En esta parashá el Todopoderoso enumera
ciertas leyes de importancia existencial del Pueblo de Israel.
Comienza con el trato con el siervo hebreo,
quien, si fue comprado, al séptimo año de servidumbre, debe ser liberado. Si fuera casado con mujer judía al
comenzar el tiempo de servicio, ella también será liberada al séptimo año, así
como los hijos que tuvieren.
Siendo soltero y si durante el período de servidumbre su amo le diera
una mujer pagana, y tuvieran niños, al séptimo año él saldrá solo, quedando su
mujer y los hijos para su amo. Si
el siervo, después de los seis años decide quedarse con su amo, tendrá que
declararlo ante los jueces y su amo deberá con un punzón perforarle su oreja
contra la puerta de su casa.
Un hombre podrá vender a su hija como sirvienta hasta la edad de doce
años. Si no agradare a su amo y no
casara con éste, no podrá ser vendida a extranjeros y podrá ser devuelta a sus
padres. Si el hijo del amo se
casara con ella, será tratada como una judía libre. Sus derechos matrimoniales no le serán negados, y si uno de
los dos se hubieran casado con ella y a su vez se casaran con otra mujer, la
sirvienta queda en libertad.
Si un hombre golpea a su esclavo no judío causándole la muerte, su amo
se será castigado con muerte, salvo que lo haya hecho sin intención.
Quien matare con alevosía a su prójimo, o quien golpeare a su padre o
a su madre, o quien raptare a un hombre, o quien maldijere a su padre o a su
madre, la pena será muerte.
También será esta pena para prácticas de brujería, de bestialidad y de
sacrificio de ídolos.
En caso de herir a otro, por causa de una pelea, deberá resarcir por
la pérdida de beneficios del herido y los gastos de su curación. Si durante una pelea se golpea por
accidente a una mujer embarazada y se le causa aborto, deberá pagar por el daño
que causó. Si un animal mata a un
ser humano, se sacrifica al animal y su dueño pagará una compensación. Si un hombre abriere un pozo que queda
al descubierto, y cayere en él un animal que muere por la caída, el responsable
de esa desidia deberá indemnizar al propietario del animal.
Quien robara un buey y posteriormente lo sacrifica o vende, deberá
pagar a su propietario 5 veces el valor del animal y si se trata de un ovino,
el valor de 4 veces. Si al ladrón
se lo captura en poder del animal, paga el doble.
Si un ladrón es sorprendido al asaltar una casa, y fuera herido de
muerte, si esto ocurre durante la noche, nadie será culpado. En cambio si el hecho ocurriera de día,
se acusa a quien lo mató, como asesinato.
Si el ladrón no muere y no puede devolver lo robado, se lo vende como
esclavo.
Si alguien con su ganado dañara el campo o el viñedo de otro, deberá
compensar los daños. También quien
hiciere fuego y por descuido produce un incendio sobre propiedad ajena, deberá
indemnizar.
Si alguien diera a otro dinero o cosas para su custodia, y le fuera
robado, deberá pagar al propietario de las cosas el doble del valor de lo
faltante, si fuera hallado el ladrón.
Y si este último no fuese encontrado, deberá jurar ante jueces que no
fue responsable de la falta de los objetos.
Cuando se confía a alguien pago la guarda de un animal y éste muere o es
lastimado o robado sin testigo alguno, deberá jurar que no fue responsable y no
habrá indemnización. Pero si el
animal le fuere robado, deberá pagar al propietario. Si el animal fuera maltratado por bestias salvajes, no
pagará. Si alguien pidiere prestado
un animal, y éste fuera lastimado o muerto, deberá pagar indemnización, salvo
que el dueño estuviera presente durante el hecho.
Está prohibido maltratar a un extranjero, al igual que la viuda o el
huérfano. En su caso, Hashem
encenderá Su ira.
Al prestar dinero a un pobre del propio Pueblo, no se le cobrará
intereses.
El testigo no levantará falso testimonio en favor de un culpable; no
debe seguir a la mayoría durante un proceso, que desvirtúe a la justicia. No se debe pervertir el derecho del pobre
en un juicio. No se debe aceptar
soborno, ya que desnaturaliza las palabras de la justicia.
Los primeros productos y frutos de la tierra y viñedos, deberán ser
ofrecidos al Todopoderoso, ya que ellos fueron dados por Él. De la misma manera, se Le ofrecerán los
primogénitos de hombres y animales.
Se sembrará durante seis años y el séptimo año deberá descansar la
tierra, ya que es un año sabático.
No se sembrará ni se cosechará durante el mismo.
Cada uno deberá observar el Shabat, no realizando por completo
labores, como tampoco los sirvientes ni el ganado. Tres veces por año, Pésaj, Shavuot y Sucot, cada judío
adulto deberá peregrinar hacia el Templo Sagrado, en Jerusalem, llevando
ofrendas de gratitud al Eterno.
Está prohibido remojar o cocinar la carne de un cabrito en la leche de
su madre.
Por orden del Eterno, Moshé,
Aharón, Nadav y Avihú, junto con setenta ancianos de Israel, ascendieron al
monte, no así el resto del Pueblo, y únicamente Moshé podía acercarse hasta el
lugar indicado por Hashem. Moshé
contó al Pueblo lo dicho por el Eterno y enumeró Sus leyes, y el Pueblo
respondió: “Todo lo que mandó el Eterno haremos”.
Escribió Moshé todas Sus palabras y construyó un altar al pie del
monte. Nuevamente Moshé fue
convocado por el Todopoderoso para recibir las Tablas de la Ley sobre las que
estaban inscritos los Diez Mandamientos para luego ser enseñados detalladamente
al Pueblo. Moshé subió junto a
Yehoshúa, quien quedó en la parte baja del monte, y Moshé permaneció durante
cuarenta días y cuarenta noches en la cima del Monte Sinai.
|
|