Qué significa “escogido
Por Natan Lopes Cardozo

 

El Rabí Natan Lopes Cardozo dirige la Escuela Cardozo para Estudios Judaicos y Dignidad Humana. Se recibió como rabino en el Gateshead Talmudic College, es Doctor en Filosofía y autor de varios libros, entre los cuales se encuentra:  “La Torá como Mente de D-os”,  “Entre el Habla y el Silencio”, y  “La Cadena Infinita”. 

 

 

 

 

 

 

 

La demanda arrogante - Una de las demandas más desagradables hecha por un grupo étcnico ha sido la de los judíos, quienes según la Biblia, alegan ser el "Pueblo Elegido". Durante unos cuatro mil años han creído ser los elegidos de D-os, la "manzana de Su ojo", Su nación preferida y amada, lo cual suena a perjuicio de máximo orden, considerando al resto de la humanidad como ciudadanos de segunda clase.

Además de las referencias bíblicas, siempre que es posible, la tradición judía hace énfasis sobre su  particularidad.  Los judíos no se deben casar con gentiles; tampoco son proselitistas, sino al contrario, intentan desanimar hasta al más sincero. Las leyes de Cashrut limitan la interacción social. Aún cuando vivan entre gentiles, también hacen lo posible por vivir a su manera, vistiéndose diferente, hablando su propio idioma, y cumpliendo sus costumbres, oraciones y cultura singulares.

La dignidad del hombre - Con lo dicho anteriormente, pueden parecernos paradójico que el Judaísmo tradicional se ha desviado para reforzar la dignidad de la raza humana. Cuando leemos el capítulo de la Creación (mucho antes de que los judíos entraran a la escena), la Biblia nos dice que todos los hombres fueron creados a imagen de D-os (Génesis, cap. 1.) Las palabras del profeta son claras:  "¿No tenemos un solo Padre? ¿No hemos sido creados por el mismo D-os?” (Malaji, 2:10).  En tiempos talmúdicos, Rabí Meir dijo que Adán fue creado del polvo recogido de todos los extremos de la tierra, de manera que ninguna nación pueda adjudicarse la supremacía o ser la cuna de la humanidad.

Aunque el Judaísmo no es una religión proselitista, insiste en que cualquiera puede convertirse. Algunos de los grandes judíos de la historia fueron conversos o descendientes de éstos: El gran rey David, descendiente de Rut, quizás el converso más famoso de la historia (vea el Libro de Rut).  Rabí Akiva, Shemayah, y Avtalyion, algunos de los grandes sabios del Judaísmo, eran descendientes de conversos. El famoso comentarista y sabio Onkelos,  sobrino del emperador romano, sé convirtió. Lo más sorprendente es la insistencia del Judaísmo de permitir que miembros del pueblo de Amalek, gran enemigo de los Israelitas, se convirtieran con sólo manifestar su sincero deseo de hacerlo.

La paradoja - La contracción es obvia. El Judaísmo quiere asegurar la unicidad y elegibilidad, pero también defender la igualdad de todo hombre y la dignidad de todos los seres humanos. Declara que esta paradoja es la piedra angular sobre la que se basa el Judaísmo.

Realidad - Antes de aplicar esta contradicción, debemos hacer una importante pregunta:  ¿Confirma la historia la unicidad del Pueblo Judío?

La respuesta es clara:  Sí. Los fríos hechos históricos prueban que el Pueblo Judío se fundamenta en tres aspectos:  

1.  Experimentaron una sobrevivencia milagrosa.

2. Han dado increíbles contribuciones a la civilización, desproporcionadas con su número.

3.  Hicieron un retorno sin precedentes a su tierra después de casi dos mil años de exilio.

 

1.  El pueblo más exacerbado - A través de la historia, los judíos estuvieron rodeados de enemigos cuya finalidad era destruirlos;  sostuvieron guerra tras guerra para sobrevivir; fueron de un exilio a otro. Golpeados, asesinados, torturados, fueron expulsados de un país a otro, donde siempre les aguardaba un nuevo desastre. Se convirtieron en el chivo expiatorio de la histeria, tanto nacional como social, y aún así sobrevivieron. Discriminados, continuamente forajidos, la nación más antigua del planeta, moría constantemente... pero nunca totalmente. Sobreviviendo a sus enemigos, violaban todas las leyes indispensables de la historia, razón por la cual se convirtieron en el pueblo más exacerbado del mundo.

  2. Su contribución - Los judíos trajeron el monoteísmo al mundo, demostrado como una de las ideas más poderosas. Debido a que desde entonces el universo nunca ha sido igual, el regalo de la Biblia convierte todos los actos en acciones morales, enseñado ética y justicia.  Sin los judíos no habría existido ni el cristianismo ni el islamismo. Basados en el "Libro", ninguna ley internacional sería lo que es.  Siglos después, los judíos contribuyeron a las ciencias, la literatura, la música, las finanzas, la medicina y el arte; todo tras las esperanzas perdidas de un pueblo pequeño y torturado, victima de muchas revoluciones sociales, donde frecuentemente eran líderes y pensadores. Dieron grandes rabinos y sabios,  y aún aquellos a punto de asimilarse revolucionaron el mundo como  Spinoza, Freud, Marx y Einstein.

3.  El retorno -  En 1948, los judíos se las arreglaron para liberarse de casi dos mil años de exilio para regresar a la tierra de sus antepasados. Justo momentos después de haber sufrido su mayor destrucción, el Holocausto, donde perdieron 6.000.000 de vidas, tomaron y sus maletas y se "fueron a casa". Cuando el mundo declaró que ya no había esperanza para los judíos, apareció el Estado de Israel, como de la nada.  El retorno judío a su tierra es único.  Ninguna nación, luego de un exilio tan largo y doloroso, ha regresado a su casa y, violando todos los principios de conformidad, construyeron un estado moderno.

El primer judío -  Puesto que los judíos son realmente una "nación aparte", su unicidad está fuera de pregunta, pero ¿tiene ésto que ver algo con el reclamo bíblico de elegibilidad?  Para responderla, regresemos a la Biblia, Génesis, capítulo 11.

La generación de la Torre de Babel representó una degradación en la historia de la humanidad.  El hombre quiso construir una torre que llegara hasta el cielo para desafiar a D-os.  Por primera vez, toda una generación se rebeló contra El como un principio.  Mientras generaciones anteriores hicieron mucho daño, Lo reconocieron. La generación de la Torre de Babel, trajo una nueva ideología al mundo, de extremo laicismo donde D-os era ignorado y se admiraba el mal.  Esta nueva creencia aceptaba la inmoralidad, elevándola al nuevo orden mundial.

Un hombre entendió los peligros inherentes de una ideología donde D-os fue exilado y la inmoralidad, la corrupción y la depravación sexual se hicieron norma. Es conocido como "Abraham el Ivri" (el hebreo).   Al "cruzar" (ivri) y pararse en el "otro lado", "desafió" al mundo, convirtiéndose en el primer judío de la historia. Un eterno predicador de moral que enseño a su gente lo que  no querían escuchar, aunque debían saber: ¡No cuenta lo que uno tiene, sino lo que uno es! No es lo que  quiere hacer, más  lo que debe hacer, lo que transforma al hombre en un ser de suprema grandeza.  Ayudado por su esposa Sara y luego por su hijo Isaac y sus nietos, Abraham construyó un imperio de embajadores espirituales cuya meta era revolucionar la perspectiva propia del hombre, llevándolo a un mejor plano. Y así, con tropiezos y errores, nació el "pueblo judío" con la finalidad especificada de salvar y defender el honor de la raza humana.

La nación que se encontraba en proceso de construcción sé convertiría en la conciencia culpable del mundo.  Como señaló Jacques Maritain:"Los judíos no pacificaron al mundo, se hundieron, no tuvieron descanso ni se contentaron mientras éste no tuviera un D-os".

Exclusividad en ética -  Para ser fuente de inspiración debemos construir una fuerza matriz dentro de nosotros, lo cual exige una dedicación tolerante encaminada a un fin común que sólo es posible mediante la aceptación de una manera de vida especial.  Esto es el Judaísmo para los judíos. Andar por nuestro camino, significa rechazar el de los demás. Debido a que éstos viven su propia vida y se mantienen unidos, fueron y son capaces de ofrecer al mundo una ideología de alto valor. No hay necesidad que todos vivan igual, es la pluralidad intrínseca del hombre la que ofrece tantos cultos. Mientras se observen los principios básicos de moralidad, enseñados por Abraham, cada persona puede dar su propia contribución. Por lo tanto, la exclusividad de los judíos es especial. La nacionalidad se convierte en ética, y abandonar la primera sería ceder el mensaje ético a la humanidad.

La nación israelí transforma al mundo, y tiene como finalidad de llevar al hombre a su completo potencial moral y religioso. En ese sentido, los judíos viven en constante tensión espiritual, soñando con una raza elegida que ha descubierto la rectitud y el camino para llegar a D-os, confrontadores con una paradoja sublime:  Luchan para sobrevivir con la única esperanza de que un día desaparecerán.