Torá desde Jerusalem
Parashá Vaerá - Y me aparecí
Libro Shemot / Éxodo (6:2 a 9:35)
Enfoques
sobre la Parashá
"Di-s
habló a Moshé y le dijo, "Yo soy Hashem" (Éxodo 6:2)
Solo Moshé
Rabenu alcanzó el nivel de profecía en el cual hablaba con Di-s "cara a
cara" - como por medio de un espejo translucido. Ni siquiera los Avot - Abraham, Itzjak y Yaacob - alcanzaron
el grado de claridad, y su contacto era comparadamente impreciso, como a través
de un cristal empañado. Por esta
razón, Rashi comenta sobre "Yo aparecí ante los Avot": que la
realidad del contacto de ellos con Di-s era solo en el nivel espiritual de la
apariencia; pero con Moshé Rabenu "Di-s habló y le dijo - Yo soy
Di-s", con la claridad de un cristal.
(Maskil
leDavid en el Zóhar)
"Moshé hablo ante Di-s diciendo,
"Observa, si los Hijos de Israel no me han escuchado, ¿cómo va a
escucharme Paro? ¡Y yo tengo los
labios sellados!" (Éxodo 6:12)
El poder
de un líder espiritual fluye de las personas. En cada generación Di-s nos promete que habrá lideres
espirituales, los grandes Sabios de la Torá, a quienes se les dio la habilidad
de aconsejar y dirigir a la nación.
Pero, cuando el Pueblo Judío se niega a escuchar a estos gigantes
espirituales, y siguen a los políticos que no tienen más visión que uno de
nosotros, entonces nuestros líderes espirituales quedan sin poder para
influenciar o ayudar al pueblo. Es
por eso, que si los Hijos de Israel hubiesen escuchado a Moshé, su boca y sus
labios se hubiesen abierto, y sus palabras hubiesen llegado también a Paró;
pero como los Hijos de Israel no escucharon - "los labios de Moshé se
cerraron".
(Basado en
Sefat Emet)
"Paró observó, que de todo el
ganado de Israel ni uno ha muerto, aún así el corazón de Paró se endureció y no
dejó salir al pueblo" (Éxodo 9:7)
La frase
"ni uno ha muerto", puede ser traducida también como "ninguno
murió excepto uno". En otras
palabras, mientras que los campos egipcios estaban desolados de ganado, los
campos judíos rebosaban de vida con excepción de una muerte natural. Cuando se presenta un milagro tan
obvio, los desconfiados y no creyentes van a buscar la explicación más
improbable para proteger sus intereses creados y no admitir la explicación mas
obvia. Uno puede imaginar como The
Cairo Times hubiese publicado el incidente - Un subtitulo de primera plana
diciendo:
¡UNA VACA
JUDÍA MUERE, NO OCURRIÓ NINGUN MILAGRO!!
Judíos
alcanzados por una plaga... y al final de la pagina en letras super pequeñas
"ganado egipcio completamente liquidado...". "El corazón de Paró se endureció y
no dejo ir al pueblo" El
corazón endurecido que quiere hacerse a sí mismo el centro de la Creación
siempre encontrará una excusa para negar a Di-s, por muy inverosímil que esa
excusa pueda ser.
(Rabí
Moshé Silverberg)
“Y Moshe Le respondió: "Si Bnei
Israel no me escucharon, ¿cómo me va a escuchar el Faraón? Y tengo los labios sellados"
(Éxodo 6:12)
El poder
del líder espiritual emana del pueblo.
En cada generación, Hashem establece líderes espirituales, los grandes
Sabios de la Torá, quienes poseen la capacidad de aconsejar y guiar a la
nación. Pero cuando el pueblo
judío se niega a escuchar a esos gigantes espirituales, dejándose llevar por
los lideres políticos, cuya sabiduría no supera a la del propio pueblo, los
gigantes espirituales ya no tienen poder para ejercer influencia ni ayudar a la
nación. Por eso, si los israelitas
hubieran escuchado a Moshé, sus labios se habrían abierto y sus palabras
habrían influido hasta en el Faraón; pero como no le hicieron caso, los labios
de Moshé "estaban sellados".
(Basado en
el Sfat Emet)
"Toma tu vara y arrójala ante el
Faraón. Se convertirá en una
culebra" (Éxodo 7:9)
No hay
nada que ejerza tanta influencia en una persona como su medio. Hasta el alma
más corrupta y más decadente puede mejorar si se la ubica en un medio positivo
y elevador. Y hasta el alma más
noble habrá de sufrir un declive espiritual, inclusive un colapso, si se la
somete a una atmósfera de corrupción y degradación. Moshé deseaba expresarle a Paró que si bien el pueblo judío
se habia visto reducido, por culpa de la corrupción egipcia, al punto en que a
duras penas se lo podía categorizar de "humano", no obstante, una vez
que se vieran liberados de ese pantano espiritual, ascenderían a los niveles
más exaltados, transformándose en verdaderos gigantes espirituales. Moshé le demuestra esto al Faraón, cuando
toma "la vara de Di-s...": símbolo de la más alta elevación
espiritual, empleada para realizar las señales y los milagros más maravillosos,
y sobre la cual estaba impreso el Shem Hameforash (el Nombre explicito de
Hashem), y arrojándola luego al suelo.
Pero Moshé
no arrojó la vara al suelo así nomás: la arrojó "ante el Faraón": la
corporización de todo lo que simbolizaba Egipto. Y esa vara se transformó en una culebra, símbolo de todo lo
degradado y pernicioso. Esa misma
culebra, que se arrastraba en la suciedad, fue devuelta una vez más a su
existencia anterior, a ser la gran vara de Hashem, cuando Moshé extendió la
mano y la volvió a levantar. ¡Qué
grande es la influencia de las personas que nos rodean!
(Adaptado
de HaGaón Maharam Shapira mi Lublin, z''l, en Mayaná shel Torá).
"Y estableceré una separación
entre mi pueblo y tu pueblo" (Éxodo 8:19)
La cuarta
plaga que Hashem trajo sobre los egipcios tiene un nombre muy raro. Se denomina
Arov, que significa "mezcla". ¿Por qué todas las demás plagas tienen
nombres que describen lo que eran (la primera plaga fue la de la
"sangre", la segunda fue la de las "ranas", etc.), mientras
que la cuarta plaga se denomina "mezcla", en vez de llamarla algo así
como "animales peligrosos", lo cual habría resultado mucho mas
descriptivo? La capacidad que
posee Hashem para controlar los acontecimientos no se limita a la existencia de
estados absolutos. Él también es
capaz de permitir que coexistan los opuestos. Por ejemplo, la plaga de la sangre no solo significó que
todas las aguas de Egipto se transformaron en sangre, sino que, además, de un
modo milagroso, el agua destinada a los judíos no sufrió modificaciones. En el caso poco probable de que un
judío y un egipcio bebieran de un mismo vaso con dos pajitas, el agua que
llegaba al judío seguía siendo agua, mientras que el agua que llegaba al
egipcio se transformaba en sangre.
Del mismo modo, durante la plaga de la oscuridad, mientras que los
egipcios se vieron envueltos en una oscuridad palpable, los judíos tenían luz
en sus casas. Y en la plaga del
granizo, dentro de cada pedacito de granizo habia fuego: dos opuestos
coexistiendo. En otras palabras,
la capacidad de alterar la naturaleza, pero al mismo tiempo, y en ciertas
circunstancias especificas, de dejarla inalterable, permitiendo la coexistencia
de dos contrarios, pone de manifiesto un nivel superior del poder de
Hashem. El milagro de Arov fue que
los animales salvajes atacaron solamente a los egipcios, y no los unos a los
otros. Se los mantuvo como una
mezcla, y de ese modo no se degeneraron a su estado natural de mutuo
antagonismo.
"Y
estableceré una separación entre mi pueblo y tu pueblo". Esa cuarta plaga marco un momento de
transición para el pueblo judío.
Si bien se encontraban atrapados en el lodo espiritual de Egipto, Hashem
los separó de los egipcios, como a la sangre del agua, como al fuego del
hielo. Y exactamente en el momento
en que Hashem los separaba, trajo una plaga llamada "Mezcla",
demostrando que, inclusive cuando Él separa lo inseparable, también combina
aquello que no sabe de una unión natural: el lobo y el león, la serpiente y el
escorpión. Hashem es el Amo de las
Mezclas.
Muchas
veces escuchamos que alguien es un "Baal Midot", literalmente, un
"amo o maestro de los rasgos de carácter". Pero ser un Baal Midot no significa simplemente que una
persona sea amable porque esa es su naturaleza. Significa que también tiene la capacidad de no ser amable. Y
es amable, no porque no pueda no ser amable, sino mas bien porque es un Amo de
la Amabilidad, y no al revés, que la amabilidad lo domina a él. Del mismo modo, el solo hecho de que la
naturaleza del individuo sea ser generoso no lo transforma en un Baal Tzedaká. Puede ocurrir que simplemente tenga una
inclinación natural a darles siempre a los demás. Únicamente cuando alguien es capaz de ser tanto generoso
como ahorrativo, y sabe cuándo aplicar cada rasgo de carácter, puede
denominarse verdaderamente un Baal Midot.
"...y la vara de Aharón se tragó
las varas de ellos" (Éxodo 7:12)
Cuando la
vara de Aharón se trago las varas de los brujos egipcios enfrente del rey, a
nadie le quedaron dudas de cual era el original y cual era la copia. La
historia judía se vio plagada de otros movimientos que afirmaban ser "el
verdadero judaísmo". Sin lugar a dudas, el que tuvo mas éxito fue el
cristianismo, pero hubo muchos otros que también trataron de llevar la bandera
del "judaísmo autentico". Hay algunos que rompen con el judaísmo
normativo y se cambian el nombre, y hay otros que usurpan la autoridad de los
sabios de la Torá, y a sus creencias también las llaman "judaísmo".
Durante el
Imperio Otomano, los karaítas trataron de obtener el reconocimiento de la gente
de ser los únicos que practicaban el "judaísmo autentico". Se acercaron al sultán, para que los
reconocieran como el legitimo "Pueblo de Israel", y al mismo tiempo
desenmascararan al pueblo judío de la Torá, acusándolo de "fraude".
El sultán convocó a un rabino y a un representante de los karaítas, a que
comparecieran delante de el en el palacio real. Tras prestar oídos a ambas demandas, decidiría cual de los
dos era el autentico "pueblo del libro".
Por
supuesto, tal como dicta la costumbre de los países orientales, tanto el
karaíta como el rabino debían quitarse los zapatos antes de presentarse ante el
sultán. El karaíta se quito los zapatos y los dejo en la entrada del salón del
rey. El rabino también se quito los zapatos, pero el los levanto y los llevo a
su audiencia con el sultán.
El sultán
se sorprendió muchísimo ante la extraña imagen del rabino sosteniendo el par de
zapatos, y exigió una explicación.
El rabino
le dijo: "Su Majestad, tal como sabrá, cuando el Santo Bendito Sea,
apareció ante nuestro maestro Moshé, la paz sea sobre el, junto al arbusto
ardiente, Di-s le dijo a Moshé: "Quítate los zapatos de los pies".
Y
prosiguió: "Tenemos la tradición de que mientras Moshé estaba hablando con
Di-s, vino un karaíta y le robo los zapatos.
Por eso,
ahora, cada vez que estamos en compañía de un karaíta, no dejamos los zapatos
en cualquier lado"
El karaíta
se dirigió al rabino, exclamando: "¡Qué tontería! ¡Todo el mundo sabe que en la época de
Moshe, no habia karaítas!"
El rabino
dejo que penetraran las palabras del karaíta, y luego agrego, en tono bajo:
"Su Majestad, no creo que haya falta decir mas..."
No se deje
engañar por falsas imitaciones...
(Oído de
boca de Rabí Zev Leff)
"Pues esta vez, enviaré todas Mis
plagas..." (Éxodo 9:14)
La Torá se
refiere en este caso a la plaga del granizo. Pero ¿cómo una plaga de granizo puede
considerarse "todas Mis plagas"?
Hashem
tiene tres clases de emisarios para exigir pago a aquellos que violan Su
voluntad: el fuego, el viento y el agua.
Sodoma fue
castigada con el fuego. En la época de Nóaj, el mundo recibió un diluvio de
agua. Y la generación que construyó la Torre de Babel fue dispersada por el
viento a los cuatro confines de la tierra.
Los
egipcios fueron castigados con cuatro tipos de emisarios: la sangre y las ranas
en el agua, las langostas en el viento, tal como dice "Y Hashem hizo que
soplara un viento del este".
La plaga de la sarna se encontraba al mando de los emisarios del fuego,
tal como dice: "tomad para vosotros puñados de hollín de horno..."
Sin
embargo, hubo una plaga que combino a los tres elementos: la plaga del
granizo. El granizo en sí es
agua. Cada piedra del granizo
contenía fuego. Y el granizo iba
acompañado de truenos: "Y Hashem envió truenos y granizo". Los truenos pertenecen al dominio del
viento.
Ahora se
entiende por qué la plaga del granizo era equivalente a "todas Mis
plagas".
(El Gaón
de Vilna)
Shabat Shalom.
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