Torá desde Jerusalem
Parashá Toledot - Genealogía
Libro Bereshit / Génesis (25:19 a 28:9)
Comentario
sobre la Parashá
“Y rogó Itzjak al Eterno...” (Génesis 25:21)
“...Y rogó Itzjak al
Eterno junto a su esposa, pues era ella estéril y le aceptó el Eterno y
concibió Ribká su mujer”. Muchos
principios sobre la importancia y reglas del rezo se aprenden de este pequeño
relato de la Torá, a través de la plegaria de Itzjak y Ribká.
Conceptos como: “No se
compara el rezo del necesitado con el que no está necesitado”, “Todo el que
pide por su compañero, Hashem le responde primeramente por sus necesidades”,
“En todo lugar donde me implores, llegaré y te responderé”, “No se compara el
rezo de un justo, de procedencia de tzadikim, con la petición de un justo de
procedencia dudosa”.
Del estudio de las plegarias de nuestros antepasados
entenderemos los conceptos de Halajá, por los que toda persona debe dirigirse
por medio de las Tefilot a implorar al Todopoderoso por sus necesidades y nunca
desesperarse de la situación por más compleja y difícil que sea. Como le criticó el Rey Hizkiyahu al
profeta Yeshayahu, cuando este último fue enviado por Hashem para anunciarle su
pronto fallecimiento, a lo que el Rey Hizkiyahu, hombre temeroso de Hashem y
gran erudito de la Torá le pregunto al profeta por la razón de dicho dictamen,
a lo que le respondió el profeta, por no haberse casado y no haber deseado
tener descendencia. Le comentó el
Rey que había decidido no casarse para no tener hijos ya que le había sido
anunciado en su “Ruaj Hakodesh” que su descendencia no seguiría los caminos de
la Torá, a lo que le criticó el profeta: “...y en las cuentas de Hashem ¿quien
te manda indagar?, debieras haber cumplido tu obligación y lo que Hashem
disponga no es de tu incumbencia”.
Tras reconocer su equivocación, pidió casarse con la hija del profeta a
lo que éste se negó, señalándole: “No es Hashem un ser humano para
arrepentirse”, a lo que pidió el rey que terminara su mensaje y saliera de
delante de él, ya reconoció estar equivocado, “pues así me enseñaron en la casa
de mis antepasados: Aunque tenga la espada puesta sobre el cuello no se desespere
por las desgracias”.
Dijeron nuestros Sabios: La plegaria, el arrepentimiento y
la Tzedaká abolan todo dictamen, y así lo recitan los ashkenazim en los rezos
de Rosh Hashaná y Kipur. Continúa
la Torá y nos comenta sobre el embarazo de Ribká y nos dice: “Y pugnaban sus
hijos dentro de ella y dijo: “Si es así, ¿por qué esto me acontece? consultó al
Eterno”. Nos explica el Midrash
que la problemática de Ribká comenzó cuando al pasar junto el Bet Hamidrash de
Torá de Sem y Ebed, sentía como el feto deseaba salir y le alegraba mucho, pero
ocurría que cuando pasaba cerca de los templos de idolatría sentía que también
deseaba salir por lo que se sintió confundida. ¿Cómo podía ser que el feto no tuviera sus inclinaciones
definidas? Ella sabía que el
Todopoderoso crea a las criaturas con inclinaciones definidas, quien será
tzadik y quien será perverso y a todos nos dio la Torá como medio para poder
sobreponernos sobre nuestras inclinaciones naturales, como está dicho: “Te crié
con malas inclinaciones (Yetzer Harah) pero te di la Torá de remedio (Torá
Tablín)”. Pero Ribká no alcanzaba
a entender como podía el mismo feto a sentirse atraído a la vez por el bien y
el mal, por lo cierto como por lo falso, hasta que Hashem le aclaró que tenía
mellizos en su vientre cosa que la tranquilizó.
Pero ¿cómo puede ser que Ribká se tranquilizó al saber que
su hijo no era un mediocre sino, que engendraría dos hijos, uno de ellos con
tendencias idólatras? Ribká sabía
que hasta el idólatra definido tiene la opción de corregir su camino y volver a
la Torá, pero el confuso que no sabe lo que es, no podrá ser nunca conciente de
su situación y por lo tanto no se podrá corregir.
Así lo encontramos en la
Hagadá de Pésaj cuando decimos: “Como a cuatro hijos hablo la Torá: Jajam,
Rashá, Tam, Eno Yodea Lishol (Sabio, Perverso, Ingenuo, No sabe
preguntar)”. Sabiendo que el orden
tiene una gran importancia en la Torá y los dichos de nuestros Sabios, ¿cómo
puede ser que colocaron al perverso en segundo lugar delante del Tam y del
desconocedor? La respuesta es muy
sencilla: la capacidad del perverso está muy cerca del sabio, toda su falla se
encuentra en el error, solamente debe darse cuenta de su equivocación para
colocarse al nivel del sabio, mientras que el ingenuo y el desconocedor, están
lejos de poder llegar a la capacidad del sabio. Es por eso que Ribká sufría al creer estar embarazada de un
niño indefinido, que no sabía diferenciar entre el bien y el mal o la verdad y
lo falso, y esa es la razón que nuestros Sabios contemporáneos vieron en los
movimientos de judíos como el conservador, reformista, neo-reformista, y quien
sabe cuantos títulos más que podríamos encontrar en el “lego” de nuestro
pueblo. Un peligro mucho mayor que
el liberalismo, pues éste no intenta tergiversar la Torá a intereses o
necesidades, sino simplemente no le interesa y el día en que tenga la
oportunidad de interesarse por su conocimiento, no estará envuelto de
falsedades causadas por intereses o necesidades, y no por que la Torá no
permita la discusión o el pluralismo de ideas, todo lo contrario toda nuestra
tradición y Torá están basadas en la diversidad de opiniones, pero con una sola
condición fundamental: que las opiniones tienen que estar basadas en el
conocimiento y en la integridad.
Millones de comentarios, estudios y polémicas han acompañado cada letra
y palabra de la Torá, mucho más cada una y una de las imposiciones rabínicas o
limitaciones o costumbres que se fueron definiendo a lo largo de la historia de
nuestro pueblo, y no pueden ser borradas o denegadas con la única excusa que el
mundo cambió. “Más cuidó el Shabat
al Pueblo de Israel, que lo que cuidó el Pueblo de Israel al Shabat”.
Shabat Shalom.
Rab Shlomó Wahnón
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