Torá desde Jerusalem
Parashá Ki Tavó - Entres
Libro Devarim / Deuteronomio (26:1 a 28:69)
Comentario
sobre la Parashá
"Y será, cuando llegues..." (Deuteronomio 26:1)
"Y
será, cuando llegues a la tierra... tomarás de las primicias
de todo fruto
y dirás: Declaro hoy que llegué a la
tierra que prometió el Eterno a nuestros padres
".
Así dictamina la Torá el precepto de la ofrenda de las
primicias
Arameo perdido era mi padre y descendió a Egipto
y vivió allí con pocos varones y creció
Toda la razón de la ofrenda de las primicias es el reconocimiento
de la bendición Divina, que de un pueblo de pocos miembros perseguidos
y esclavos, Hashem nos hizo un pueblo de gente libre.
El reconocimiento y agradecimiento son los principios básicos
de nuestra Torá, y así dictamina la Halajá sobre
el respeto a los padres el que se compara con el respeto a los maestros,
y el respeto a los maestros con el respeto al Eterno, pues aquel individuo
que no sabe reconocer el bien que hicieron sus padres con él, tampoco
sabrá reconocer el bien que hicieron sus maestros y no llegará
a reconocer el bien que hizo el Todopoderoso con todos nosotros a través
de las generaciones.
Tras la obligación de separar las primicias, nos recuerda la Torá
la obligación del segundo diezmo debiendo decirse: "Y le di
al levita, al extraño, al huérfano y a la viuda como en
todos los preceptos que me encomendaste, no trasgredí tus obligaciones
y no me olvidé". ¡Qué recordatorio tan importante
el de la Torá!, que nos obliga a no olvidar, como principio básico
sobre todos los preceptos, a quienes tal vez no tengan medios, como el
caso del extraño, el huérfano y la viuda, todos a la par
del levita, por lo que la relación no es la del pudiente-necesitado,
sino la del obligado-beneficiario, y en la que ellos, tanto el huérfano,
el extraño y la viuda junto con el levita, son los que nos permiten
cumplir con esa obligación.
Nos comenta el Talmud que preguntó un gentil a Rabí Akiva:
Si el Todopoderoso ama a sus hijos, ¿cómo puede ser que
haya necesitados en el mundo que Él creó?, a lo que respondió
Rabí Akiva: ¡Más de lo que necesitan los pobres de
los ricos, necesitan los ricos de los pobres!. Los pobres solamente necesitan
de los ricos la ayuda económica, pero los ricos, si no existieran
los necesitados, ¿cómo podrían hacer bondad?. Y la
bondad es una necesidad obligatoria para todo ser, como también
para el necesitado. ¡Olam Jésed Yibané!. ¡El
mundo a la bondad la construye!. A la bondad se la considera como más
importante que a la caridad, pues la caridad sólo se puede hacer
con los pobres, mientras que la bondad-ayuda y se puede hacer con todos.
La caridad se puede realizar solamente materialmente, mientras que la
bondad se puede realizar hasta con las palabras.
La Torá se preocupó de no marginar a ningún necesitado,
habiendo denominado a la caridad como justicia, cuando equiparó
al necesitado con el huérfano, extraño o la viuda con el
Levita, que recibe el diezmo como salario y no como caridad pues así
dijo la Torá: "Y la tribu de Leví no heredará
la tierra pues Yo soy su herencia, por lo que fueron elegidos para Mi
servicio".
¡Olam Jésed Yibané!. ¡El mundo a la bondad
la construye!. Nuestros Sabios no vieron en los adelantos tecnológicos
ni en los grandes inventos ni en descubrimientos, la razón de la
existencia; no olvidemos que generación tras generación
seguimos llenando nombres de célebres talentos que encontraron
como facilitarnos la vida y hacerla más fácil. Nóbel
soñó con acabar con el sufrimiento de los mineros y Einstein
encontrar la fuente de la energía, la gallina de los huevos de
oro tenía que acabar con la miseria de la edad media, el hombre
ya puso su pie sobre la Luna y tal vez consiga obtener una cápsula
fuera de nuestra galaxia, pero acaso ¿somos más felices
que nuestros abuelos?
La felicidad por lo visto no se encuentra ni en la tecnología
ni en las comodidades, como tampoco del otro lado del cosmos, sino como
dijo la Torá: "No en los cielos ni del otro lado del mar sino
dentro de ti y en tu corazón para hacerlos".
En un mundo de bondad donde reine la preocupación por el prójimo,
donde no se olvide al levita ni al extraño, ni al huérfano,
ni a la viuda, podremos cantar: "Y comeremos con alegría de
Tus ofrendas y de Tus Pesajim".
Shabat Shalom.
Rab Shlomó Wahnón
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