"Ki
tetzé la Miljamá
Cuando salgas a la guerra
".
En nuestra parashá se desarrollan tres temas diferentes relacionados
con la causa que los provoca. Así dijeron nuestros Sabios: Profundizó
la Torá lo más intrínseco del pensamiento de la persona.
Permitió la Torá contraer matrimonio al soldado
que se ve atraído por la belleza de una mujer en la guerra, no
sin antes obligarla a una serie de hechos que lo lleven a rechazarla,
a lo que preguntaron nuestros Sabios, si no es el deseo de la Torá
tal unión ¿por qué la permite?, a lo que respondieron:
¡Preferible permitírselo, a que lo haga prohibitivamente!.
Continúa la Torá y nos comenta sobre la posibilidad
de que una persona odie a su esposa, como así que tenga un hijo
desobediente, glotón y bebedor.
Dijeron nuestros Sabios: Un matrimonio basado únicamente
en la atracción de la belleza, terminará en el odio y un
matrimonio como éste donde no reina el amor y la unión,
lógicamente terminará con hijos desobedientes, glotones
y bebedores.
Todos soñamos con criar hijos obedientes y ejemplares.
El secreto se encuentra en la unión matrimonial, cuando lo que
une al matrimonio es lo superfluo, lo temporal, intereses y no la verdad
de la existencia: "No es bueno que el hombre viva solo", los
resultados serán como las causas, superfluas, temporales.
En una generación donde nos encontramos rodeados
de incentivos falsos, donde los sentimientos verdaderos se confunden con
los imaginativos, donde las secuencias se continúan en una velocidad
increíble, donde ya no sabemos lo que es real o trucado, donde
las escenas tridimensionales nos hacen vivir realidades inexistentes,
nuestro ser se encuentra en la confusión.
La Torá nos comenta como Itzjak conoció a
Rivká: "Y fue para él como esposa y la amó",
a lo que traduce Ónkelos "urjimá" y encontró
la bondad, no fue la belleza ni los colores ni los atractivos ni los adornos
lo que unió a Itzjak con Rivká, seguro que no vieron películas
ni revistas para imaginarse el amor, su amor era natural era la preocupación
y el respeto por el prójimo.
Cuentan de Rabí Eliahu Levín, que hace alrededor
de cincuenta años cuando acompañaba a su esposa al médico
él le dijo: Doctor, no nos encontramos bien, a lo que el médico,
por respeto, quiso auscultar en primer lugar al Rab., a lo que el propio
Rab. le señaló: ¡Doctor, quien está descompuesta
es mi esposa, a mí solamente me duele!. ¡Qué grandeza
la de un hombre que sufre la enfermedad de su esposa!. Eso es amor verdadero
y no lo que las películas nos quieren enseñar.
"Cuando salgas a la guerra
", dijeron Nuestros
Sabios: Está hablando la Torá de la verdadera guerra, la
lucha diaria que tiene cada uno consigo mismo, de luchar para mantener
sus buenas cualidades, para no verse atraído por todos los efectos
de la calle. No existe el sicólogo o el simple hombre inteligente
que nieguen los efectos que provoca al ser humano todas las escenas de
agresión física o sexual, justificadas únicamente
por las palabras mágicas: libertad de expresión o derecho
a la libertad, y no nos extrañemos cuando nos encontremos con el
hijo desobediente, glotón y bebedor, que no escucha.
La educación es el medio que nos dieron para darle
control al niño, no confundamos la educación con la enseñanza,
palabras mal aplicadas como sinónimos pero que implican a veces
lo contrario: Educación = limitación, enseñanza =
ampliación.
No hay duda que las nuevas generaciones disponen de medios
y facilidades en el conocimiento mucho más amplio que las anteriores,
pero en absoluto no siempre le ofrecemos los medios para su buen uso.
Shabat Shalom.
Rab Shlomó Wahnón