Leyes de Janucá
Para recordar y publicar a todos nuestros hermanos el gran
milagro de Janucá, fijaron nuestros Sabios encender las velas de
Janucá (al decir velas, nos referimos preferentemente, al aceite
de oliva), durante las ocho noches de la festividad, colocando la Janukiá
en el umbral de la puerta o sobre una ventana dirigida hacia la vía
pública, siempre que esté ubicada a una altura menor de
20 Amot (aproximadamente 10 metros, que es hasta un tercer piso)
de manera que sea visible por los transeúntes. En caso contrario,
se la coloca del lado izquierdo de la puerta de entrada a la casa, frente
a la Mezuzá, para así estar rodeados de mitzvot.
La Mitzvá del encendido de las velas de Janucá
es muy apreciada, a tal punto que los pobres que no tienen recursos suficientes
para su sustento, deben vender algo de sus pertenencias y comprar aceite
para encenderlas.
La luz de la Janukiá (candelabro de ocho luces
más una adicional para encenderlas) es sagrada, debido a que con
ella recordamos el encendido del candelabro del Templo. Por esta razón
no puede ser utilizada para otro fin como, por ejemplo, para hacer algún
trabajo o leer. Por este mismo motivo agregamos una vela accesoria llamada
Shamash, con la que encendemos las restantes, y cuya luz puede
ser utilizada en caso de necesidad.
En la primera noche de Janucá (la que queda enmarcada
por el veinticuatro y el veinticinco de Kislev) se enciende una vela;
en la siguiente, dos; en la tercera, tres, y así sucesivamente
hasta la octava noche en la que se encienden las ocho velas, excluída
la vela piloto o "shamash". Así lo fijó
Bet Hilel, para que los transeúntes pudieran reconocer, según
el número de velas, en que día de la festividad se encontraban.
De cualquier modo, el que posea una sóla vela, podrá encenderla
con la bendición correspondiente.
El horario del encendido de las velas comienza con la aparición
de las estrellas y se debe tratar de encenderlas precisamente, al llegar
esta hora. En la víspera de Shabat se encienden las velas de Janucá,
antes que las de Shabat, con aceite suficiente para que queden encendidas
hasta media hora después de "Tzet Hacojabim" (salida
de las estrellas). Si se utilizan velas, éstas deberán ser
suficientemente grandes para que duren hasta esa hora, de lo contrario,
utilizando las velas comunes, no se cumple con la mitzvá
en la noche de Shabat.
Si una vela se apaga en el transcurso de la media hora desde
la salida de las estrellas, se acostumbra (excepto en Shabat) reencenderla
sin pronunciar las respectivas bendiciones. Está permitido apagar
las velas después de que ardieron el tiempo necesario (a excepción
del viernes por la noche, cuando está prohibido hacerlo debido
a la santidad del Shabat, como también moverlas de su lugar).
Aún cuando son aceptables distintos tipos de aceite
o velas, se recomienda encender con aceite de oliva, puesto que con él
sucedió el milagro y era el aceite que se usaba en la Menorá
del Bet Hamikdash; las velas deben quedar encendidas por lo menos media
hora. Durante esta media hora debe procurarse no realizar ningún
trabajo (especialmente las mujeres), por respeto al encendido de las velas.
En Motzaé Shabat (Sábado por la noche), las luminarias
se encienden después de la Havdalá.
Las luminarias deben estar alineadas en una misma hilera
y a la misma altura, para que puedan ser reconocidas a distancia; no deben
estar demasiado cerca una de la otra para que las llamas no se toquen
y se asemejen a una fogata. El Shamash (vela piloto) debe estar
colocado más alto o al costado de las otras, para denotar la diferencia
con las demás.
Las comunidades sefaradíes acostumbran encender una
Janukiá por casa; preferentemente debe ser encendida por
el jefe de la familia, en presencia de todos.
Las mujeres tienen la misma obligación que los hombres
de encender las luces de Janucá, por lo tanto en el lugar en donde
sólo se encuentran mujeres, una de ellas debe encender la Janukiá
y recitar las bendiciones correspondientes.
Las comunidades ashkenazíes acostumbran a que cada
miembro de la familia participe en el encendido de las velas, excepto
la mujer, la cual cumple con este precepto cuando el marido lo realiza.
Si por cualquier motivo una persona no pudo encender las
velas de Janucá alguna de las noches, puede y debe continuar
el encendido la noche siguiente como corresponda. Por ejemplo, si no encendió
en la cuarta noche de Janucá, deberá encender cinco velas
en la quinta noche.
También en la sinagoga se deben encender las velas
de Janucá, proclamando así el milagro ocurrido, pero ninguno
de los presentes (ni siquiera el encargado de hacerlo) queda por ello
exento de encender las velas en su hogar.
Por su parte, en los tres rezos diarios (Shajarit, Minjá
y Arbit), como también en el Birkat Hamazón (agradecimiento
después de las comidas), se agrega "Al HaNisim",
("Por los Milagros").
Durante los ocho días de Janucá se dice el
Halel (oraciones de alabanza al Eterno), con su respectiva bendición,
y se lee una sección especial de la Torá.
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