Torá desde Jerusalem
Parashá Bereshit - En el principio
Libro Bereshit / Génesis (1:1 a 6:8)
Enfoques
sobre la Parashá
“Al
principio Di-s creó el cielo y la tierra” (Génesis 1:1)
Rashi nos dice que la razón por la que la Torá empieza con la Historia de la Creación es por si acaso las naciones del mundo nos acusan de
ladrones, (nos apoderamos de la tierra de las siete naciones canaanitas)
nosotros podemos contestar al mundo que “La tierra entera pertenece al Señor”. El la
creó y
la dió a
quien le pareció apropiado darla.
Por voluntad de Di-s los canaanitas recibieron su país y por la misma
voluntad ellos lo perdieron y nosotros lo ganamos.
Si analizamos bien esta explicación parece poco razonable. Cualquier ladrón puede decir:
“Sé que
esta es su casa, Señor Cohen. pero toda la tierra
pertenece al Señor, El creó su casa y ahora puede darla a quien quiera, Se la dió a usted y
ahora me la va a dar a mi”.
La respuesta es que todo en este mundo puede
ser robado, todo menos la tierra de Israel. Israel es único, porque no es
robable. El hecho de poseer la
tierra de Israel es prueba de posesión legitima. Pero solo nos merecemos Eretz Israel si en verdad deseamos
morar en Eretz Israel. Nuestro deseo de poseerlo debe corresponder al deseo de
Hashem de dárnoslo, solo así podemos garantizar que Di-s continuará dándonos este país.
(Basado
en Rav Moshe Shapiro)
"En el comienzo de la Creación de Di-s del cielo y de
la tierra..." (Génesis
1:1)
Llegaste a la casa de tus sueños. Dos años planeándola, tres
años construyéndola. Haces pasar a
tus invitados a la parte superior del ala occidental, y con orgullo abres la
puerta de la suite de invitados.
Las puertas dan un golpe. De pronto, un pequeño temblor sacude a la
casa. Lo que suena como un gemido distante, de repente se hace más y más fuerte,
y, ante tus propios ojos, toda el ala occidental se separa de la casa y se
derrumba, cayendo a tierra como en cámara lenta. Tú y tus invitados se quedan
helados del terror, mirando a cincuenta pies de nada, a dos pulgadas de los
dedos de sus pies.
La Torá es el anteproyecto del mundo. Así como el constructor toma todas las
precauciones, analizando en detalle el anteproyecto de la casa, antes de que
una sola topadora alce sus garfios, ansiosa; y así como mide y calcula y hace
estimaciones, con la calculadora siempre a mano, Hashem también crea el mundo a
partir de Su anteproyecto: la Torá.
Por eso, se entiende que el Séfer Torá al que le falta una
sola letra sea pasul, inválido. Porque así como una sola línea que falta en los
planos de un edificio puede hacer que toda el ala occidental se haga ruinas
enfrente de nuestros propios ojos, del mismo modo una sola letra que falte de
un Séfer Torá es como si al mundo le hubieran sido borradas partes enteras.
(Basado en el Jafetz Jaim)
“Y apareció la noche y la mañana, el segundo día” (Génesis1:8)
De los demás
días de de la Creación la Torá nos dice que
“estuvo bien, o muy bien” pero del segundo día no nos dice nada. ¿Por qué no fué el segundo día bueno? Los ángeles
y el firmamento fueron creados en ese día, y por supuesto esas son grandes
creaciones.
Para que algo sea “bueno” debe reflejar la
intención primordial de la Creación. La intención
primordial de la Creación es el ser humano, y su
lugar pertenece al mundo físico “de abajo”. Los mundos espirituales creados en el
segundo día solo tienen el propósito de ayudar al
hombre a jugar el papel que Di-s tenía planeado para el en su plan para la
Creación del Universo.
Por sí solos, los ángeles
no son “buenos”, porque “Los Sabios son más grandes que los ángeles” (Sanhedrin
93a)
(Adaptado de Rabeinu Bachya)
"En el séptimo día Di-s completó el trabajo que
estaba haciendo y se abstuvo del trabajo que hiciere" (Génesis2:2)
Érase una vez un niñito sentado a la orilla de un sendero
llorando desesperadamente. Un gran
rabino pasó y agarró al niño en sus brazos. ¿Porqué estas llorando mi niño? le preguntó. El niño le contesto: "porque
estuve jugando al escondite con mis amigos y yo les dije que me escondería y que
ellos debían buscarme pero nadie me esta buscando. El niño empezó a llorar otra vez. "No te preocupes, le dijo el Rabino, Di-s se siente
muchas veces como tú. No hay mucha
gente en este mundo que ande buscándole.
La palabra "mundo" en hebreo tiene la misma raíz
que la palabra "oculto".
El mundo es un lugar donde Hashem se oculta. El destino del hombre es buscar a
Hashem y así ganará esa cercanía que el Creador desea. Ese es el propósito de la Creación.
Cuando la Torá habla del trabajo de Hashem, obviamente que
no esta hablando de ningún esfuerzo, físico o mental, porque ese concepto no
existe para Hashem. El
"Trabajo" que Di-s hace es la creación de "velos o
coberturas", la creación de escondites, estos son necesarios porque sin
ellos el hombre no tendría libre-albedrío.
Cuando un cortesano esta enfrente del trono del Rey no es
libre de cumplir o dejar de cumplir los deseos del Rey, el cortesano esta
transformado por la reverencia que la presencia del Rey le inspira.
Cuando el Rey está, por así decir, ocultándose detrás de la
cortina del mundo, entonces el hombre tiene un escenario en el que ejercer su
libre-albedrío y así posee la facultad de elegir el camino que la lleva a
cumplir la voluntad de Di-s.
En Shabat cuando Di-s "descansa" cesa de crear
esas coberturas que le obscurecen y si nosotros somos capaces de guardar el
Shabat como Di-s manda entonces sentimos la proximidad de Di-s. Por eso el Shabat se llama una imagen
del mundo venidero "Olam Habá".
Un mundo donde no existen velos ni escondites.
(Basado en Mijtav MiEliahu y una historia eschuchada de
Rabbi Zev Leff)
Shabat Shalom.
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