Costumbres de la Fiesta
Durante
el devenir histórico, las diferentes generaciones acumularon una
serie de costumbres que adquirieron gran popularidad, especialmente entre
los niños, que caracterizan a la Fiesta de las Luminarias.
Estas costumbres incluyen numerosos juegos y entretenimientos,
usualmente acompañados por golosinas y comidas festivas. Es usual
realizar fiestas familiares en las noches de Janucá, en las cuales
las comidas típicas son las "levivot" y las tradicionales
y deliciosas "sufganiot" fritas en aceite y cubiertas
con azúcar, en rememoración del milagro de la jarra de aceite.
Los
más pequeños se divierten con el juego de la perinola ("sevivón"),
también característica en la celebración de Purim.
La perinola empleada en Janucá se construye con diversos materiales
y hay quienes sostienen que este entretenimiento tiene su origen en los
días de los Macabeos. Como estaba prohibido el estudio de la Torá,
los Sabios y sus discípulos simulaban jugar a este pasatiempo cuando
se acercaban enemigos. En las cuatro caras de la perinola están
escritas las iniciales de la frase: "Un Gran Milagro Ocurrió
Allí". (En Israel: "Un gran milagro ocurrió
aquí").
De Nuestras Fuentes
En el tratado de Taanit del Talmud Babilónico,
preguntaron nuestros Sabios: "¿Por qué fijaron Janucá
ocho días si la janucá -inauguración- que hizo Moisés
con el Santuario en el desierto sólo fue de siete días?".
A esta pregunta traeremos varias de las numerosas respuestas
que aportaron nuestros Sabios en diferentes épocas:
1. Debido a que en los días del dominio griego, entraron
los Jashmonaím al Templo, construyeron el altar y sus
instrumentos y estuvieron ocho días ocupados en la restauración
(Tratado de Taanit).
2. En el Tratado de Shabat, tras la pregunta "¿Qué
es Janucá?", respondieron nuestros Sabios: "Tras
la reconquista del Templo, no encontraron más que un cántaro
con aceite que contenía cantidad suficiente para encender las
luces de la Menorá por el transcurso de un día. Entonces
ocurrió el milagro que les permitió encender las luminarias
durante ocho días".
Sobre esta respuesta volvieron a preguntarse el por qué
de los ocho días, si en realidad el milagro duró siete,
tomando en cuenta que naturalmente el aceite era para el día primero.
Las respuestas fueron muy simples:
a. Al primer día lo declararon festivo en memoria
de la victoria sobre sus enemigos, y los siete siguientes, por el milagro
del aceite que no se consumió y siguió encendiendo hasta
el octavo día.
b. El milagro duró ocho días, pues sabían
que tardarían ese lapso en conseguir aceite puro de oliva apto
para el Templo. Repartieron el aceite, y aunque sólo vertían
un octavo de la cantidad, las luces permanecían encendidas durante
el mismo período (hasta el amanecer). De esta forma vió
todo el pueblo que no fue el aceite el que mantuvo encendidas las luces,
sino la voluntad Divina.
3. Entre las prohibiciones dictaminadas por los Helenistas,
se suprimió el precepto de la circuncisión, consituyendo
esta prohibición la más dura para el pueblo de Israel,
que hasta en los momentos más difíciles y de alejamiento
de Di-s, guardaron y cumplieron con alegría el precepto de la
Milá (pacto de la circuncisión). Los Helenistas
vieron en esta ceremonia la deformación de la perfección
humana, pues ésta -junto a la belleza- formaban los pilares de
su cultura, mientras que el cuerpo humano, su idolatría. Por
el contrario, la Torá considera al arel (incircunciso)
como un ser incompleto, y el Brit Milá, como el pacto
eterno entre Di-s y la persona.
4. Celebramos el octavo día para demostrar a los
ojos del mundo que aún el comportamiento "natural"
del aceite de mantener encendida la mecha también constituye
un milagro, pues en aquellos días, cuando la cultura griega quiso
rebatir la existencia y la dirección Divinas, ocurrió
el milagro de Janucá que puso de manifiesto la intervención
de Di-s en lo "natural" como parte de su deseo. Como dijo
el Tana (Sabio de la época de la Mishná): "El
que dijo al aceite encender, diga al vinagre ¡Ilumina!".
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