivá. El Maguid señaló que desde el comienzo de la Torá
hasta la parashá de esta semana, el bien y el mal están
claramente definidos, como blanco y negro. Adam y Java son buenos, la serpiente es mala. Hevel es bueno, Cain
es malo. Sará
es buena, Hagar es mala. Yitzjak es bueno, Ishmael es malo, etc. Sin embargo, en la parashá
de esta semana, por primera vez en la narración de la Torá, no es tan fácil
discernir quién es bueno y quién es malo.
Por un lado, Yosef se comporta en forma inmadura, arreglándose el
cabello y los ojos para lucir más atractivo. Se separa de los hijos de Leá, prefiriendo
asociarse con los hijos de Bilá y Zilpá,
las criadas. Yosef "informa" a
su padre con respecto a sus hermanos. Los
juzga con dureza, sin otorgarles el beneficio de la duda. En cierto sentido, se les podría perdonar
a los hermanos por pensar que Yosef era
malvado. Porque en las dos generaciones
anteriores, habia habido un hijo que se habia transformado en un malvado (Ishmael
y Esav), por lo que pensaron que uno de ellos también podría convertirse en un
malvado.
Cuando Yosef empezó a narrarles sus sueños, ellos, comprensiblemente,
pensaron que Yosef estaba preparando el escenario para arrebatar el manto del
poder. Lo juzgaron y lo sentenciaron a muerte.
Pero, por otro lado, los hermanos no
actuaron por puro altruismo. Ellos le tenían celos a Yosef. Él era el favorito de su padre Yaakov. Y sentían envidia a causa del manto de colores
que Yaakov le había dado a Yosef.
Hay veces en la vida en que no está claro quién es el bueno y quién es
el malo. Hay veces en que los buenos son
los que llevan sombrero negro.
(Rabí Berel Wein)
"Y Yaakov se estableció (vayeshev) en la tierra de la residencia
de su padre (megurei aviv)" (Génesis 37:1)
No es lo mismo alquilar un departamento que comprarlo. Cuando uno compra, uno se pone a pensar en
remodelarlo, muchas veces incurriendo en grandes gastos; compra alfombras y
muebles de la mejor calidad; invierte en una cocina bien moderna con mármol
negro, etc., etc. Pero cuando uno alquila,
uno se arregla con un poco de pintura nueva y nada más.
Cuando uno compra, uno se establece. Cuando alquila, simplemente reside. Si se te ocurrió hacer dinero escribiendo un diccionario
de sinónimos de la Lengua Sagrada, te recomendaría que no abandones tu actual empleo.
En hebreo no existen los sinónimos. Si te fijas en un diccionario de inglés,
probablemente encontrarás 'establecerse' y 'residir' como sinónimos. Pero en
hebreo cada palabra tiene un significado singular y especifico. La parashá de esta
semana se llama "vayeshev", "y se estableció". El verbo lishev connota permanencia;
"lagur", residir, denota una residencia temporaria. "Y Yaakov se estableció (vayeshev) en la
tierra de la residencia de su padre (megurei aviv)".
Yaakov se estableció en el sitio en el que su padre meramente había
residido. Yitzjak se dio cuenta, como
ninguna otra persona, de que este mundo no es más que un simple corredor, y que
estamos todos de paso camino al palacio del Rey. Eso no significa que a Yaakov le haya interesado
excesivamente este mundo, sino que su falta de conexión con este mundo no podía
compararse a la de su padre. Yaakov quería
establecerse tranquilamente en el lugar en el que su padre Yitzjak habia sido
un mero residente. Y como resultado de
eso, Yaakov fue sometido a la tremenda pérdida de Yosef, su hijo predilecto.
Yosef inicio su carrera como un soñador en gran escala: primero vio el
sol y la luna y las estrellas que se inclinaban ante él. Después su carrera se vio reducida, cuando le
interpretó los sueños al jefe de coperos del Faraón, quien se olvidó de Yosef
no bien fue liberado de la cárcel.
Igual que en Egipto, así fue siempre con la historia de los judíos en
el exilio. Los tataranietos de Israel sueñan
con grandezas, tanto sea en Rusia, Alemania o América. Queremos cambiar el mundo. Nos adherimos a todos los "-ismos"
que aparecen.
Díganme cualquier movimiento idealista de los últimos doscientos años,
y les mostraré un judío, si no varios, que estuvieron detrás del telón, o adelante. ¿Cómo es que nosotros, los judíos, nos permitimos
tener estos sueños? Porque nos empezamos
a sentir cómodos en nuestra lugares de residencia. Sentimos que nos hemos
establecido, no que estamos de paso.
Fíjense en cada uno de estos movimientos, desde la revolución
bolchevique en Rusia hasta el Movimiento de los Derechos Civiles de la década
del sesenta en los EE. UU. Desde los hippies
hasta los yuppies. Todos tienen algo en común:
el "jefe de los coperos" se olvida de nosotros. El movimiento sufre de una amnesia total y
absoluta en cuanto a la persona que inició todo el movimiento. Y después ese mismo movimiento se da vuelta y
acusa a los judíos de ser el mismo enemigo que están tratando de erradicar.
El judío reza tres veces al día. Probablemente, la plegaria más difícil sea Minjá, el rezo de la tarde. A la mañana, el día acaba de comenzar. Antes de que el mundo se llene de ruido y bullicio,
tenemos espacio en la mente para contemplar lo Eterno y lo Permanente. De noche, el mundo se aquieta y podemos hacer un
alto y hablarle a Di-s en paz y con tranquilidad. Pero en medio de la tarde, cuando
estamos sumergidos en los asuntos mundanales, hace falta una enorme fuerza de voluntad
para salir por un rato de este mundo y dirigirnos a Di-s. Tal vez ese sea uno
de los motivos por el cual iniciamos el servicio de Minjá,
el servicio instituido por Yitzjak, con las palabras "Afortunados son los
que se establecen en Tu Casa". Feliz
de aquel que sabe que su residencia permanente es la casa de Di-s, en el mundo
espiritual, y que este mundo no es más que un departamento alquilado.
(Kli Yakar, Rabí Shlomo Yosef Zevin)
Shabat Shalom
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