Torá desde Jerusalem
Parashá Vayejí - Y vivió
Libro Bereshit / Génesis (47:28 a 50:26)
Reflexiones
sobre la Parashá
"Y Yaakob vivió..." (Génesis 47:28)
¿Quién dirías que "se pasa la gran vida"? ¿El que no se
pierde ni una fiesta nocturna? ¿El que es conducido en una limusina con chofer,
mientras bebe champaña y contempla desde la ventana los ojos envidiosos de los
que trabajan turno completo?
Los que viven "en la cumbre" nos parecen envidiables desde
afuera, pero no hay más que consultar la cantidad de casos de drogadicción,
crisis nerviosas y matrimonios destrozados que tienen lugar en ese mundo
encumbrado, para darnos cuenta de que "el que se pasa la gran vida"
en realidad no la pasa tan bien...
¿Cuál es el concepto judío de "pasarse la gran vida"?
El verano pasado, en nuestro peregrinaje anual a Marks & Spencer,
mi mujer y yo circulábamos por los pasillos de la tienda, llevando en el
carrito a nuestro hijo de dos años. Quedamos
estupefactos ante la cantidad de gente que se acercaba y arrullaba "¡Mira!
¡Un bebe!"
Cuando vamos por las calles de Jerusalem, nos pasamos la mayor parte
del tiempo evitando choques con todos los otros carritos y cochecitos.
Una de las facetas más sorprendentes del estilo de vida judío es cómo
la vida está definida por los instantes cruciales de la breve caminata del
hombre por el planeta. El ciclo de la vida literalmente brota y florece
alrededor nuestro: un kidush, un brit milá, una redención del primogénito, una
fiesta de compromiso, un bar mitzvá, un casamiento, y toda la semana de
celebración que le sigue, escoltar a un muerto a su lugar de descanso, visitar
a los que están de duelo.
El ciclo de vida diario del judío esta colmado del ciclo mismo de la
vida. Desde la cuna hasta la tumba. Compartiendo
la dicha y también la pena.
Las primeras palabras de la Parashá de esta semana son "Y Yaakob vivió...".
Desde el momento en que Yaakob llego a Egipto, hubo, literalmente, una explosión
poblacional en las filas del pueblo judío. En solamente diecisiete años, Yaakob
fue testigo de como su familia se incremento, desde solamente setenta almas a
varios miles de personas. Y Yaakob, en tanto que abuelo de todos esos
descendientes, debe haberse pasado el día entero de celebración en celebración:
nacimientos, brit, kidush, casamientos, etc. etc...
¡Eso si que es pasarse la gran vida!
(Baal ha Turim, Rabí Reuven Subar)
"Yosef vio que su padre colocaba su mano derecha sobre la cabeza
de Efraim (el hijo menor) Y Yosef le
dijo a su padre: 'No, padre, pues este es el primogénito' Pero su padre se negó,
diciendo: 'Lo se, mi hijo, lo se'" (Génesis 48:17-19)
Una vez, un escritor muy famoso escribió: "Cuando yo tenia dieciséis
años, mis padres no sabían mucho acerca del mundo, pero cuando cumplí veinte,
me sorprendió cuánto habían aprendido en aquellos cuatro años".
El Midrash dice que la aparente redundancia de "Lo se, mi hijo,
lo se" era el modo en que Yaakob le decía a Yosef que habia muchas cosas
que Yosef desconocía. Y si el deseo de Yaakob era que Efraim recibiera la bendición
principal, entonces eso era motivo suficiente.
"Con mi espada y con mi arco" (Génesis 48:22)
"... Con mitzvot y buenos actos" (Midrash).
La estrategia de la guerra convencional consiste en atacar al enemigo,
primero con un arma de largo alcance, como, por ejemplo, un arco; y, si eso
falla, entonces se recurre a la espada. Pero eso se aplica únicamente a la
guerra convencional.
Cuando se habla de un enemigo espiritual, la cosa cambia. A partir del
orden en que esta expresado el versículo, primero la espada y después el arco,
podemos deducir que la Tora no se refiere a ningún enemigo externo, sino más
bien al eterno enemigo del ser humano: su propio egoísmo.
Por naturaleza, el hombre es egocéntrico. El bebe no piensa en otra
cosa que no sea su propia gratificación y emplea todos los medios disponibles
para conseguir lo que desea. Recién después de muchos años, la persona puede
finalmente superar su natural egoísmo. En la permanente batalla contra su
egocentrismo, el ser humano abre la lucha en un combate mano a mano, empleando
la espada para dominar su natural impulso egoísta. Pero inclusive cuando uno ya
hizo retroceder al enemigo hasta que este se encuentra fuera del alcance de la
espada, uno tiene que seguir manteniéndolo con la cabeza gacha, disparándole
con el arco una salva de mitzvot y buenos actos.
(Kehilat Yitzjak en Maiana shel Tora)
"Con mi espada y con mi arco" (Génesis 48:22)
¿Por qué es tan importante que uno rece con un minián (quórum de diez
hombres)? ¿Acaso Di-s no oye nuestra plegaria de cualquier modo?
La diferencia de rezar con un minian y rezar solo se puede entender
del siguiente modo: Rezar con un minian es como usar una espada en la batalla.
Aunque uno no tenga buena puntería, la espada puede resultar un arma sumamente
efectiva. Lo mismo con el rezo: aunque nuestra plegaria no sea 100% precisa,
igualmente surtirá efecto. Por el contrario, el arco solo resulta útil cuando
uno le pega en el blanco. Si no, la flecha termina en el suelo.
Cuando uno reza solo, es como un arquero. Si logra dar en el blanco
cada palabra y cada pensamiento, con perfecta puntería, su plegaria habrá de
surtir efecto; pero si quita su mente del blanco aunque sea un solo instante,
su plegaria caerá al suelo como una flecha errada.
(Meshej Jojma)
"... En vosotros bendecirá todo Israel, diciendo: 'Que Di-s te
haga como Efraim y como Menashe'" (Génesis 48:20)
Los viernes a la noche, a lo largo y a lo ancho del mundo judío, los
padres bendicen a sus hijos con este versículo: "Que Di-s te haga como
Efraim y como Menashe".
¿Por qué, de todos nuestros gigantes espirituales, se eligió a Efraim
y a Menashe para que fueran paradigma de bendición? ¿Por qué no decimos 'Que Di-s
te haga como Abraham y como Moshé'?
Si existe una brecha generacional, esa brecha es la discrepancia entre
los logros espirituales de una generación y los de su antecesora.
A partir del supremo encuentro con la Divinidad en el Sinai, la marcha
de la historia, en términos espirituales, ha ido siempre en descenso. La razón
por la que bendecimos a nuestros hijos para que sean como Efraim y como Menashe
se entiende al leer lo que le dice Yaakob a Yosef unos versículos antes:
"Efraim y Menashe serán para mi como Reuven y Shimon" (48:5)
Efraim y Menashe, a pesar de ser los nietos de Yaakob, habían
alcanzado el nivel de sus tíos Reuven y Shimon: el nivel de la generación
precedente. No habían descendido por la escalera espiritual. Por eso, los
viernes a la noche los padres bendicen a sus hijos para que absorban todos los
logros espirituales de la generación precedente, salvándose de esa espiral
espiritual descendente: la brecha generacional.
(Rabí Mijael Schoen en Prisms)
"Isajar es un asno de huesos fuertes; descansa entre las
fronteras. Vio que la tranquilidad era buena... pero inclino el hombro para
soportar" (Génesis 49:14,15)
Entre el 9% y el 10% de los alumnos de escuela primaria en los EE.UU.
sufren de depresión clínica. Una estadística espeluznante. Y eso no incluye los
que están apenas por encima de la línea divisoria de lo que se denomina "depresión
clínica". Ni tampoco toma en cuenta a aquellos que no recurrieron a ayuda profesional.
De cualquier forma en que se la mire, 9% es una cifra que da miedo.
¿Por qué tantos niños tienen sentimientos de depresión?
La sociedad norteamericana es una sociedad que se basa en hacer la
vida fácil. Compras por Internet, almuerzos de TV, cuentas bancarias por TE.
Esos beneficios a corto plazo nos transmiten una cierta actitud: no me tengo
que esforzar por nada.
Uno de los componentes fundamentales de la persona feliz es una sana
autoestima. Probablemente, la principal causa de los casos de depresión juvenil
tenga que ver con la baja autoestima. Pero ¿qué es lo que nos da una sensación
de autoestima? El hecho de que logramos superar un desafío. Al hacer de la vida
algo fácil, al transmitir el mensaje subliminal de que todo tiene que proceder
sin dificultades, inconscientemente estamos negando una formula fundamental
para alcanzar la autoestima: enfrentar un desafío. Lograr hacer algo que nos
resultaba difícil.
¿Qué diferencia hay entre la diversión y la felicidad? El Monte
Whitney, situado en California, es el pico más alto de los EE.UU. Tiene 14.494
pies de altura. Muy probablemente, podríamos llegar volando a la cima en
alrededor de 15 minutos. Pero yendo a pie, esa misma distancia nos podría tomar
15 días.
Tal vez volar a la cima sea más divertido que escalar la montaña, pero
escalarla nos causa mucha más felicidad, debido a que hemos logrado algo muy difícil
de alcanzar. La diversión es algo externo, y por ser externo, es efímero y
pasajero. La felicidad es algo interno. Se vuelve parte de nuestra esencia.
El estudio de la Torá es el paradigma de la gratificación postergada.
La Torá es dura como el acero y difícil de asir como el agua. Hacen falta
muchos años de dedicación, de "quemarse las pestañas", para llegar a
dominar sus sublimes intrincaciones, y, aun así, no existe en todo el mundo
otra simja (alegría, felicidad) que pueda igualarse a la simja del estudio de
la Torá.
No existe en todo el mundo ningún placer físico que pueda compararse
al éxtasis de entender un Tosefot difícil. Tal vez no sea muy
"divertido", pero es la mayor felicidad que pueda existir.
"Isajar es un asno de huesos fuertes; descansa entre las
fronteras. Vio que la tranquilidad era buena... pero inclinó el hombro para
soportar y se transformo en un esclavo".
Isajar es la tribu de los que estudian Torá. La persona que estudia
Torá carga con un yugo muy duro, pero es un "asno de huesos fuertes".
Di-s le da la fuerza necesaria para llevar a cabo su tarea. Y aunque trabaje de
día y de noche, "descansa entre las fronteras". Descansa entre las
fronteras del día y la noche. ¿Cómo es posible que exista algo entre el día y
la noche? O bien es de día o bien es de noche. El talmid jajam (erudito de la
Torá) experimenta un reposo del alma a un plano espiritual que está mucho más allá
de las fronteras del día y de la noche. Y en ese plano posee una satisfacción
que está muy por encima de este mundo. El vio "que la tranquilidad era
buena", pero aun así "inclinó el hombro para soportar". El
comprende que el logro máximo proviene del trabajo duro y de la consagración a
la Torá Sagrada de Di-s.
Y por eso llega mucho más alto que el Monte Whitney.
Shabat Shalom
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