Palabras que matan, y por qué seguimos usándolas
Por Mordejai Gafni

 

Mordejai Gafni es director de Minad, organización de enseñanza en Jerusalén, que sirve de residencia a los estudiantes de Melitz

 

 

 

 

 

 

 

El poderoso efecto destructor de la calumnia y el chismorreo no es sólo un concepto del Judaísmo. Shakeaspeare escribió: "La calumnia, cuyo borde es más afilado que la espada, cuya lengua envenena todos los gusanos del Nilo, cuyo aliento cabalga sobre los vientos difamando a todo el mundo..."

Phillip Roth ofrece una descripción moderna de la calumnia menos poética: "...la campaña de murmuración indetenible, rumores imposibles de sofocar, la mancha que nunca podrá borrar, calumnias que dañan sus aptitudes profesionales, informes irrisorios de sus frustraciones comerciales y/o sus peores errores, polémicas exageradas denunciando su inmoralidad, delitos, fallas de carácter…" (Operación Shylock, p. 397)

Aún así, el Judaísmo que el mismo Roth se burla con tanta frecuencia, es uno de los extraños sistemás de ética en el mundo que se refiere al tema de la calumnia de manera importante. El aporte judío pueden dividirse aproximadamente en tres ideas generales: La ley, la definición y la psicología de la calumnia.

La ley es lo más importante. En el Judaísmo la calumnia y el chismorreo están contra la ley. Cada calumnia viola 3 prohibiciones bíblicas. El Talmud dice que si una persona comete adulterio en el altar de un templo idólatra el día de Yom Kipur mientras come un sándwich de jamón, no sería tan grave como faltar a las prohibiciones de la calumnia y el chismorreo. Contrario a la descripción de Roth y a la ley secular general, ésto es cierto aún cuando no se cause daño al objeto de la calumnia.

El Judaísmo describe la calumnia como la transmisión, o ser causa directa o indirecta, de pasar cualquier información negativa sobre otra persona. La calumnia esta prohibida aún cuando (en raros casos), la información transmitida sea totalmente cierta.

La clave para entender la gravedad de este concepto radica, tanto en comprender el origen psicológico judío como sus raíces teológicas. El Talmud establece que la calumnia y el chismorreo son paralelos a la negación de D-s. Es una forma de herejía.

Para develar el enigma de la intención talmúdica, primero debemos ver el texto bíblico clásico comprendido por los maestros judíos cuando se refirieron a la prohibición de lashón hará.

En Bamidbar, Cap.12, Miriam hace un comentario negativo inofensivo sobre la relación de Moisés con su nueva esposa.

Primera lección:  Lashón hará es hablar de las relaciones de otras personas. Por supuesto, la intención inconsciente de Miriam no pudo haber sido más noble que la de proteger a Tzipora, la esposa de Moisés, de dolor y daño innecesario.

La esencia del comentario de Miriam, aunque no está escrito, es evidente por la extraña respuesta de D-os: "Miriam, debes saber que tú no eres como Moisés - él es único, su relación con D-os es cualitativamente diferente a la tuya o a la de tu hermano Aarón. Por lo tanto, su relación con su esposa se expresa de manera ética y apropiada, aunque no puedas comprenderlo."

Se sobrentiende que Miriam fue declarada culpable por calumniar o al menos chismorrear de su hermano Moisés, siendo castigada con la lepra. Dentro de la literatura judía esta historia es un ejemplo de calumnia.

"Aquel que ha llevado a otros a la soledad y al confinamiento a través de la calumnia, debe ser castigado de la misma manera".

¿Que daño causó Miriam? Evidentemente ella amaba a su hermano. En su juventud, arriesgó su vida por él, siéndole fiel durante todo el éxodo.

En el Talmud, nuestros sabios hacen varias preguntas cuya intención es ayudarnos a comprender la naturaleza de la calumnia.. ¿Fue amenazada Miriam por la superioridad de Moisés como profeta? ¿Fue su conocimiento de Moisés, su misma existencia, un reto para ella, lo cual socavó su propia valía y autoestima? Probablemente se sintió expuesta cuando le habló, e hizo lo que hacemos con frecuencia cuando nos sentimos incómodos ante la presencia de un superior: calumniamos. La calumnia y el chismorreo es la última arma contra nuestra propia sensación de ineptitud e inseguridad.

Esto es lo que quiso significar el Rebe de Ishpitz cuando dijo que la raíz de la calumnia se encuentra en nuestra patología, y sólo si estamos dispuestos a pasar por encima de ésta podremos sentir amor y amistad verdaderos.

Después de conocer el aspecto psicólogico, vayamos a comprender la raíz teológica de lashón hará. La Torá parece indicar que la calumnia es el rechazo de la unicidad. En términos judíos, la negación de un "otro" es la no aceptación de su imagen divina, y ¿cuál es ésta en el hombre si no su especialidad única e infinita?

Por lo tanto, la calumnia y su raíz son la negación de D-os. Lo que de El sabemos es sólo a través de nuestro sentimiento y en este mundo el lenguaje de D-os es el hombre. Martín Buber, gran filósofo existencialista, enseñó que nuestra relación con D-os es de  "Yo a Tú" y no de "Yo a El", significando que debemos reconocer la unicidad divina de todos los seres humanos.

Sólo así salvamos al "otro" de la soledad, ya que ésta representa la incapacidad de comunicarse con los demás - "Yo soy especial, único, singular."  Ahora empezamos a entender que no es casual que una persona es calumniada en la medida de su unicidad.

En la tradición judía el hombre es llamado Medaber, ser parlante. El habla es la esencia de la humanidad. Según los místicos, es la única facultad humana que nos permite exteriorizar lo que está oculto en nuestro interior. De hecho, el habla es la herramienta que nos entregó D-os para redimir a otros y a nosotros mismos de la soledad. Usar este poder para crear desunión, conducir a otros hacia la soledad, es violar la finalidad básica de nuestra creación.

Esta es la razón por la cual bíblicamente el castigo para lashón hará siempre fue la lepra. (Exodo 4, y Números 12). El leproso es castigado a vivir "aislado". Contrario a algunas interpretaciones, no se trata de una cuarentena, sino lo que tan mordazmente dice el Midrash: "Quien ha llevado a otros a la soledad y al confinamiento debe ser castigado de la misma manera."

Sin embargo, la calumnia no es sólo la negación de D-os en la persona que calumniamos. Nos cuesta reconocer las cualidades de otro, no sólo porque no nos gusta o porque inconscientemente les deseamos mal, sino porque sus cualidades aparentes, sus logros especiales, en cierto modo socavan nuestro propia percepción. Este es el segundo aspecto en el cual la calumnia es igual a negar a D-os, no sólo en el "otro", sino en nosotros mismos. Cuando no puedo ver a D-os en mí  - para confirmar mi propia divinidad - no puedo soportar la excelencia de los demás.

¿Quién entiende ésto mejor que el Pueblo Judío? Somos víctimás de lashón hará. ¿Qué es el antisemitismo sino la patología de una ideología en quiebra moral que busca desesperadamente borrar los testigos de su insuficiencia y depravación? Hitler comprendía muy bien ésto cuando dijo estar en contra de "los judíos y su vida negando  los diez mandamientos."

Según el Talmud, el Segundo Templo fue destruído por el pecado de lashón hará,  y reconoce que los judíos de esa época eran personas piadosas que conocían todas sus leyes. Ellos creían que era permitido transmitir información negativa (de primera fuente) sobre una persona si fuese absolutamente necesario para evitar que otro cometa una equivocación, por ejemplo, en el caso de una presunta novia o novio. Según el Talmud, la gente del Segundo Templo escondía su verdadera motivación bajo la máscara de "leshem shamayim" - por temor al cielo.

Este tipo de lashón hará altruísta es la más destructiva. Rabí Israel Salanter, el gran maestro de la ética judía solía decir: "La excusa más utilizada (para la calumnia) se viste de piedad. Cuídese de quienes lo hacen porque es una mitzvah proteger la comunidad. Las guerras santas nunca fueron hechas por santos…”

La mística nos enseña que nosotros creamos  los ángeles que nos juzgan en el cielo: el ángel acusador y el defensor, según nuestros actos en este mundo.

He aquí su encanto. La Cabalá nos enseña que aunque una persona haya cometido muchas equivocaciones en su vida, si se cuida de no juzgar o calumniar a los demás,  tampoco en el cielo habrá un ángel que lo juzgue o hable en su contra. Quizás ésta sea la verdadera intención del versículo de Salmos: "¿Quién es aquel que busca la vida? Guarde su lengua del mal..."