Torá desde Jerusalem
Parashá Vayikrá - Y llamó
Libro Vayikrá / Levítico (1:1 a 5:26)
Enfoques sobre la Parashá
"Cuando un hombre entre ustedes traiga una
ofrenda" (Vayikrá 1:2)
La raíz de la palabra `traer una ofrenda' en Hebreo es la misma que la
palabra `cercanía'. Cerca y lejos
son distancias no necesariamente medidas en metros o millas. Las personas pueden estar muy cerca aún
cuando están en dos lugares del mundo diferentes, y pueden estar muy distantes
aún si se sientan juntas en un autobús o si viven en la misma casa. La espiritualidad del Bet HaMikdash
creó una cercanía palpable que cada persona sentía al traer las ofrendas. El reino físico está dividido en 4
partes: Mineral, Orgánico, Animal
y el Hombre. El mundo Mineral esta
desprovisto de vida, crecimiento y movimiento; el mundo Orgánico es el que
crece y está activo; el mundo Animal -de instinto y conocimiento. El Hombre es el `locutor' - es el poder
del intelecto y la razón. El
propósito de los Korbanot (ofrendas) es acercar a todas estas partes de la
Creación y elevarlas. Cuando un
animal era ofrecido -acercado– esto acercaba a toda la vida animal en el mundo.
Similarmente, la ofrenda de los menajot y los nesajim -la ofrenda de
harina y libaciones de vino- acercaban toda vida orgánica. Y con cada ofrenda tenía que haber sal
-la representación del mundo Mineral- que elevaba y acercaba a la vida
inorgánica. En el versículo
nombrado, la expresión "un hombre entre ustedes traerá una ofrenda"
puede significar también "un hombre traerá una ofrenda de sí mismo". El hombre mismo se ofrece, acercándose,
poniendo su alma en su ofrenda.
Hoy que no tenemos la cercanía con Di-s que el Bet HaMikdash nos daba,
tenemos un sustituto, el rezo.
Cuando desbordamos nuestro corazón en el rezo, cuando nos ofrecemos a
Di-s, acercamos al mundo y a nosotros mismos a nuestro Padre en los Cielos.
(Rabí Shelomo Yosef Zevin)
"Vayikrá..." (Vayikrá 1:1)
La primera palabra del Libro de Vayikrá-Levítico es
"Vayikrá" (Y Él llamo).
Está escrito en la Torá con una alef pequeña. La Alef es la letra que representa la voluntad, el ego. Es la primera letra de la palabra
"Anoji" (yo). Cuando una
persona se ve a sí misma muy pequeña, como la alef pequeña, da lugar a que la
Presencia Divina more en ella.
Moshé Rabenu fue el hombre más humilde; solo él, como ningún otro hombre
ni antes ni después, vio que hay una sola Alef en toda la Creación - Hashem
(Di-s). Moshé hizo que su ego -su
Alef- sea tan pequeño, que fue merecedor de ser el portador de la Torá.
(Rabi Bunim de Peshisja)
"Vayikrá..." (Vayikrá 1:1)
La palabra "Vayikrá" implica que Di-s llamó a Moshé con
afecto, asi como los ángeles se llaman unos a otros. Di-s lo llamó y Moshé fue. Pero cuando Bilam, el profeta midianita, quiso maldecir al
Pueblo Judío, la Torá dice que Di-s fue a él. Si Moshé fue hacia Di-s, seguro que Bilam tenía que haber
ido hacia Di-s. Cuando recibimos
un invitado importante, se lo invita al salón principal, pero cuando el
basurero se acerca a la puerta, salimos hacia él para que la casa no se
impregne de olor.
La
primera palabra del Libro Vayikrá / Levítico es Vayikrá (Y llamó...). En la Torá, esta palabra aparece escrita
con una Alef pequeña. La Alef es la letra que simboliza la voluntad, el ego. Es
la primera letra de la palabra hebrea que significa "yo": aní. Cuando el individuo se empequeñece a sí
mismo, como la alef pequeña, crea un lugar para que la Presencia Divina repose
en él. No tiene la cabeza hinchada
con ilusiones de grandeza. Moshé
Rabenu fue el más humilde de todos los hombres. Y se hizo a sí mismo tan pero tan pequeño que apenas sí
ocupaba lugar en este mundo. Como ningún otro hombre antes o después de él,
Moshé percibió que en la Creación hay una sola Alef, un solo Numero Uno:
Hashem. Moshé hizo que su propia
alef, su ego, fuera tan pequeña que tuvo el mérito de que la Torá fuera entregada
por su intermedio. Hashem llamó a Moshé: "Vayikrá..."
(Rabí Bunim de Peshisja)
"Cuando alguno de ustedes traiga un korbán..." (Vayikrá 1:2)
La
cercanía y la distancia no necesariamente se miden en kilómetros o millas,
puesto que las personas pueden estar muy cerca, inclusive estando en los
confines opuestos del mundo, o pueden estar muy lejos, a pesar de estar
sentadas una al lado de la otra, en el autobús o viviendo en la misma casa. La
cercanía es un concepto espiritual, parte de la vida interna.
En
castellano no existe una palabra que pueda expresar el significado de los
korbanot que se ofrecían en el Beit haMikdash. La palabra "sacrificio" implica que renuncio a
algo que para mi tiene mucho valor, para que pueda beneficiarse otra
persona. Es obvio que Hashem no
puede beneficiarse con los "sacrificios", pues a El nada le
falta. Por otra parte, el término
"sacrificio" implica que se trata de algo de valor. A decir verdad, lo que nosotros
obtenemos del "sacrificio" es infinitamente más valioso que el
"sacrificio" mismo. La
palabra "ofrenda" tampoco es adecuada, pues la "ofrenda"
sirve para apaciguar o aplacar a la persona a quien se la trae.
Es como
"comprar a alguien". Una especie de soborno. El motivo por el cual nos es tan difícil traducir la palabra
"korbán" al castellano es que nuestras ideas de
"sacrificio" y "ofrenda" derivan de culturas paganas. En efecto, en esas culturas, las
expresiones "sacrificio" y "ofrenda" resultaban adecuadas y
hasta aptas.
En
hebreo, el termino "korbán" posee la misma raíz que la palabra
"cercano". Y es una
palabra que se emplea en forma exclusiva para la relación del Hombre con
Hashem.
Cuando
una persona traía un korbán, es señal de que deseaba acercarse a Di-s. La
cercanía a Di-s es el unico "bien" verdadero que existe. Todos los
demás "bienes" no son mas que meras imitaciones, falsificaciones sin
ningún valor, cuando se las compara con el Bien real que significa estar cerca
de Di-s. En la antecámara del Cielo, los problemas de la vida se solucionan por
sí solos. La felicidad es un barómetro que sube y baja según la cercanía que
uno tenga con Di-s. Para la persona que ha alcanzado un cierto nivel de pureza,
hasta el sufrimiento puede transformarse en alegría si se siente cerca de
Hashem.
Hoy
en día, en que ya no contamos con la cercanía a Hashem que nos proporcionaban
los korbanot, seguimos teniendo un substituto: la plegaria. Cuando volcamos
nuestros corazones en el rezo, cuando nos ofrecemos nosotros mismos a Hashem,
podemos lograr acercarnos, y acercar al mundo junto con nosotros, a nuestro
Padre del Cielo.
(Basado en Rabí S. R. Hirsch, Rabí Shlomó Yosef Zevin)
"Y Él llamó a Moshé..." (Vayikrá 1:1)
Moshé
tenía diez nombres: Moshé, Yered, Javer, Yekutiel, Avigdor, Avi Sojo, Avi
Tzanúaj, Tuvia, Shemaya, Helevi.
¿Por
qué no bastaba con un solo nombre?
Y
de todos sus nombres, el único que empleó Hashem fue "Moshé", el
nombre que le había dado Batia, la hija del Faraón.
Otra
pregunta más: si Hashem lo llamó por el nombre "Moshé", debe ser que
ese nombre lo definía más que cualquiera de sus otros nombres. ¿Por qué?
Cuando
Hashem creó al primer hombre, los ángeles servidores Le preguntaron: "Este
`Hombre', ¿cuál es su naturaleza?".
Hashem les respondió: "Su sabiduría es mayor que vuestro
intelecto".
Entonces
Hashem trajo varios animales ante los ángeles. Y les dijo a los ángeles: "¿Cómo se llaman? Los ángeles no supieron responder. Entonces Hashem le mostró los animales
al Hombre. "¿Cómo se
llaman?", interrogó. El
Hombre respondió: "Este se llama `buey', ese se llama `burro'. Este se llama `caballo' y ese se llama
`camello'".
"Y
tú, ¿cómo te llamas?", preguntó Hashem.
"Yo
me tengo que llamar `Adam', pues fui creado de la tierra" (En hebreo, "tierra" es
"adama").
"Y
Yo, ¿cómo Me tengo que llamar?", interrogó Hashem.
"Tú
debes llamarte Adon-ai. Pues Tu
eres el Señor (En hebreo, "adon"), el amo de todo".
El Santo
Bendito Sea dijo "Yo soy Adon-ai. Ese es Mi Nombre. Porque asi me llamó el primer
hombre".
El
nombre es mucho más que una manera de atraer la atención de una persona. El nombre es mucho más que un método
convencional de referencia. La
sabiduría de ser capaz de darle el nombre a algo es superior a los ángeles,
pues el nombre define y describe la esencia misma del ser.
Por
esa razón, a Moshé no le bastaba con un solo nombre. Para poder definirlo, para poder restringir su grandeza con
palabras, hacían falta diez nombres.
Sin
embargo, Hashem le dijo a Moshé que de todos sus nombres, solamente lo llamaría
por el nombre que lo llamó Batia.
¿Que tenia de especial aquel nombre?
El
nombre "Moshé" proviene de la raíz "ser atraído, ser sacado, ser
extraído", pues Batia lo sacó del agua.
Al
sacar del río a Moshé, Batia se burlaba de la voluntad de su padre. El Faraón quería asesinar a todos los
niños judíos. Al salvar a Moshé, estaba arriesgando la vida.
Batia
arriesgó la vida para salvar a Moshé; por lo tanto, esa característica quedó
grabada en la personalidad y en el alma de Moshé. Esa cualidad de auto-sacrificio fue la que tipificó a Moshé
más que ningún otro rasgo, y por ese motivo Moshé fue el nombre con el que lo
llamaba Moshé.
Esa
fue la característica que hizo de Moshé el líder del pueblo judío. Porque más
que ningún otro rasgo, el líder del pueblo judío necesita auto-sacrificio, a
fin de atender y ocuparse de cada una de las ovejas de su rebaño.
(Rabí
Jaim Shmuelevitz, Rabí J.C. Senter)
"Cuando un alma pecare por error...” (Vayikrá 4:1)
Luz
roja. Frene. Atrás de mi, oigo el chirrido del
freno. Me doy vuelta y veo un auto
que se sale del camino, se sube a la vereda, por poco no atropella a dos
personas y, al mejor estilo de las películas de los cuarenta, va a parar contra
un puesto de verduras, haciendo subir una columna de humo y vapor. En el capó queda incrustado el cartel:
"¡Fruta Tropical, de la Selva a su Mesa!", entre adornos de papaya y
ananás. Mire a ver quien habia
sido el tonto que causo tanto desastre, y vi el inconfundible rostro de un
chimpancé, que me hacia caritas...
Cuando
dejamos que nos domine el lado físico, estamos dándole permiso al mono para que
se siente al volante...
Los
monos son excelentes mascotas. Son
divertidos, se la pasan sonriendo... pero no se los puede dejar manejar el
auto.
El
ser humano es una combinación milagrosa de cuerpo y alma. El cuerpo proviene de los elementos más
bajos. El
alma viene de arriba. A partir de
estos dos elementos tan dispares, Hashem crea la milagrosa coexistencia
denominada "Hombre".
El
Hombre no puede existir en este mundo sin un cuerpo, pero si deja que el cuerpo
ocupe el primer lugar, y domine al alma, se queda sin el segundo y principal
capítulo de su vida: el Mundo Venidero, y la vida eterna donde el cuerpo y el
alma habrán de unirse en forma eterna.
¿Cómo
se puede retomar el control, después de habérselo traspasado al mono?
Trayendo
una ofrenda al Mishkán.
El
Mishkán era un sitio absolutamente espiritual. Un lugar que no era un
"lugar" en el sentido físico. Y por ser totalmente espiritual, el
alma podía existir sin necesidad de recurrir a un marco físico.
En
Yom Kipur, cuando el Kohén Gadol ingresaba al Santo de los Santos, estaba
completamente separado del mundo físico. Era como un ángel más, que obtenía
toda su existencia de este lugar Santo.
Pues
habia un lugar en la tierra en el que el alma podía existir sin el cuerpo. Ese es el lugar dónde Hashem
"habitaba" en la tierra. En el lugar Santo. El Mishkán.
¿Qué
significa que uno comete un pecado "inintencional"?
"Uy...
discúlpeme... parece que le robé la billetera... ¡No puedo entender cómo fue a dar a mi bolsillo!"
¿Un
pecado "inintencional"?
No.
El pecado inintencional es aquel en el que transgrede la parte física de la
persona. Pero el intelecto, su neshamá, no quiere tomar parte. El mono agarra
las llaves del auto.
Cuando peca
el cuerpo, resigna su derecho a la sociedad eterna con el alma. Pierde su
pasaporte para unirse al alma en su futura reunión en el Mundo Venidero.
Por
ese motivo, cuando una persona peca, tiene la obligación de traer un animal
como sacrificio, para que comprenda que el cuerpo solo, sin el intelecto,
sentado al volante, es como el animal que esta sobre el Altar, privado de una
existencia eterna.
Cuando
el individuo traía un sacrificio, debía visualizar su propio cuerpo quemándose
en el Altar.
Pero
si la persona ofrenda su propio cuerpo, entonces lo único que le queda es su
neshamá. Y..
¿cómo
puede existir en este mundo físico como un alma sin un cuerpo?
Habia
un solo lugar donde la neshamá podía existir sin el cuerpo. El Mishkán.
Por
ese motivo, el único lugar donde se podía traer un sacrificio era en el
Mishkán. Porque el Mishkán era un lugar de espiritualidad pura. El único lugar donde la neshamá podía
existir sin el cuerpo, igual que el Kohén Gadol en Yom Kipur. Cuando el
individuo presenciaba la escena del animal ofrendado subiendo como humo,
internalizaba el concepto de que, en realidad, era su cuerpo el que debería
haberse quemado en el Altar. Y eso lo conducía a pensamientos de teshuvá, de
retornar a Hashem. Y decidía ser una nueva persona.
Cuando
el individuo experimenta un arrepentimiento verdadero, se transforma en una
creación absolutamente nueva.
Por
eso, la ofrenda del sacrificio le proveía una nueva "encarnación".
Era como si se le hubiera dado un cuerpo nuevo, que ahora se encontraba bajo el
control de la neshamá.
Y
asi podía reingresar al mundo físico afuera del Mishkán, como una nueva
creación.
Dime...
¿dónde dejaste las llaves de tu auto?
(Rabí
Simja Waserman zt''l; Raíi Yaakov Niman, Rabí Mei Jadash)
Shabat Shalom
www.mesilot.org yeshiva@mesilot.org