Torá desde Jerusalem
Parashá Vayigash - Y acercóse
Libro Bereshit / Génesis (44:18 a 47:27)
Comentario
sobre la Parashá
“Y acercóse Yehudá y dijo...” (Bereshit 44:1)
La
historia de Binyamín y el comportamiento de sus hermanos, quienes están
dispuestos a entregarse en su lugar, nos demuestran el arrepentimiento de los
hijos de Yaacob por la venta de Iosef y nos enseña los pasos que ha de seguir
todo judío en su Teshuvá (reconocimiento de sus hechos).
En la parashá anterior, Miketz, cuando Iosef, como
gobernador, acusa a sus hermanos de ser espías que vinieron a descubrir los
defectos de Egipto, pues han entrado cada uno por una puerta diferente, no lo
atribuyen a la mala suerte, ni a la tontería del propio hecho, ni a quién dio
el consejo de no entrar todos juntos por la misma entrada (Yaacob), sino que
afirman la razón de esa desgracia: ¡la venta de Iosef!. Y así declaran en voz alta: “Somos
culpables por nuestro hermano que vimos su sufrimiento en su súplica y no lo
escuchamos, por eso nos vino esta desgracia”. Iosef, que estaba escuchando toda la conversación pues ellos
creían que no entendía su idioma, aún no estaba convencido del arrepentimiento
completo de sus hermanos hasta que no volvieran a encontrarse en la misma
situación por la que pecaron, y no incurrieran en el mismo error. Por lo que Iosef los quiso probar con
lo más parecido a él, su hermano Binyamín, consentido de su padre, hijo de otra
madre, y él mismo hizo diferencia entre sus hermanos al invitarlos a comer en
su casa, y por último dictamina la esclavitud a su hermano Binyamín por el robo
de su copa de plata. Todos, y en
especial Yehudá, se ofrecen a ocupar el castigo a Binyamín, ya que fue Yehudá
quien tuvo la idea de vender a Yosef a los ismaelitas, aunque su fin fue
salvarlo de una muerte segura en un pozo donde abundaban escorpiones y
culebras.
Del
comportamiento de nuestros padres aprendieron nuestros maestros sus enseñanzas,
y así lo dictamina Maimónides en las Halajot Teshuvá (arrepentimiento). Tres son los pasos que deberá realizar
todo aquél que se arrepiente: reconocimiento de su error, firme decisión de no
volver a recaer en el error y se confirma su arrepentimiento cuando, tras
encontrarse en una situación similar, se sobrepone y consigue vencer al
instinto o la pasión.
Sobre la
influencia del ambiente que nos rodea nos enseña el mismo Iosef cuando propone
a su padre Yaacob venir a Egipto para poder sobrevivir los cinco anos de hambre
que aun restan y le informa: “Y habitarás en la tierra de Goshen y estarás
cerca de mí”. ¿Por qué no le
propuso Iosef a su padre a vivir junto con él, con las comodidades de la gran
capital egipcia, donde podían sus hermanos ocupar grandes cargos, ya que como
el propio Faraón le ofreció a Yosef al preguntarle si había entre tus hermanos
guerreros y los nombraría generales?
Iosef sabe del peligro de la gran sociedad, de la cultura
pagana-idólatra de Egipto, a la que ni la gran preparación y educación que les
ha impartido su padre, ni las buenas condiciones humanas de las que gozan, son
suficientes para asegurar una vida dentro de los marcos a los que han estado
acostumbrados en Kenaán, por lo que les ofrece una tierra apta solamente para
el ganado, profesión aborrecida en Egipto, y por lo tanto una tierra rica pero
abandonada. De esta enseñanza
aprendió Rabí Yosi Ben Kisma que nos enseñó en la Mishná Avot (6:9): “Aunque me
diesen todo el oro y la plata, piedras preciosas y perlas del mundo, no
habitaría sino en un lugar de Torá”.
Shabat Shalom.
Rab Shlomó Wahnón
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