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Torá desde Jerusalem



Parashá Mishpatim - Leyes
Libro Shemot / Éxodo (21:1 a 24:18)

Resumen de la Parashá


En esta parashá el Todopoderoso enumera ciertas leyes de importancia existencial del Pueblo de Israel. 

Comienza con el trato con el siervo hebreo, quien, si fue comprado, al séptimo año de servidumbre, debe ser liberado.  Si fuera casado con mujer judía al comenzar el tiempo de servicio, ella también será liberada al séptimo año, así como los hijos que tuvieren.  Siendo soltero y si durante el período de servidumbre su amo le diera una mujer pagana, y tuvieran niños, al séptimo año él saldrá solo, quedando su mujer y los hijos para su amo.  Si el siervo, después de los seis años decide quedarse con su amo, tendrá que declararlo ante los jueces y su amo deberá con un punzón perforarle su oreja contra la puerta de su casa. 

Un hombre podrá vender a su hija como sirvienta hasta la edad de doce años.  Si no agradare a su amo y no casara con éste, no podrá ser vendida a extranjeros y podrá ser devuelta a sus padres.  Si el hijo del amo se casara con ella, será tratada como una judía libre.  Sus derechos matrimoniales no le serán negados, y si uno de los dos se hubieran casado con ella y a su vez se casaran con otra mujer, la sirvienta queda en libertad.

Si un hombre golpea a su esclavo no judío causándole la muerte, su amo se será castigado con muerte, salvo que lo haya hecho sin intención.

Quien matare con alevosía a su prójimo, o quien golpeare a su padre o a su madre, o quien raptare a un hombre, o quien maldijere a su padre o a su madre, la pena será muerte.  También será esta pena para prácticas de brujería, de bestialidad y de sacrificio de ídolos. 

En caso de herir a otro, por causa de una pelea, deberá resarcir por la pérdida de beneficios del herido y los gastos de su curación.  Si durante una pelea se golpea por accidente a una mujer embarazada y se le causa aborto, deberá pagar por el daño que causó.  Si un animal mata a un ser humano, se sacrifica al animal y su dueño pagará una compensación.  Si un hombre abriere un pozo que queda al descubierto, y cayere en él un animal que muere por la caída, el responsable de esa desidia deberá indemnizar al propietario del animal. 

Quien robara un buey y posteriormente lo sacrifica o vende, deberá pagar a su propietario 5 veces el valor del animal y si se trata de un ovino, el valor de 4 veces.  Si al ladrón se lo captura en poder del animal, paga el doble. 

Si un ladrón es sorprendido al asaltar una casa, y fuera herido de muerte, si esto ocurre durante la noche, nadie será culpado.  En cambio si el hecho ocurriera de día, se acusa a quien lo mató, como asesinato.  Si el ladrón no muere y no puede devolver lo robado, se lo vende como esclavo.

Si alguien con su ganado dañara el campo o el viñedo de otro, deberá compensar los daños.  También quien hiciere fuego y por descuido produce un incendio sobre propiedad ajena, deberá indemnizar.

Si alguien diera a otro dinero o cosas para su custodia, y le fuera robado, deberá pagar al propietario de las cosas el doble del valor de lo faltante, si fuera hallado el ladrón.  Y si este último no fuese encontrado, deberá jurar ante jueces que no fue responsable de la falta de los objetos.

Cuando se confía a alguien pago la guarda de un animal y éste muere o es lastimado o robado sin testigo alguno, deberá jurar que no fue responsable y no habrá indemnización.  Pero si el animal le fuere robado, deberá pagar al propietario.  Si el animal fuera maltratado por bestias salvajes, no pagará.  Si alguien pidiere prestado un animal, y éste fuera lastimado o muerto, deberá pagar indemnización, salvo que el dueño estuviera presente durante el hecho.

Está prohibido maltratar a un extranjero, al igual que la viuda o el huérfano.  En su caso, Hashem encenderá Su ira.

Al prestar dinero a un pobre del propio Pueblo, no se le cobrará intereses. 

El testigo no levantará falso testimonio en favor de un culpable; no debe seguir a la mayoría durante un proceso, que desvirtúe a la justicia.  No se debe pervertir el derecho del pobre en un juicio.  No se debe aceptar soborno, ya que desnaturaliza las palabras de la justicia.

Los primeros productos y frutos de la tierra y viñedos, deberán ser ofrecidos al Todopoderoso, ya que ellos fueron dados por Él.  De la misma manera, se Le ofrecerán los primogénitos de hombres y animales.

Se sembrará durante seis años y el séptimo año deberá descansar la tierra, ya que es un año sabático.  No se sembrará ni se cosechará durante el mismo. 

Cada uno deberá observar el Shabat, no realizando por completo labores, como tampoco los sirvientes ni el ganado.  Tres veces por año, Pésaj, Shavuot y Sucot, cada judío adulto deberá peregrinar hacia el Templo Sagrado, en Jerusalem, llevando ofrendas de gratitud al Eterno.

Está prohibido remojar o cocinar la carne de un cabrito en la leche de su madre. 

Por orden del Eterno, Moshé, Aharón, Nadav y Avihú, junto con setenta ancianos de Israel, ascendieron al monte, no así el resto del Pueblo, y únicamente Moshé podía acercarse hasta el lugar indicado por Hashem.  Moshé contó al Pueblo lo dicho por el Eterno y enumeró Sus leyes, y el Pueblo respondió: “Todo lo que mandó el Eterno haremos”.

Escribió Moshé todas Sus palabras y construyó un altar al pie del monte.  Nuevamente Moshé fue convocado por el Todopoderoso para recibir las Tablas de la Ley sobre las que estaban inscritos los Diez Mandamientos para luego ser enseñados detalladamente al Pueblo.  Moshé subió junto a Yehoshúa, quien quedó en la parte baja del monte, y Moshé permaneció durante cuarenta días y cuarenta noches en la cima del Monte Sinai.