Torá desde Jerusalem
Parashá Shemot - Nombres
Libro Shemot / Éxodo (1:1 a 6:16)
Tercer comentario
sobre la Parashá
“Y los Hijos de
Israel fructificaron y se multiplicaron… (Shemot 1:7)
ותמלא
הארץ אותם
La traducción de Onkelos
dice: “Y se llenó la tierra de ellos”.
Pero en verdad la palabra אותם no debería traducirse “de ellos”
sino “a ellos”, “y la tierra los llenó”, no hay duda que la historia se repite
y la parashá nos viene a enseñar que no hay nada
nuevo bajo el sol; el Pueblo de Israel llega a Egipto en busca de “parnasá”, “sustento, y en generaciones posteriores se
convierten en un componente importante de la sociedad egipcia.
“Con 70 miembros bajó Yaacob
a Egipto…”, apenas una familia grande y de pronto la Tierra se llenó de ellos.
Dice el Talmud por el mérito de que conservaron su lengua,
sus vestimentas y sus nombres salieron de Egipto. “Maasé Abot Siman al banim”,
“los hechos de Nuestros Padres son las guías para los hijos”. Egipto, la “América” de su época, con su cultura,
las ciencias, los adelantos, todo se concentraba en Egipto; los descendientes
de Yaacob ocupaban los puestos más importantes en la
economía del país, la tierra se llenó de ellos y la tierra los llenó a ellos, algo
que parecería repetirse y no una vez solamente.
ובני
ישראל פרן
וישרצי וירבו
ויעצמו
“Y los Hijos de Israel fructificaron y se multiplicaron y se hicieron conocer
y se hicieron poderosos…”, pero no se asimilaron pues no olvidaron su lengua ni
sus vestimentas, ni cambiaron sus nombres: Entre los hijos de Yaacob no había nombres como Próspero, ni Eduardo, ni
Carlos, ni Enrique, no ya por el significado de los nombres y la importancia de
los mismos y la relación del nombre con la personalidad de quien lo posee:
Adam: De la tierra te saqué y a ella volverás.
Javá: De ella se hizo todo ser
viviente.
Nóaj: Agradable.
Abraham: Patriarca.
Yitzjak: Se rió.
Yaacob: Que me retuviste…
Israel: Luchaste y pudiste.
Reubén: Vean qué hijo.
Shimón: Me escuchas.
Levy: me acompañará.
Yehudá: reconocerá…
Shlomó: la paz con él.
Shmuel: Me escucha Hashem.
No solamente pecamos en quitar a nuestros hijos el darles significado a sus
vidas, sino que le ponemos nombres que no sabemos ni el por qué, ni el para
qué.
¿Qué porcentaje del Pueblo Judío habla hebreo o mantienen el idish o el
ladino? Ni hablar de la vestimenta, que
ni sabemos el significado de los Tzitzit como
vestimenta judía.
No olvidemos la historia, ya han pasado esta película más de una vez y el
genocidio de nuestro pueblo continúa en porcentajes del 40, 50, 60, y en
ciertos países son mucho más serios los horrorosos números de asimilación por
los que estamos pasando. Personas judías
en su interior y “goym” en la calle, por desgracia no
se salvaron, ni los sefaradíes en la Inquisición ni los alemanes en la Shoá y de hecho en ninguna generación.
Sepamos mantenernos en nuestra identidad conocedores de nuestra lengua y de
nuestra riqueza cultural, la Torá, conservemos nuestras costumbres y busquemos
nuestros nombres para que se pueda decir de nosotros “y los Hijos de Israel
fructificaron y se multiplicaron y se hicieron conocer y se hicieron
poderosos…”
Shabat Shalom.
Rab Shlomó Wahnón
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