Torá desde Jerusalem
Parashá Shelaj Lejá - Envía
Libro Bamidbar / Números (13:1 a 15:41)
Comentario
sobre la Parashá
¿Hasta cuándo
este pueblo Me seguirá provocando? (Bamidbar
14:11)
“Y le dijo Hashem a Moshé y a Aharón: ¿Hasta cuándo este pueblo Me
seguirá provocando? Con estas
palabras comienza la advertencia del Eterno, tras haberse revelado el pueblo y
exigido la vuelta a Egipto luego de escuchar los comentarios de los espías
sobre las condiciones de los habitantes de la tierra de Israel. Gigantes, valientes, ciudades amuralladas.
Cuarenta años han pasado en el desierto, han comido todos los días el
mismo menú y ¡solamente diez veces se han quejado!. Diez veces en cuarenta años promedio una vez cada cuatro
años. ¿Acaso podemos compararnos
con ellos?
Dijeron nuestros Sabios sobre la generación que salió de Egipto Dor Deá
(generación de conocimientos), que hasta el más humilde siervo, todos llegaron
a un nivel espiritual más elevado que el profeta Ben Buzi. Según el nivel de la persona es el
nivel de su exigencia. Dice el
Shulján Aruj: Talmid Jajam que tiene una mancha en su vestimenta merece ser
castigado, y nuestros Sabios recalcaron Talmid Jajam pues, en su nivel, el
Talmid Jajam tenía que preocuparse por la pulcritud de su vestimenta. Así nos enseña la Torá sobre la exigencia
y los detalles de la vestimenta de los sacerdotes en el Santuario, en el que la
falta de cualquiera de sus componentes o el solo hecho de usarlos en un lugar
no adecuado, estaba condenándose a muerte.
Qué grandeza la de nuestro pueblo que en cuarenta años criticó apenas
diez veces y qué grandeza la de su dirigente que, cuando el Todopoderoso le
propone ser nombrado como dirigente de otro pueblo más grande y poderoso, Moshé
le dijo a Hashem, sobre que dirían los egipcios ya por falta de capacidad de
llevarlos a la tierra prometida se los hizo morir en el desierto. ¡Que desprecio al Nombre de Hashem!.
“Y vuestros hijos serán pastores en el desierto cuarenta años y
cargarán vuestros errores...”.
Éste es uno de los pocos lugares donde la Torá nos habla de que los
hijos pagarán por los errores de sus padres, corroborando el dicho de la Torá
en el que se nos advirtió que Hashem exigirá el castigo de los padres sobre los
hijos por tres o cuatro generaciones.
A diferencia que con respecto a la bendición de los hechos de los padres
está escrito “Y recordaré los hechos de los padres sobre los hijos por miles de
generaciones”, de donde viene el motivo del recordatorio diario sobre el
sacrificio de Isaac en los rezos, ya que como no han transcurrido el mínimo de
los miles que serían dos mil como dice el Talmud, el mínimo de plural es dos y
estamos obligados a considerar siempre el mínimo de la enseñanza de los textos.
Dijeron nuestros Sabios: “Tafasta Merubé lo Yafé Tafasta Tafasta muat
yafé Tafasta”, “Si quieres abarcar mucho no haces bien, pero si quieres abarcar
poco bien haces”. Un concepto que
debemos aplicar a todo lo largo de nuestra vida y no solo con respecto a las
enseñanzas de los párrafos de la Torá sino en un aspecto mucho más amplio.
”Y será si a los ojos de la congregación se hiciera el error...”, a lo
que dijeron nuestros Sabios si se hubiera hecho el error por equivocación de
los representantes del pueblo, tendrá toda la congregación que pedir por su
penitencia ya que los dirigentes de la congregación lo representan “Shaliaj Sel
Adam Kemoto”. Por lo que la
persona es responsable no sólo de sus propias acciones, sino de los hechos de
los que le representan. ¡Qué
concepto de democracia! El pueblo
tiene el derecho de elegir pues es responsable de los hechos de su
elegido. El derecho, el gobierno
no es un privilegio sino una obligación, el derecho obliga.
El humano sueña con las carreras políticas, invierte fortunas, sueña
con el poder, en los beneficios que dichos puestos les pueden beneficiar. Qué equivocado el camino del mundo
cuando los elegidos tienen que luchar para poder ser electos, cuando tienen que
“convencer” que los elijan. ¿Acaso
no creen que son los mejores?
Cuantas excusas busco Moshé para que eligieran a otro que él mismo no
se consideraba apto, o Rabí Akiva cuando quisieron nombrarlo presidente del
Sanedrín.
Ser elegido no es un derecho sino una obligación.
Shabat Shalom.
Rab Shlomó Wahnón
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