Felicidad y Percepción

Primera parte

Extraído del libro "Nadie es Perfecto", por Miriam Adahan, © Editorial Jerusalem de México

La Aceptación: el Mejor Reductor de la Tensión

"Haz Su voluntad como si fuera tu voluntad, para que Él pueda hacer tu voluntad como si fuera Su voluntad.  Anula tu voluntad delante de Su voluntad, para que Él pueda anular la voluntad de otros ante tu voluntad" (Pirké Avot 2:4).

En hebreo, la palabra aceptación es hashlamá, de shalom, hacer paz o ser íntegro.  Tú sabes que has alcanzado la verdadera aceptación de una situación o una persona cuando estás libre de amargura, resentimiento, autocompasión o enojo.  Haz alcanzado la hashlamá cuando no hay demandas egoístas de que la situación o la persona sean diferentes de cómo son.  Una forma de lograr este estado es decirte las siguientes palabras cada vez que te enfrentas con un "acto de Di-s" (es decir, algo totalmente más allá de tu control): "Si Hashem quiere que las cosas sean de esta manera, entonces yo también lo quiero.  Después de todo, ¿quién soy yo para decir que lo que Él quiere para mí es equivocado o injusto y que yo merezco algo diferente?".

Esto no es una excusa para la despreocupación o la indiferencia.  Una persona está obligada a evitar todo el sufrimiento innecesario y hacer lo más que pueda para aliviar el sufrimiento de otros.  Sin embargo, si te enfrentas a una situación dolorosa que no tienes poder de cambiar entonces piensa, "Quiero que sea de esta manera".  Puede no gustarte o no quererlo.  Sin embargo, es la voluntad de Hashem.  Por tanto, hazla tuya.  A veces, no es claro cuánto debes comprometerte para hacer un cambio y cuándo debes dejar pasar.  Obviamente, todos tenemos gran poder en afectar ciertos aspectos del mundo, y uno al otro.  Solamente tú puedes saber cuándo has excedido la línea entre servicio verdadero que está motivado por el amor, y la manipulación arrogante que está motivada por el deseo de control Divino o la demanda de prestigio personal y conveniencia egoísta y autogratificación.  Las siguientes son situaciones comunes:

1. El avión está demorado.  En lugar de estar furioso, yo acepto este "acto de Di-s" y me digo que ya que Él quiere que sea así, entonces yo también lo quiero.  Esto me serena y aclara mi mente para que yo empiece a mirar a mi alrededor y busque actividades para distraer la mente.

2. Me levanto enfermo y llamo al doctor.  Está de vacaciones.  Me digo, "Ya que es la voluntad de Hashem que vaya a otro lugar, voy hacer Su voluntad".  Esto es mucho mejor que aventar el teléfono y sentirse celoso porque él está de vacaciones mientras que yo no.  Y acepto el hecho de que estoy enfermo porque es un hecho consumado.  Pero me prometo empezar a hacer más ejercicio y limitar la comida grasosa.

3. Estoy atrapada en el tráfico en un día caluroso con siete niños, incluyendo un bebé llorando.  Los niños están lloriqueando porque quieren algo de beber.  No hay ningún lugar para comprar en la autopista.  Empiezan a pelear unos con otros.  Antes de explotar, pienso, "Ya que es de este modo, entonces quiero que sea así.  Quiero que los niños se estén comportando tal como lo están haciendo y estar atorada en este embotellamiento de tráfico".  El pensamiento es tan ridículo que me río de mí misma.  Esto me tranquiliza y veo cómo ésta es una maravillosa oportunidad para practicar todas mis herramientas de EMETT (Madurez Espiritual Establecida a través de la Torá) tales como aceptación, inventiva, paciencia, desapego, no enjuiciamiento y dignidad bajo presión.  Mi mente se vuelve más clara y en lugar de aventar mis puños a los niños para calmarlos, de repente recuerdo una canción graciosa para cantarla con ellos y busco juegos para distraer su atención.

4. Mi hijo dice algo irrespetuoso.  Acepto que no es perfecto, que tiene que recorrer un largo camino para volverse más sensible a los sentimientos de otra persona.  Es la voluntad de Hashem que él sea como es en este momento de nuestras vidas.  Este pensamiento me tranquiliza y ahora soy capaz de pensar cómo ayudarlo a desarrollar mayor control de sí mismo y concentración.  Seguro esto es mejor que gritarle furiosamente y hacer demandas que él no puede cumplir.

5. Llevo a mis hijos y a unos cuantos amigos del vecindario a la oficina postal.  El empleado me mira con enojo por haberlos traído y dice algo desagradable.  He tratado con él anteriormente y sé que tiene un carácter antipático.  Me digo, "Yo deseo que él sea como es, ya que es la forma en la que es de cualquier manera.  No voy a cambiar su personalidad".

6. Un miembro de la familia deja el baño hecho un desorden.  Entro y me encuentro reaccionando furiosamente.  Luego me calmo diciendo, "Quiero que sea de esta manera, así tengo la oportunidad de practicar hablar respetuosamente a otros".  Y te aseguro que puedo salir con éxito de esta situación.

7. Un niño tiene problemas para hacer sus tareas. Por supuesto, me gustaría que fuera Sr. Genio. Pero no lo es. Así que me digo, "Quiero que sea de esta manera. Es la voluntad de Hashem que yo tenga un hijo así, con estos problemas y esta personalidad. ¿Quién soy yo para oponerme a la voluntad de Hashem?

Ésta es una gran pregunta: "¿Quién soy yo para oponerme a la voluntad de Hashem?".  Seguro, sabemos qué nos gustaría tener: queremos que todos sean amables, limpios, ahorrativos, alegres, juiciosos, inteligentes, honestos y buenos; queremos que todos esos amigos que no tienen hijos sean bendecidos con hijos y nuestras afectuosas amigas solteras que encuentren esposos maravillosos; queremos tener un modesto ingreso pero bueno y constante, tener hijos a quienes guste estudiar y sean inteligentes y cooperativos en la casa y en la escuela, y tener parejas que siempre sean comunicativas, eficientes y consideradas; no queremos que el bueno sufra y el malo prospere, etc.  Si nosotros estuviéramos dirigiendo la función, así es como lo haríamos.  Pero nosotros no escribimos el libreto, y no estamos dirigiendo el escenario; Hashem lo hace.  Y aunque no necesariamente obtenemos lo que queremos en la vida, nosotros obviamente obtenemos lo que necesitamos para nuestro crecimiento y refinamiento.  Pero eso, a veces puede parecer injusto o ilógico desde nuestro limitado punto de vista humano.

La brecha entre lo que queremos y lo que tenemos es el grado de nuestro dolor emocional.  Cuando la brecha se reduce, sentimos menos trauma emocional.  Tú sabes que cuando obtienes lo que quieres, no tienes dolor en absoluto: eres feliz.  Así que lo ideal es trabajar poco a poco en querer lo que tienes, y desear que sea así.  Mientras mayor sea tu resistencia a la realidad, mayor es tu dolor.

La mayoría de los lectores probablemente están familiarizados con la "oración de la serenidad" de Alcohólicos Anónimos: "Di-s, otórgame la fuerza para cambiar lo que puede ser cambiado, el coraje de aceptar lo que no puede ser cambiado y la sabiduría para conocer la diferencia".  Una razón por la que las personas tienen problemas en ver la diferencia es porque están tan enojados o deprimidos por no tener lo que quieren, que se equivocan.  Ya sea que se rinden muy pronto cuando podrían tener éxito en persistir hacia su objetivo, o se molestan furiosamente, demandan y recriminan a otros para que les den lo que ellos no tienen para dar.

Les digo a las mujeres en mis clases, "Vayan a casa y prueben esta idea de desear tener aquello que es inalterable en tu vida, deseando que las cosas sean como son.  Aunque parezca poco sincero al principio, hagan la afirmación.  Vean qué sucede y reporten la semana siguiente".  Inevitablemente recibo comentarios como el siguiente:

"Bien, ciertamente no quiero una hija que sea minusválida y que tenga parálisis cerebral.  Pero fui a casa y me dije que quiero que sea así.  La miré y por primera vez deseé tenerla como es.  De alguna manera, un sentimiento de paz me llegó.  Era como una luz brillando en el cuarto y de repente todo estaba bien.  La resistencia se había ido.  El enojo, la autocompasión, la amargura y la vergüenza con las que había vivido todos estos años ya no estaban.  Y en su lugar había calma, aceptación y amor por ella.  Sé que tengo que hacer esto una y otra vez, pero por lo menos probé el sentimiento de paz interna".

"No hay ninguna posibilidad de que yo quiera un esposo que sea tan argumentador y difícil en tantas formas.  Pero fui a casa y mientras trabajaba en la cocina me dije una y otra vez que quería que fuera de esta manera.  Al principio, me sentí como una mentirosa.  ¿A quién estaba engañando?  Pero, tú sabes, después de treinta y cinco años, no lo voy a cambiar ni me voy a divorciar.  Entonces, ¿por qué no dejar de resistirme a la realidad?  Me mantengo pensando que es la voluntad de Hashem que éste es el hombre con el que tengo que pasar mi vida.  ¿Y sabes qué?  De repente, no me pareció tan mal.  Existen cosas mucho peores. Tuve un momento de no resistencia y sentí paz.  En realidad sonreí cuando él entró a la cocina y eso le sorprendió.  Creo que he estado tan amargada por él que fracasé en aceptar la realidad o apreciarlo por lo que él es.  Los dos estamos heridos.  Pero tengo que ir adelante con mi vida y dejar de usarlo como una excusa para la autocompasión.  Esperaba que al estar de mal humor me iba a dar lo que quería.  Pero nunca fue así".

"Tengo una pariente muy crítica.  No quiero tenerla en mi vida, por supuesto.  Pero ahí está y tengo que lidiar con ella.  Siempre me he sentido muy amargada por su interferencia.  Pero después de la clase de la última semana, estaba esperando el autobús y pensando que yo deseo que ella sea como es, exactamente como es sin ninguna diferencia.  Estaba sentada ahí riéndome de mí misma.  Y sucedió algo gracioso: de repente me di cuenta que puedo ser más asertiva.  Le puedo decir cortés pero asertivamente que no quiero que haga comentarios acerca de mis habilidades en el hogar, mi forma de cocinar o mi forma de educar a mis hijos.  Puedo limitar la cantidad de tiempo que pasamos juntas.  Cuando me tranquilicé con esas palabras, empecé a ver alternativas y me sentí mucho menos vulnerable.  Era como una protección".

La aceptación no es una decisión de un momento a otro, cuando llegan los eventos desconsoladores a nuestras vidas.  Puede tomar semanas, meses o incluso años el borrar por completo el enojo con el destino o con otros por tu parte en la vida.  Sin embargo, mientras más practicas el desear que la gente y los eventos sean como son, mayor es la posibilidad de lograr hashlamá, aceptación de la voluntad de Hashem sin amargura o depresión.  Una parte de ti puede estar gritando, "¡Pero yo NO QUIERO que sea así!  ¡QUIERO un cuerpo / pareja / hijo /destino diferente!".  Lo importante es recordar es que de acuerdo a la Torá, la únicas cosas que están bajo nuestro control son nuestros pensamientos, nuestras palabras y nuestras acciones.  Todo lo demás está determinado por un PODER más allá de nuestro control.  Debemos confiar en que Di-s trae ciertas personas a nuestras vidas, nos aflige con ciertos padecimientos y dificultades, determina varias pérdidas y desilusiones, con un propósito.  No podemos distinguir ese propósito cuando estamos llenos de enojo o autocompasión.

No puedes controlar muchos de los eventos en tu vida; sin embargo, siempre tienes control sobre tus actitudes hacia ellos.  La siguiente ocasión que te enfermes, o no pases una buena noche, o seas confrontado con un extraño o un miembro familiar que no llena tus estándares de conciencia de Torá y quieres que las cosas sean diferentes, piensa en ese "quiero" como viniendo de la parte de tu ego personal que quiere gratificación instantánea, prestigio y control.  El enojo que sientes es el resultado de tu frustración y de no ser capaz de manipular a Di-s y al mundo alrededor tuyo.  Sin embargo, tú tienes un Yo Divino más elevado que es uno con la voluntad de Di-s.  Ésa es la parte de ti que puedes usar para estar de acuerdo con la realidad.

El peligro de esta filosofía es que puedes hundirte en la apatía y el aletargamiento.  Esto sería un uso completamente equivocado de la perspectiva de la Torá. "¿Quién es rico?  El que se regocija con su parte" (Pirké Avot 4:2).  Estar feliz con tu parte significa aceptar todas esas cosas que son actos de Di-s sobre los que no tenemos control y eso incluye la personalidad, pasiones y posesiones de otras personas.  Pero en términos de midot, ¡ah!, ésa es el área en la que debes luchar para una mayor excelencia.

La aceptación verdadera trae cambios, ya sea en actitud y/o comportamiento, por ejemplo:

"Acepto que tengo un matrimonio problemático.  Por ello, voy a buscar el consejo de un rabino o un terapeuta".

"Acepto que me siento como un fracasado con un hijo como éste.  Por tanto, voy a buscar ayuda".

"Acepto que estoy enojado una gran parte del tiempo.  Por tanto, voy a practicar usar el lenguaje y las técnicas de EMETT con más intensidad y voy a erradicar mi deseo de controlar todo y a todos".

"Acepto que no puedo tener el 100% de la buena relación que quisiera con cierta persona.  En lugar de enojarme por ello, voy aceptar esa realidad y enfocar mis energías hacia otras ocupaciones".

"Acepto el hecho de que mi esposo está teniendo muchas dificultades en enfrentar la importancia de hacer un testamento.  En lugar de ser pasiva, voy a encontrar cómo hacérselo entender asertivamente y no con hostilidad".

Tengo amigos que me llaman y dicen, "Miriam, háblame acerca de la aceptación otra vez.  La tuve la semana pasada, pero luego la perdí cuando hubo un conflicto".  Con frecuencia les pido que hagan un pequeño ejercicio que tú puedes hacer junto conmigo.  Yo digo, "Cierra tus ojos. Imagínate a ti mismo pensando cuánto no quieres a esa persona o situación particular en tu vida.  Imagínate a ti mismo resistiendo realmente.  Toma veinte segundos para sentir eso en tu cuerpo.  Ahora, respira profundamente y suelta esa carencia.  Permítete aceptar que Hashem puso a esta persona o a este evento en tu vida por algún propósito.  Piensa realmente en tu parte Divina queriendo que esté ahí para tu crecimiento y refinamiento. Inhala aceptación y exhala resistencia.  Deja que sea como Di-s quiere que sea.

"Siente ahora cómo tu cuerpo se ha relajado.  Está ahí por un propósito.  Cuando tu mente se aclare vas a saber cuál es el propósito".

Inevitablemente, recibo una respuesta en la que la persona me dice qué lección se supone debe aprender de esta nisayón (prueba) particular.  Que Hashem nos bendiga a todos nosotros con la fuerza y el valor de llevarnos a una mayor conciencia y aceptación de Su voluntad.


www.mesilot.org             yeshiva@mesilot.org