"A
la salida del primer día de la fiesta (de Pésaj), día
de la ofrenda del Ómer, contaréis siete semanas completas,
al cabo de las cuales traeréis el día cincuenta, una ofrenda
al Señor". (Vaikrá 23:15-16).
Con este precepto de la cuenta de los días y de las
semanas, nos acercamos al acontecimiento más importante en la historia
judía desde la salida de Egipto: La entrega de la Torá en
el Monte Sinaí.
La salida de Egipto nos conformó en un pueblo, la
Torá nos dio los valores espirituales que permitieron conservar
la integridad del pueblo judío a lo largo de los siglos y en contra
de todos los peligros.
A diferencia de cualquier otro tipo de ciencia, doctrina
o fenómeno histórico, que solamente son aptos para un cierto
grupo de personas o una época determinada, la Torá acompañó
al judío en todas las épocas y en todos los lugares donde
se encontrara, pues la Torá no es solamente un libro, o una ciencia,
sino que es la vida en sí, como está escrito: "Y te
di hoy, la vida y el bien, la muerte y el mal... y elegirás la
vida..." (Devarim 30:15-19).
La posibilidad de elección nos fue entregada en nuestras
manos, pero no se puede elegir si no se conoce, como enfatiza el proverbio:
"¿Qué persona se considera 'libre'?, la que se dedica
al estudio de la Torá", pues solamente el que la estudia puede
conocer la vida y, por consiguiente, sólo el que conoce puede ser
libre de elegir.
Debemos contar cuarenta y nueve días a partir del
día de la ofrenda del Ómer, es decir, el 15 de Nisán.
Las semanas y los días deben ser incluidos en la cuenta, ya que
está escrito: "Siete semanas contarás..." (Devarim
16:9).
El recibimiento de la Torá fue el factor que promovió
la redención de Israel de Egipto, por lo que se nos ordenó
contar los días hasta la entrega de la Torá en el día
de Shavuot, demostrando así el anhelo y el deseo por recibir la
Torá, como los esponsales cuentan ansiosos los días que
restan para su boda.
Debido a que el comienzo de la cuenta coincide con la ofrenda
del Ómer, (que se realizaba en la época de Bet HaMikdash),
se denominaron estos días como los de la "Sefirat HaOmer"
(la cuenta del Ómer).
El Ómer era la ofrenda compuesta por los primeros
granos de cebada de la nueva cosecha, y por medio de esta oblación
se permitía el consumo de los nuevos granos (Hadasim).
Antes de contar el día correspondiente, se pronuncia
la siguiente bendición:
"BARUJ ATÁ A-DO-NAY E-LO-HE-NU MELEJ HAOLAM
ASHER KIDESHANU VEMITZVOTAV VETZIVANU AL SEFIRAT HAOMER".
"BENDITO ERES TU, DI-S NUESTRO, REY DEL UNIVERSO, QUIEN
NOS HA CONSAGRADO CON SUS PRECEPTOS, Y NOS HA ORDENADO CONTAR EL ÓMER".
Luego se cuenta de acuerdo al día, por ejemplo: "Hoy,
es el primer día del Ómer".
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