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Pirke Avot
Capítulo Primero
Mishná 17





XVII. Shimón su hijo dice: Todos los días de mi vida crecí entre Sabios y no encontré nada mejor para el cuerpo que el silencio; no es el estudio lo esencial, sino las obras, y todo aquel que prolifera las palabras conduce al pecado.

Comentario

Todos los días de mi vida crecí entre Sabios y no encontré nada mejor para el cuerpo que el silencio. Como hijo del Rosh Hasanedrin podía atestiguar Shimón su condición de haberse criado entre los Sabios y como tal haber no solamente aprendido de las palabras sabias de sus dichos, sino haber vivido una vida llena de Torá y sabiduría, y con todo afirmaba el valor del silencio no sólo para el alma, cosa que podríamos entender y aceptar en su actitud de evitar el pecado, como Lashón Hará, burla, blasfemia, mentiras etc.  Una larga lista de hechos que no conducen a la persona hacia el bien.  Pero Shimón no recalcó su condición espiritual sino la corporal, “para el cuerpo”.  Los conceptos de la Torá no son solamente espirituales sino que tienen relación directa con el cuerpo., como encontramos respecto a la lectura de la Shemá que tiene 245 palabras y acostumbramos a repetir las tres ultimas palabras para complementar 248 como el número de miembros del cuerpo, o con respecto a los preceptos y prohibiciones que juntos 248 y 365 completan las 613 obligaciones de la Torá relacionadas con los miembros y tendones del cuerpo.

Cuentan del Jazón Ish que en sus últimos años pidió por primera vez un médico para que lo auscultara.  Tras recetarle la medicina el Rab le preguntó sobre la causa de su malestar, y que en verdad no necesitaba la receta pues lo que él quería saber de que sufría para poder comprender en qué falló en el cumplimiento de la mitzvot.

Que relación tan directa tenia el Jazón Ish: mitzvá-órgano tal como nos enseñaron nuestros Sabios.

No es el estudio lo esencial sino las obras .Dijeron nuestros Sabios: un Talmid Jajam (estudioso de la Torá) demuestra su condición en tres cosas: Kisó, Kosó, Kaasó (bolsillo, vaso y enfado); en cómo se comporta en su bondad, en sus pasiones y en sus enfados, si sabe controlarse y dominarlos.  No dijeron que se demuestra en sus conocimientos, por muchos, profundos y amplios que sean.  Si no llegaron a hacer efecto en su comportamiento, no tiene mucho valor.

No se dio la Torá sino para forjar en ella a la persona.  La Torá es el molde que debe adoptar la persona en su comportamiento.

Todo aquel que prolifera las palabras conduce al pecado. En el nivel del potencial, el nivel del daño, las palabras hacen efecto tanto para bien como para mal.  Dice el Talmud: Hasta la conversación que una persona mantiene con su esposa, traerá Hashem en su juicio.  Una simple conversación que no siempre se tiene la intención de mantenerla por razones profundas, sino todo lo contrario, será traída delante de Hashem para juzgarla. 

¡Qué valor tienen y cuanto hemos de cuidarnos de ella!.

Rab Shlomó Wahnón