Torá desde Jerusalem
Parashá Behaalotejá - Cuando enciendas
Libro Bamidbar / Números (8:1 a 12:16)
Comentario
sobre la Parashá
“Cuando
enciendas las velas del candelabro...”
(Bamidbar
8:2)
“Y hablarás a Aharón y le dirás: “Cuando enciendas las velas del
candelabro…”. A lo que comenta
Rashi sobre la relación de las parashiot, diciendo: La parashá del encendido de
las velas del candelabro continúa a la de los sacrificios que debían ofrecer
los príncipes de las tribus en la inauguración del Tabernáculo, por lo que
Aharón llegó a resentirse pues su tribu no fue incluida para ofrendar, y por ello
el Eterno le anunció: “Aharón tu obligación es de mayor importancia que la de
los príncipes de las tribus”.
Los comentaristas se preguntan sobre este comentario de Rashi: ¿Cómo
se demuestra que la importancia de la obligación de la tribu de Aharón, de
preparar el encendido de las velas es mayor a la de la ofrenda de los
sacrificios? El encendido de las
velas puede ser hecho por un Israel no perteneciente a la tribu de Aharón, pero
solamente el preparativo de las velas es privilegio de su tribu. Asimismo encontramos que en Shabat
todos los sacrificios obligatorios, como los Temidim, los Musafim suponían una
profanación a las leyes sabáticas, pero, sin embargo, los preparativos de los
mismos debieron ser hechos anticipadamente, no pudiendo realizarse durante el
Shabat. En cambio, el encendido de
las velas del candelabro del Santuario se podía realizar en Shabat como también
sus preparativos, por lo que el Eterno dijo a Aharón: “Tu obligación es mayor
que la de ellos”, pues ellos solamente podían realizar la mitzvá y no los
preparativos.
La luz en la Torá tiene un gran simbolismo: “Pues la vela es la Mitzvá
y la Torá la luz”, y así como una pequeña fuente de luz puede rechazar la
oscuridad de un gran espacio, así un dicho de la Torá puede contrarrestar mucha
ignorancia.
Vemos en el concepto del candelabro del Tabernáculo, que el
preparativo de las velas llega a ser más importante que el propio encendido;
asimismo lo vemos en los conocimientos de la Torá, en la que el valor no se
encuentra en el conocimiento en sí, sino en el esfuerzo realizado para
alcanzarlo y en la intención para el estudio. “Tanto el que alcanzó a conocer mucha Torá como el que no
llegó a ello. Lo importante se
encuentra en su intención”, así dijeron nuestros Sabios.
El Talmud nos comenta sobre el maestro de Rabí Meír (Baal Hanés)
Elishá Ben Abuyá “Ajer” que llegó a niveles de conocimiento de Torá que ni el
mismo Rabí Meír llegó a alcanzar.
Cómo podemos entender que con tanto conocimiento de Torá, llegara a
profanar el Shabat a conciencia y en público. A lo que responde el Talmud que todo radica en la intención,
a lo que comenta: Abuyá acostumbraba invitar a los Sabios a su casa. Un día en el entusiasmo del estudio,
vio Abuyá cómo una llama se encendía entre las cabezas de los Sabios y ponía en
peligro de que se incendiara el techo de madera, a lo que le advirtieron que el
fuego de la Torá no daña; observó Abuyá cómo la llama llegaba hasta el techo y
no lo quemaba. Se dijo a sí mismo:
Si los Sabios son capaces de producir un fuego que no quema, mi hijo para
ellos. Toda la intención con la
que fue encaminado Elishá por su padre en el estudio de la Torá, fue por el
deseo de grandeza, por lo que el estudio de la Torá no hizo efecto en su persona,
sino que lo convirtió en un almacén de libros y datos, un sencillo disco duro
de computadora.
Muchos programas de estudios se han innovado en las escuelas, con una
periodicidad tal que a veces pareciera que la educación se ha convertido en una
moda de ropas, cada año una idea nueva o renovada; parecería que no estamos
contentos con los alcances educativos de nuestros niños. Educación o enseñanza, existe una gran
diferencia entre ambas expresiones.
Ya no existen mas centros educativos, pues lo maestros no se sienten
responsables ni con derechos a educar, hoy son solamente vendedores ambulantes
de conocimiento, escuelas de enseñanza, nuestros hijos saben muchas más
materias que nosotros, estudiaron más matemáticas y tal vez hasta más historia,
el Internet les “abrió los ojos” a muchas fuentes, pero en verdad creemos que
el Internet educa, a quien le importa.
La Mishná en Pirké Avot nos dice: Toda Torá que no es acompañada de un
oficio terminará suprimiéndose y acarreará el pecado; una Mishná muy querida
por todos a los que les gusta trabajar y no dedican esfuerzo al estudio de la
Torá, pero por lo visto olvidan el orden de preferencias que está escrito en la
Torá: Lo primordial la educación, la Torá debe ir acompañada por la
“necesidad”, pero “si olvido la Torá para qué quiero la necesidad”. Rabí Moisés HaRambam ejerció como
médico en la Corte del Sultán de Egipto y ciertamente estudió y practicó para
llegar a ese puesto, pero olvidamos que mucho antes ya había alcanzado los
niveles mas altos de conocimiento y cumplimiento de Torá, como lo testimonian
una larga lista de libros y respuestas, así como su gran obra “Mishné Torá”.
No convirtamos nuestros centros de educación, donde los valores y
principios son primordiales, en escuelas de enseñanza, donde los conocimientos
y la tecnología son los que determinan el nombre del lugar. Alemania llegó a ser el centro de las
ciencias, las artes, tecnología, etc., pero por lo visto les faltó lo único que
no tenían y los resultados tristemente los conocimos mas tarde.
Es cierto: “Si no hay pan, no hay Torá”, ya que difícilmente se puede
estudiar si no existe ese mínimo para poder vivir, pero no olvidemos la
continuación del dicho del pérek: “Si no hay Torá, no hay pan”, ese pan sin
Torá puede convertirse en “tóxico”.
Shabat Shalom.
Rab Shlomó Wahnón
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