La vaca y el descanso
"Levántate y trabaja, tú, vaca gorda y vieja", el campesino gentil gritó mientras le daba al animal un golpe ligero. La vaca no desistía.
John, el campesino, había
comprado la vaca de su vecino judío, Shmelke. Los negocios de Shmelke andaban mal y necesitaba dinero
urgentemente; fue por eso que le
vendió su vaca a John. La vaca
trabajó duro durante la semana y John estaba satisfecho. Pero ahora era sábado, y de repente la
vaca se sentó y se opuso a trabajar.
John decidió tratar con un
nuevo método. Se posó sobre sus
manos y rodillas: "Por favor" le rogó, "mi querida vaca, toda la
semana has trabajado maravillosamente.
¿Por qué arruinarlo hoy? Te
dejaré comer una porción más de pasto si vas a ser buena". El campesino trató de tirar a la vaca
por la cola para que se parara.
Pero el animal no podía ser perturbado.
"Bien, si esa es la
manera que quieres", dijo John mientras se alejaba enojado, "iré y te
devolveré a tu viejo dueño, Shmelke, y tendré otra vez mi dinero" y, habiendo
dicho esto, se fue.
"¿Qué necesita?"
dijo Shmelke mientras abría la puerta.
Shmelke estaba en medio de su comida de Shabat. Vestía su largo saco de seda y su kipá
especial de Shabat.
"John mi vecino, ¿cuál
es el propósito de su visita en este santo día? Sabe que no puedo hacer negocios con usted en Shabat".
"Mi querido vecino
Shmelke. Lamento deber molestar a
un hombre piadoso como usted en su día de Shabat. Pero yo no hubiera venido si no lo necesitaba. Es sobre la vaca que le compré. Toda la semana trabajó bien, pero...
Shmelke lo
interrumpió. "No diga nada
más. Yo sé cual es su
problema. Lléveme donde está la
vaca, y en unos minutos va a seguir tirando de su pesado arado. Pero primero me tiene que dejar
terminar mi comida y decir Bircat Hamazón.
Y así fue, Shmelke volvió a
la mesa, cantó las canciones de Shabat, terminó su comida y dijo Bircat
Hamazón. Después, John y Shmelke
fueron juntos al campo de trigo donde estaba sentada la vaca rebelde.
"Shabat Shalom",
gritó Shmelke mientras se acercaba a la vaca. "¿Cómo estás mi querida vaca? "Ahora escúchame...". Shmelke susurró algo en la oreja de la vaca. Casi instantáneamente la vaca se paró,
sus ojos se abrieron y empezó a tirar del arado por las hileras del campo.
"Usted es un
mago", dijo John. "Por
favor dígame la frase mágica que le dijo a la vaca. Me gustaría saberla por si la vaca se pone haragana otra
vez, se la voy a decir yo".
"No dije palabras
mágicas" respondió Shmelke.
"Usted ve, cuando la vaca era mía, no trabajaba en Shabat, porque
nosotros, los judíos, no causamos que siquiera nuestros animales trabajen en
Shabat. El día es dedicado
totalmente a Di-s. Por eso mi
vaca no quería trabajar, porque sabía que era Shabat. Yo le susurré en su oído y le dije que ella no pertenecía a
un judío, y que ahora tiene que trabajar en Shabat.
John estaba tan
impresionado que por un largo rato no pudo hablar. Finalmente dijo:
"Ya lo decidí. Yo
también quiero ser judío. Si la
Torá es tan buena, si su fe y devoción son tan fuertes que hasta una vaca sabe
descansar en Shabat, pues debe ser la más maravillosa, completa y única manera
de vida para una persona. Por
favor enséñeme. Yo también seré un
observante de Shabat. Yo también
seré un judío".
Y así fue, John el gentil
se convirtió en Iojanan ben Abraham.
El y su familia estaban muy contentos.
(Esta es una adaptación de
una historia real. El gentil
convertido en judío se hizo un gran estudioso y es mencionado en el Talmud bajo
el nombre de Yojanán ben Torso.)
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