Leyes y costumbres para los diez días de arrepentimiento.
En estos días se acostumbra a madrugar, como en
el mes de Elul , para recitar las Selijot.
En los rezos del Shemoné Ezré (Amidá),
se aumentan cuatro párrafos (en las dos primeras y en últimas
bendiciones), que recuerdan el Juicio y el deseo de la vida:
"Recuérdanos para la vida, Rey que
deseas la vida. Inscríbenos en el Libro de la Vida; para Tí,
D-os, vivimos".
"Quién como Tí, Padre bondadoso;
recuerdas a tus criaturas con bondad, para la vida".
"Inscribe para una buena vida a los hijos
de Tu pueblo".
"En el Libro de la Vida, bendición
y paz, de buena manutención, salvación y tranquilidad y
buenos decretos; seamos inscriptos y recordados delante de Tí,
nosotros y todo Tu pueblo Israel para buena vida y paz".
También, en el cierre de la tercera y octava bendición
se recuerda a la Divinidad como Rey, con las palabras: "El Rey
Consagrado" y "El Rey del Juicio".
Si la persona se olvidó de recordar los párrafos
anteriormente citados no tiene que repetir la Amidá, pero si se
olvida de la bendicion en que se cambia todo el significado, tendrá
que volver y recitarla correctamente.
En la víspera de Yom Kipur, se acostumbra a degollar
un gallo o gallina por cada miembro de la familia, en señal de
kapará (expiación) reconociendo que nuestros errores
nos hicieron culpables de la muerte (simbólicamente, canjeamos
nuestra propia vida por la del ave).
Por medio de esta ceremonia, abrigamos la esperanza de
que D-os se apiade de nosotros, como está escrito: "Aunque
vuestras transgresiones sean como la grana, se tornarán tan blancas
como la nieve. Aunque fuesen rojos como el carmesí, serán
como la lana" (Is. 1:18). Esta es la razón por la cual
se acostumbra elegir un gallo o una gallina blanca, y entregar a los pobres
el valor monetario de las respectivas aves.
En la víspera de Yom Kipur, se acostumbra repartir
Tzedaká entre los pobres, cumpliendo con la frase del Profeta:
"La Tzedaká te librará de la muerte".
También acostumbramos a visitar las tumbas de los
tsadikim (Justos) para recordar el día de la muerte y reconocer
nuestra obligación de alabar a D-os en este mundo, como dice el
salmo (Tehilim 115): "No los muertos alabarán a D-os".
Hay quienes acostumbran a ser "golpeados" suave
y simbólicamente con 39 latigazos, en recuerdo del castigo que
tendríamos que recibir por muchos de nuestros errores si tuviéramos
Sanhedrín (La Suprema Corte Rabínica que ejercía
sus funciones en la época del Templo).
Al poner en práctica estas costumbres, somos consecuentes
con lo que recitamos en las oraciones de Yamim Noraím: "El
arrepentimiento, la oración y la Tzedaká anulan los malos
decretos".
En honor al día que se aproxima, se acostumbra visitar
la Mikve (baño ritual).
En el libro Vaikrá (capítulo 23), nos ordena
la Torá: "Y afligiréis vuestras almas en el noveno
día del mes, en la tarde", y en el mismo capítulo nos
dice: "Y en el día décimo del séptimo mes, Yom
Kipur
y afligiréis vuestras almas". De aquí
aprendieron nuestros Sabios que quien come en el noveno día es
como si ayunara durante el noveno y el décimo. Ésta es la
razón del precepto que nos obliga a comer en la víspera
de Yom Kipur, para que el contraste del banquete al ayuno se sienta como
un doble ayuno.
Tres tipos de transgresiones no son perdonadas en Yom Kipur:
1. El daño verbal, físico o espiritual al
prójimo, hasta tanto no se pida perdón al afectado. Este
último no debe ser rencoroso ni exigente con su compañero
para que D-os actúe de la misma manera y sea benevolente con
él.
2. El que dice: "Transgrediré y en el Día
de Kipur seré perdonado", pues demuestra la falta de
arrepentimiento por lo realizado.
3. El que hace errar a su compañero pues, aún
si se arrepiente de ello, el inducido a transgredir no enmendó
sus hechos.
Por esta razón, se acostumbra en la víspera
de Yom Kipur a reconciliarse y pedir perdón a los vecinos, amigos
y familiares, aunque no recordemos haberlos dañado.
|
|