Pirké Avot
Capítulo Primero
Mishná 15

XV. Shamai dice: Haz tu Torá constante, habla poco y haz mucho, y recibe a todo hombre de buen talante.

Comentario

Haz tu Torá constante. La constancia demuestra la importancia e interés en el hecho.  Ya nos dijo Shimón Hatzadik al principio del Pérek: Sobre tres pilares está construido el Mundo, y el primero que él enumera es la Torá.  Si la persona supiera el efecto de sus hechos en especial el del estudio de la Torá, difícilmente podría separarse ni por un instante del mismo; por desgracia todos creemos en lo que nuestros ojos ven y nuestros dedos palpitan y nuestros oídos escuchan, y solamente a veces conseguimos creer en lo que está fuera de nuestros sentidos.  El botón en el maletín del presidente de los Estados Unidos o el de Rusia, en los momentos más tensos de la famosa guerra fría entre ambos países, tenía menos trascendencia de lo que un minuto de Torá pueda realizar en el mundo.

Habla poco.  Dos valores acompañan a la persona en este mundo.  El ser humano un ente hablador como lo definió Ónkelos en la traducción de la Torá al arameo, quien tradujo “Nefesh Hayá” como Ruaj Melalá (espíritu hablador), no en el sentido comunicador que lo encontramos en muchos de los animales, sino como creador de pensamientos.  El habla permite expresar el pensamiento creado.  Si el habla es la cualidad que define al humano deberemos considerar su importancia y por lo tanto el uso de la misma.  Ya dijeron Nuestros Sabios: La vida y la muerte en manos de la lengua; el potencial de la lengua es tal que llega a los extremos de nuestra existencia, vida o muerte.  La persona tiene que medir sus palabras por lo que estas obligan.  En otras culturas se expresan con frases como, las palabras el viento se las lleva.  Para la Torá la importancia de las palabras llega al punto en el que los primeros testigos de la persona serán las paredes de su casa que dirán hasta las mínimas conversaciones de un matrimonio.

Haz mucho. Nos encontramos en el mundo de los hechos, en ese concepto este mundo es preferible al otro, como dijeron Nuestros Sabios: Más valor tiene un buen hecho en este mundo que toda la satisfacción que pueda disfrutar la persona en el otro.  En su capacidad de hacer y crear, el humano se convierte en partícipe de la Creación y en socio de Él.  El Talmud en el tratado de Berajot, declara que a diferencia del Creador, en el que Él acompaña a sus hechos, el humano los hechos lo acompañan a él, y es así que más de lo que nosotros aportamos con nuestros hechos, los hechos nos aportan a nosotros.  La persona crece, se cría y se educa con sus hechos y es por eso que hay que acostumbrar a los niños primeramente en los preceptos (Mitzvot Hasé) y solamente después empezar con las prohibiciones (Mitzvot Lo Taasé).

Recibe a todo hombre de buen talante.  La bondad no es un privilegio sino una obligación aunque se encuentre por encima de los preceptos, ya que sobre ella se apoya el Mundo.  Olam Jésed Yibané, El mundo la bondad la construyó.  Mi Gran Rabino Rabí Shalom Cohén Sefadrón criticaba a quien no sonreía, ya que existen preceptos difíciles de cumplir y podremos excusarnos por no haberlos realizados por su dificultad, pero, una sonrisa que tanto influye en quien la recibe, ¿qué excusa podremos decir a la crítica de por qué no sonreíste al prójimo?, y con ello lo hubiera ayudado a sentirse mejor, sin olvidar que el hecho en si de sonreír ayuda a la propia persona.  El profeta nos indica: Ke Mayim Panim el Panim Kaj Lev Adam el Adam, (Así como en el agua la cara se refleja así misma, así el corazón con el del prójimo).  La sonrisa, la alegría, el bienestar ayudan a la persona en su capacidad de realizar, por lo que no es solamente cuestión de sensación sino mejoramiento en la capacidad de realizar, que es parte de su obligación.

Rab Shlomó Wahnón


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