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Pirke Avot
Capítulo Primero
Mishná 4





IV. Yosi ben Yoezer, varón de Tzeredá, y Yosi ben Yojanán, varón de Yerushalaim, recibieron de ellos.  Yosi ben Yoezer, varón de Tzeredá, dice: Que sea tu casa lugar de reunión de los sabios, empólvate en el polvo de sus pies y bebe con sed sus palabras.

Comentario

“Sea tu casa lugar de reunión de los Sabios”. La casa es mucho más que un lugar de reunión, es el lugar donde los hijos se educan y donde la persona encuentra su identificación; ya nos dijo el Talmud que las paredes de la casa serán las primeros testigos de la persona.  De la casa podemos entender la personalidad de sus habitantes y de sus tendencias, la biblioteca demuestra sobre sus lectores y la cocina sobre el ama de casa.  Hoy en día es la diseñadora la que dictamina sobre los habitantes y a veces los propietarios no se reservan ni el derecho a opinar.  Cuentan sobre un rabino que fue a visitar a un amigo en un día nevado, y para no manchar la casa el rabino prefirió entrar por la puerta de servicio, a lo que se negó rotundamente el propietario, exigiéndole que entrara por la puerta principal aunque causaría manchar la alfombra.  Tras la pregunta del rabino por el empeño del propietario a que entrara por la puerta principal, le respondió que aparte del respeto y cariño que le tiene al rabino quería darle una enseñanza a sus hijos sobre cómo debe respetarse al rabino y lo que representa.  Los hechos son más educativos que las enseñanzas.  En una casa donde se acostumbre reunir a los maestros para estudiar, no hay duda de que todos aprenderán, aunque no participen directamente en los estudios o no estén al nivel de entender sus dichos.

“Empólvate con el polvo de sus pies”. Poco valor se le da al polvo y al pie, uno de los miembros menos sofisticados de nuestro cuerpo.  Asimismo nos aconsejaron empolvarnos con el polvo de los pies, pues seguro que hasta lo menos valeroso de la enseñanza de nuestros sabios, sirve para perseguirla.  Más valor tiene el que convive que el que estudia, así dictaminaron el valor de la convivencia, y los hechos enseñan.

“Bebe con sed sus palabras”.  El sediento sabe valorar hasta lo más corriente como el agua; solamente quien entiende el valor de las palabras de la Torá y las persigue con sed podrá aprovecharlas, como dijo el rey Shlomó en los proverbios: "Si la pides como el dinero y la buscas como al tesoro, entonces tendrás temor de Hashem y el conocimiento Divino encontrarás". No en vano la comparó Shlomó Hamélej con el dinero y los tesoros, ya que generalmente el dinero y el tesoro nos relaciona con el bienestar y la felicidad, aunque en verdad no se encuentra la felicidad ni en el dinero ni en los tesoros, sino en la conformidad que la Torá da a la persona cuando llega a alcanzar el nivel de conocimientos para aceptar que todo lo que dictamina Hashem es para su bien y llegar al rico que nos define la Mishná: El alegre con lo que tiene.

La necesidad intelectual-espiritual no debiera ser menos que la biológica-física, sino todo lo contrario, ya que esta última esta claro que seria a lo máximo por un tiempo limitado, mientras que la intelectual-espiritual no tiene limitación al no ser un concepto material.

El gran Rabino R. Shalom Cohen Sebadrón z”l, solía decir: Qué triste el tiempo que la persona dedica para después disfrutar de su esfuerzo; en meros instantes en que tarda la comida a pasar por la garganta.

Rab Shlomó Wahnón