Torá desde Jerusalem
Parashá Behaalotejá - Cuando enciendas
Libro Bamidbar / Números (8:1 a 12:16)
Comentario
sobre la Parashá
“Y le dijo
Moshé a su suegro Jovav...”
(Bamidbar
10:29)
“Y le dijo Moshé a su suegro Jovav, hijo de Reuel el midianita:
Viajaremos hacia el lugar que dijo el Eterno: Les daré a vosotros. Ven con nosotros y te beneficiaremos
pues Hashem habló bien sobre Israel”.
Y le dijo (Itró): No iré, solo a mi tierra y a mi familia
volveré... Como podemos entender
la respuesta del suegro de Moshé, Itró, quien anteriormente había reconocido al
Todopoderoso como la “razón de todo”, y todo el bien que había hecho con el
pueblo de Israel.
Itró no pone en duda que la promesa de Moshé será cumplida, ni pone en
duda la bendición de Hashem para con el pueblo de Israel. Si no, que Itró nos viene a enseñar la
fuerza de la costumbre: ˇSolo a mi tierra y a mi familia volveré!. El mismo Itró que en la parashá que
lleva su nombre dijo: Bendito el Eterno que os salvó de las manos de los
egipcios y de las manos del Faraón.
Ahora sé qué grande es el Eterno, más que todos los dioses. Al respecto nos comenta Rashi que
solamente un idólatra como Itró podía decir algo así, ya que conoció y sirvió a
todos los tipos de idolatría existentes.
La costumbre y los hechos son imanes muy potentes que detienen a la
persona de los cambios, aún cuando la inteligencia y los conocimientos nos
indican la equivocación.
Dijeron nuestros Sabios: Donde se encuentra el arrepentido no llega a
encontrarse el correcto, “Macom She Baaeli Teshuvá Omdim En Tzadikim Guemurim
llejolim Laamod Bo”. Con respecto
a los arrepentidos no especificaron en qué nivel de arrepentimiento se
encuentran, sin embargo con respecto a los correctos dijeron Guemurim
completos, por lo que debemos entender de que el arrepentido por sencillo que
sea, se encuentra en un alto nivel.
La Mishná en el Tratado de Avot nos dice en nombre de Ben Jei Jei: Lefum
Zaará Hagrá (según el sufrimiento, el valor). El esfuerzo, los hechos son la razón de nuestra
existencia.
Cuentan de un Rey que llamó a sus tres hijos con la intención de
comprobar la capacidad de los mismos para el futuro y les entregó a cada uno
una importante suma de dinero para que durante un año lo administraran. Al cabo del año los volvió a reunir y
les exigió lo entregado, a lo que el primero presentó el balance positivo de
sus acciones, por lo que recibió la aprobación y el consentimiento de su
padre. El segundo se disculpó que
por desgracia había invertido el dinero en un proyecto que consideró en un
principio de mucho éxito, pero la realidad le demostró su equivocación, a lo que
su padre aceptó la disculpa y lo alentó para que no se preocupara por lo
ocurrido. Esa es la realidad
diaria no siempre se tiene éxito.
Cuando el tercer hijo le devolvió el dinero en un sobre cerrado, tal
como lo había recibido, el padre se molestó muchísimo con él. Ante el insospechado comportamiento del
padre, el hijo le preguntó sobre los motivos del mismo, ya que no entendía por
qué él que había cuidado con esmero el dinero era criticado y su hermano que
había perdido todo había sido recibido comprensión, a lo que le respondió el
padre, tu hermano aunque perdió todo lo invertido cumplió con lo encomendado,
hizo todo el esfuerzo por invertir bien el depósito, pero tú como te atreves a
preguntar. żAcaso se te dio el
dinero para que lo guardaras? żAcaso
no tengo dónde cuidar el dinero, que necesito de ti para que te empeñes e
intentes?
Así es nuestra situación en este mundo: el Creador nos entregó el
espíritu de la vida en este mundo para que intentemos desarrollar y corregir
nuestras condiciones naturales con las que nacemos: codicia, envidia, odio...,
y se nos entregó el camino y los medios para poder realizarlos. En nosotros está solamente la decisión
del intento de esforzarnos: Lefum Zaará Hagrá ( según el sufrimiento, el
valor).
Shabat Shalom.
Rab Shlomó Wahnón
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