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R. Yosef Benchimol




El Maaser

La palabra "Maaser" significa "diezmo".  Ella proviene del verbo "leaser", que significa "diezmar", es decir, separar el diez por ciento.

Dice Rabí Yosef Caro en su libro "Shulján Aruj" capítulo 249, al referirse a la cantidad de tzedaká que cada persona está obligada a dar por año:

La cantidad que debe dar - si tiene el poder económico, entonces debe dar acorde a las necesidades de los pobres.  Pero si no tiene tantas posibilidades, que de hasta un quinto de sus bienes, y esa es la mejor manera de cumplir con la mitzvá; si da un décimo, eso es la manera intermedia; y menos de eso es ser mezquino.  Y estos porcentajes que recordamos no siempre se refieren al capital, pues sólo en el primer año se refieren al capital inicial, pero el resto de los años se refieren a la ganancia de cada año.

De cualquier modo, que la persona no de menos de un tercio de shekel por año (el equivalente a 6 gramos de plata pura), y si dio menos que eso no cumplió con la mitzvá de la tzedaká.

De esta palabras del Shulján Aruj, aprendemos que a pesar de que el mínimo que la persona debe dar para cumplir la mitzvá de la tzedaká es un tercio de shekel, de todas formas, quien da menos del diezmo de sus ganancias tiene "ain raá - mal ojo", es decir que él es mezquino y no reparte tzedaká como debería hacerlo.

Dijeron Nuestros Sabios:

¡Fíjate cuán bondadoso es Hashem con su creación!  La costumbre de las personas es que si alguien tiene un terreno y no lo quiere cultivar personalmente, entonces, él se lo da a un tercero para que lo haga, otorgándole el 50 % de lo que ella coseche.  Sin embargo, Hashem nos da todo y sólo nos pide el 10%.

La misericordia de Di-s por Sus creados no tiene límites.  Y, en verdad, incluso si pareciese ser que Él nos "pide" algo, en realidad Di-s no tiene beneficio de nuestras acciones.  Todo el beneficio es nuestro.

Al separar nuestros diezmos para tzedaká no debemos preocuparnos pensando que careceremos de alguna cosa.  Pues debemos saber que la parnasá (sustento, manutención) de la persona no depende directamente de nuestro esfuerzo por conseguir hacer dinero, sino que es un regalo de Di-s.

En el tratado de Taanit (2a), el Talmud declara:

Tres llaves permanecen sólo en manos de Di-s y no le fueron entregadas a ningún intermediario: las llaves de la lluvia, las llaves de los nacimientos y las llaves de la resurrección de los muertos.

Nuestros Sabios nos enseñan que estas tres llaves, las de la parnasá, las de la creación de la vida y las de la transición de lo físico a lo espiritual, están más allá de los parámetros del mundo natural, y es por eso que sólo Di-s se ocupa de eso.  Él es quien nos envía todo lo que tenemos y nos provee de todas nuestras necesidades.

Además, Nuestros Sabios nos enseñan en el Talmud, que Di-s fija la parnasá anual de cada persona en Rosh Hashaná, acorde con los méritos que hayamos acumulado el año que terminó.  Es por eso que es incorrecto preocuparse al dar nuestros diezmos, ya que sin lugar a dudas, Di-s tendrá nuestras acciones en cuenta el próximo Rosh Hashaná.

¿Quién no quiere prosperar económicamente?

Di-s nos provee bendición para que vivamos y le sirvamos con alegría, y sobre todo, para que compartamos esa alegría con nuestros hermanos.

Con ese animo la Torá ha dispuesto numerosas obligaciones con respecto a los menos afortunados y estas son:

Maaser         Shejajá            Leket               Peá

Olelut            Shemitá          Yobel         Tzedaká

Como hemos mencionado, la tzedaká no es una virtud del corazón individual, sino una obligación,una orden explicita de la Torá.

Todos, pobres y ricos, viejos y jóvenes, mujeres y hombres, están obligados a la misma; en toda ocasión que se pueda.

En cuanto a los limites, nuestros Sabios especificaron que un décimo de los ingresos es una porción adecuada para dar cumplimiento a la mitzvá, estimándose el máximo en un quinto de los ingresos netos.

Sin lugar a dudas la tzedaká es uno de los pilares del Judaísmo.

Todo lo que Él nos manda es para probarnos, y en definitiva, si Di-s ve que repartimos tzedaká como corresponde - administrando bien ese 10% de nuestras ganancias que le "pertenecen" a Él - entonces nos proveerá de más capital para que el diezmo que tengamos para repartir sea mucho más grande, y de esa manera hagamos Su voluntad en el mundo.

Traed todo el diezmo al granero, para que haya alimento en Mi Casa.  Probadme en esto, dice el Eterno de los ejércitos, (y veréis) si no os abro las ventanas del cielo y os derramo una bendición, para que haya (cosecha)mas que suficiente. (Malají Cap.3:10).