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Torá desde Jerusalem



Parashá Pekudé - Recuento
Libro Shemot / Éxodo (38:21 a 40:38)

Enfoques sobre la Parashá


"...piedras de recordación a los Hijos de Israel" (Éxodo 39:7)

Pregúntale a cualquiera que no haya tenido educación religiosa que sintió cuando se puso por primera vez kipá en publico.

Te dirá que es como transformarse en embajador.  Embajador del pueblo judío.  Embajador del propio Di-s.  Ahora todo el pueblo judío y Hashem pueden ser juzgados de acuerdo con el modo en que te comportas.  Hace cinco minutos decían: "¡Eh! ¡Miren a ese que se está colando!".  Ahora dicen: "¡Eh!  ¡Miren al judío que se está colando!".

El judío, a diferencia de la persona de color, siempre tiene la opción de entremezclarse con el medio, de acortarse la nariz, de acortarse el apellido.

Pero ni bien "sale" y lleva los signos del judaísmo, sus actos reflejan no solo al individuo que es, sino a todo el pueblo judío, y a Di-s. 

En el joshen, el pectoral, que llevaba el Cohen Gadol, habia doce piedras.  En esas piedras estaban inscriptos los nombres de las Tribus de Israel.  Se llamaban "piedras de recordación ante los Hijos de Israel".

Porque el pueblo judío recordaban que sus nombres estaban inscriptos en esa prenda sagrada, y entonces les daba vergüenza cometer un pecado.



"Y Moshé vio toda la obra (del Mishkán) y he aquí que lo habían hecho tal como había ordenado el Todopoderoso... y Moshé los bendijo" (Éxodo 39:43)

Rabí Moshé Helfan era un recaudador de fondos de la Yeshivá Telz de la ciudad de Cleveland.  Uno de sus donantes habituales era un granjero judío que tenia una granja en Pensilvania.  El granjero solía hacer una pequeña donación anual.  Sin embargo, en los años 70, cuando subió el precio del petróleo, el costo de la gasolina que hacia falta para conducir hasta Pensilvania y de regreso era más que el dinero que solía donar el granjero.

Rabí Helfan se encontró en un dilema.  Por un lado, no podía utilizar los fondos de la Yeshivá para financiar un viaje que sabía que causaría una pérdida.  Pero, por otro lado, no podía privar al granjero del mérito de hacer su donación.  Dijo: "Para el granjero, es un enorme mérito donar para la Yeshivá.  ¿Cómo lo voy a privar de eso?"

Entonces, Rabí Helfan decidió viajar a Pensilvania, pagando de su propio bolsillo el costo de la gasolina.

¿No es cierto que en las cenas de recaudación de fondos para una institución de beneficencia, los miembros de la misma suelen ser los que alaban y bendicen a los donantes?

En realidad, tendría que ser al revés.

Porque a través del esfuerzo de la institución en personal en crear un instituto de beneficencia que vale la pena, les dan a los donantes mucho más que lo que los donantes les dan a ellos.

El instituto de beneficencia les dio a los donantes un depósito en el Banco Nacional del Olam Habá (Mundo Venidero), que es un banco que no sufre ni de inflación ni de mala administración.

Entonces, ¿por qué es al revés, que los miembros del instituto les agradecen a los donantes?

La respuesta es que estamos siguiendo la tradición de Moshé Rabenu, quien tras enumerar todo el detalle del Mishkán, bendijo al pueblo por todo lo que habían traído, si bien ellos deberían haber sido los que lo bendijeran a él.



"Estos son los recuentos del Mishkán..." (Éxodo 38:21)

En el recuento que hace Moshé de los gastos del Mishkán, solamente se calcula la plata, no el oro.

La razón es que la plata se reunió a través de la donación obligatoria del medio shekel, que todos los Hijos de Israel debían entregar.

Moshé se dio cuenta de que, inevitablemente, entre el pueblo habría personas de naturaleza sospechosa, buscadores de cuentas, y por ese motivo hizo el recuento de la plata.

Sin embargo, el oro fue donado únicamente por personas de corazón abierto y generoso, entre las que no había lugar para la sospecha y la búsqueda de cuentas.

Shabat Shalom.