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Torá desde Jerusalem



Parashá Shoftim - Jueces

Libro Devarim / Deuteronomio (16:18 a 21:9)



Comentario sobre la Parashá


“Jueces y policías pondrás...” (Devarim 16:18)

"Jueces y policías pondrás para ti en todas las ciudades que el Eterno te dará…". Así comienza la parashá de esta semana en la que la Torá recalca "para ti", la justicia y su cumplimiento son las bases de nuestra sociedad al punto que la Mishná en el Pirké Avot nos dice: Dijo Rabí Janiná Segán HaCohanim: Pide por el bienestar del reino pues, si no fuese por el temor que le tenemos, uno a otro, vivo nos comeríamos. No nos advierte la Mishná ninguna otra condición más importante que el orden y el respeto mutuo, que no se adquieren como condiciones naturales sino que deben ser impuestas.

Entre los conceptos que a veces confundimos se encuentra nuestra relación respecto a las condiciones humanas instintivas; se llega a veces a creer que el ser humano nace con cualidades correctas y la mala sociedad y falta de buenas costumbres lo deterioran. La Torá nos enseña lo contrario, el hombre nace con cualidades incorrectas como la envidia, el deseo, la codicia, etc. y solamente la buena educación de la Torá puede corregir y hacer del hombre un "ser por excelencia".

Nos advierte la Torá que cuando no tengamos claro el dictamen en cualquiera de los conceptos que envuelven nuestra vida, deberemos dirigirnos hacia los sacerdotes levitas, jueces que fueron nombrados en nuestros días e indaguemos en ellos la ley de la Torá y realizaremos según su dictamen, sin apartarnos ni a la derecha ni a la izquierda de lo que nos señalen, a lo que nos comentan nuestros Sabios: Mismo si nos dicen a la izquierda que es la derecha, o a la derecha que es la izquierda, es decir, a pesar de que el dictamen nos parezca lo contrario a la realidad, debemos de acatar la decisión de los jueces, sin que eso signifique que no estamos obligados a indagar e investigar la verdad de la Torá, todo lo contrario, más de un lugar nos obligó la Torá consultar con los sacerdotes jueces, nos declaró la obligación de intentar averiguar "mucho". El estudio, la indagación con profundidad es el precepto por excelencia de la Torá: "Y el estudio de la Torá considerado como el cumplimiento de todos los preceptos". Misterios, tabúes, axiomas y credos están fuera de la lógica que nos encomendó la Torá cuando nos enseñó: "No la encontrarás en los Cielos ni del otro lado del mar… sino en ti y dentro de ti está para realizarla.

La consulta es obligatoria cuando comienza la duda y sobre la base del estudio y el conocimiento que son los padres de la verdad; la duda y la falta del conocimiento son razones de desprecio, como dijo la Mishná en el versículo: "No será el desconocedor, la fuente de la perfección".

Nos advierte la Torá sobre la obligación del cohén en advertir a quienes salen a la guerra, que en tres casos están obligados a volver: quien construyó una casa y no la inauguró, quien desposó una mujer y aun no se casó, quien plantó un viñedo y no pasaron los tres años necesarios para poder comer de su fruto, a lo que preguntaron nuestros Sabios, ¿acaso es tan importante el comer de un fruto que lo libere, o más aún, le obligue a volverse de la batalla? Podríamos entender que quien construyó una casa o desposó a una mujer, son acontecimientos de importancia que significan mucho en la vida como para darles la prioridad necesaria, pero comer de un viñedo que plantó, ¿es de tal envergadura?, a lo que respondieron, que los tres casos fueron impuestos solamente para encubrir y no avergonzar al cuarto caso que la Torá obliga a su vuelta: Quien es débil y teme de la guerra, para que no desanime a sus hermanos con su temor. La Torá siente la vergüenza del atemorizado, incapaz de enfrentar la realidad de la guerra con sus muertes y sufrimientos y a diferencia de otras culturas donde los miedosos son culpados, la Torá obliga a regresar a sus casas a todo un regimiento para que no se pueda identificar al miedoso.

Shabat Shalom.

Rab Shlomó Wahnón