Torá desde Jerusalem
Parashá Vayejí - Y vivió
Libro Bereshit / Génesis (47:28 a 50:26)
Enfoques
sobre la Parashá
"Vivió
Yaacob..." (Génesis 47:28)
La Parashá
Vayejí es única en toda la Torá porque es "cerrada" -no hay un
espacio extra entre la palabra final de la Parashá anterior y el comienzo de
esta Parashá. Similarmente, el ojo
de los Hijos de Israel estaba "cerrado" a la esclavitud espiritual de
los egipcios, que comenzó imperceptiblemente con la muerte de Yaacob. Otra razón por la que la Parashá es
"cerrada" es porque Yaacob quería revelar a sus hijos el fin del
exilio final del Pueblo Judío, y la llegada del Mashíaj, pero su visión
profética fue "cerrada", y no pudo revelarla. Nosotros estamos viviendo en el tiempo
de "los pasos del Mashíaj".
Nuestros Sabios nos enseñan que este será un tiempo de inmensa
confusión, donde parecerá que todo se ha vuelto loco, y que Di-s no puede
manejar o simplemente no maneja el mundo.
Toda la
razón para que la Guía Providencial esté escondida es probar nuestra fidelidad
a Di-s; que aun cuando ocurren trágicos hechos, ni siquiera por un segundo nos
cuestionamos quien está manejando el mundo.
Nosotros
vivimos en el capitulo final de la historia del mundo. Los dioses del materialismo y
egocentrismo nunca cierran sus ojos, implacables en sus medios de
bombardeo. -Nuestros ojos nunca
deben estar cerrados a la visión de que cada día el Redentor vendrá a Zion.
(Basado en
Rashi)
“Tendió
Israel su derecha y la puso sobre la cabeza de Efráim, y a Menashé con su
izquierda...” (Génesis 48:14)
Yaacob fue
el primero en dar una bendición poniendo sus manos en la cabeza.
¿Por qué
él originó esta práctica? Si el
receptor era merecedor de la bendición, que necesidad había de esta
demostración física? Yaacob vio el
comienzo del exilio, y se dio cuenta que el Pueblo Judío viviría afuera de
Israel, distante de la fuente de Kedushá (Santidad). El haber puesto sus manos sobre la cabeza simbolizó una
tubería espiritual - así como sus brazos lo conectaron con Efráim y Menashé
físicamente, así su bendición llegaría al Pueblo Judío, dándoles una cuerda
salvavidas hacia el manantial de santidad aún en el exilio más remoto y
desierto.
(HaFlao)
“...Contigo
bendecirá Israel, diciendo `Hágate Di-s como Efráim y como Menashé'” (Génesis
48:20)
La
verdadera "brecha generacional" esta entre los dotes espirituales de
una generación y la que le precede.
Desde el momento supremo en el Monte Sinai, la marcha de la historia ha
ido constantemente en bajada espiritual.
Los
viernes en la noche (Shabat) en el mundo Judío, lo primero que un padre hace
cuando regresa de la sinagoga es bendecir a sus hijos con las palabras de este
versículo, "Hágate Di-s como Efráim y como Menashé". ¿Por qué de todos nuestros gigantes
espirituales, Efráim y Menashé son elegidos para ser los paradigmas de la
bendición? ¿Por qué no decimos
"Hágate Di-s como Abraham o Moshé?" La respuesta la encontramos en lo que dijo Yaacob a Yosef,
"Efráim y Menashé serán para mí como Reubén y Shimón" (Génesis
48:5). A pesar de que Efráim y
Menashé eran los nietos de Yaacob, habían alcanzado el nivel de la generación
anterior, el nivel de sus tíos Rubén y Shimón - ellos no descendieron la
escalera espiritual. Por eso, los
viernes en la noche, un padre bendice a sus hijos para que absorban todos los
dotes espirituales de la generación precedente y que escapen a la bajada
espiritual - la brecha generacional.
(Rabí
Mijael Schoen)
"Y
Yosef fue a enterrar a su padre..." (Génesis 50:7)
Escena
Uno: Un restaurante de Nueva York. Abe y Sol, dos ciudadanos de la tercera
edad, conversan amigablemente. Abe
apoya el vaso y mira a la distancia. Al hablar, es como si 2.000 años de
historia pasaran delante de sus ojos:
Abe:
"¿Sabes, Sol? Siempre tuve el deseo de ir a Israel..."
Sol: (con
cierto cinismo) "¿Si? ¿Y por
qué no vas?
Abe: Estoy
esperando...
Sol: ¿Y
qué es lo que estás esperando?
Abe: (como
soñando...) Estoy esperando... a que sea demasiado tarde.
A Yaacob
Avinu no le resultó nada fácil que lo enterraran en la Cueva de Majpelá. Había
cuatro grandes personalidades que se oponían a tales planes: Su hijo Yosef, el
Faraón, los Reyes de Canaán y su hermano Esav.
Yosef no
quería que su padre fuera enterrado en la Cueva de Majpelá, debido a que era el
lugar de entierro de Lea. Rajel,
la madre de Yosef, no estaba enterrada allí, sino en el camino de Betlejem. Por eso a Yosef no le gustaba nada la
idea de ver a su padre enterrado con alguien que no era su madre. Por eso Yaacob Avinu le hizo jurar que
lo enterraría en la Cueva de Majpelá.
El Faraón
no quería que el cuerpo de Yaacob fuera sacado de Egipto, porque le preocupaba
la posibilidad de que hubiera otra vez hambre en la tierra.
Los Reyes
de Canaán no querían dejar que Yaacob Avinu fuera enterrado en la Cueva de
Majpelá, que era parte de su reino, pues temían un cortejo real de un poder
foráneo en su "territorio".
Sentían que constituía un desafío a su autoridad.
Y Esav no
quería que Yaacob fuera enterrado en la Cueva de Majpelá porque pensaba que él
era el heredero por derecho de su padre Itzjak, y, como tal, a él solo le
correspondía estar enterrado allí.
Cuatro
fueron los que se interpusieron a Yaacob Avinu. Cuatro adversarios formidables. ¿Por qué Yaacob hizo todo lo
posible para que lo enterraran en la Tierra de Israel y no en Egipto?
Yaacob
estaba transmitiendo un mensaje a todas las generaciones por venir: "Tal vez haya tenido que vivir en
el extranjero, pero no fui enterrado en el extranjero".
Yaacob les
decía a todos sus descendientes, de todas las nacionalidades y de todas las
épocas: "Tal vez se sientan muy cómodos viviendo en el exilio, tanto en
Egipto como en Roma, o España, o Argentina, o Estados Unidos... Podrán vivir en el exilio, pero ese no
es su verdadero lugar. Su lugar esta en la Tierra de Israel.
No esperen
a que sea demasiado tarde...
(Basado en
Meshej Jojmá, según el relato de Rabi Moshé Carlebaj)
"Y
Yaacob vivió en la tierra de Egipto durante diecisiete años..." (Génesis
47:28)
La
historia vuelve a repetirse. Lo
que pasó, vuelve a pasar. El acto
más ínfimo de los avot (padres de la nación) reverbera por los corredores de
todas las épocas.
Hashem le
revelo a Abraham que sus descendientes serían exiliados en Egipto. Hashem le dijo también cuanto se
extendería exactamente el exilio.
La historia vuelve a repetirse: Hashem le revelo a Yaacob la Diáspora
del pueblo judío y el inevitable fin de este exilio. Así como Abraham fue el primero, Yaacob fue el ultimo. Y por ser el último, es el símbolo del
objetivo esencial de los padres de la nación. Porque lo ultimo en llegar siempre revela el objetivo
primigenio. Por eso el pueblo
judío se llama “Israel": el otro nombre de Yaacob. Israel es la expresión
esencial y final de Yaacob. De él
heredamos nuestro propósito y nuestro destino como nación.
Los
diecisiete años que Yaacob pasó en Egipto fueron la esencia de toda su
vida. Durante aquellos años,
Yaacob vivió libre de angustia, libre del yetzer hará (mal impulso) y era como
si estuviera viviendo en el Mundo Venidero.
Los años
que Yaacob transcurrió en Egipto son como la matriz, el precursor de los
últimos días de la historia del mundo.
Yaacob
paso la mayor parte de sus días presa del dolor y de la angustia y, del mismo
modo, la historia del pueblo judío ha sido una serie aparentemente incesante de
opresión y de tiranía.
Pero
Yaacob vivió sus últimos años en paz y tranquilidad. Y el pueblo judío, tras
este largo y oscuro exilio, habrá de hallar la paz y la tranquilidad de la
redención final.
(Basado en
el Zóhar y el Maharal)
"Isajar
es un asno de huesos fuertes... vio que la tranquilidad era buena... y aún así
inclinó el hombro para soportar" (Génesis 49:14)
Detengámonos
a mirar las barracas de los soldados. ¿Alguien encontró alguna cama de lujo
ortopédica? ¿El menú es cinco estrellas? ¿La comida la sirven mozos de frac?
Los
soldados son entrenados para la guerra.
Para poder llevar a cabo su tarea, tienen que ser capaces de funcionar
en forma efectiva en las circunstancias más estresantes.
Por eso
los soldados se ven privados de todas las comodidades que uno encuentra en la
casa propia. Se los entrena día y
noche para que puedan soportar y seguir funcionando en situaciones en que las
que la gente normal sufriría un colapso.
Y todo esto es para que estén preparados para cumplir con su tarea de
defender su país y las vidas de sus ciudadanos.
Inclusive
cuando les faltan las comodidades más básicas, tienen la tranquilidad mental
necesaria para poder ser efectivos.
Lo mismo
ocurre con el estudio de la Torá. Si uno se entrena en el nivel correcto, podrá
estudiar con serenidad, pase lo que pase en el campo de batalla de la vida.
Isajar es
la tribu dedicada al estudio de la Torá. "Vio que la tranquilidad era
buena". Isajar percibió que para poder estudiar Torá, su mente necesitaba
estar descansada y relajada, libre de todo tipo de batalla. Por eso,
"inclinó el hombro para soportar", vale decir, se hizo a sí mismo
victima del necesario ataque espiritual, para que ante cualquier dificultad que
encontrara en el camino, pudiera emerger de la reyerta con la paz mental
necesaria para poder sumergirse en el estudio de la Torá.
(Rabí Yerujam
Levovitz)
Shabat Shalom
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