Capítulo Primero
Mishná 6
VI. Yehoshúa ben Perajiá
y Nitai el Arbelí recibieron de ellos.
Yehoshúa ben Perajiá dice: Hazte de un Rab, adquiere un compañero de
estudio y juzga a todo hombre para bien.
Comentario
Hazte de un Rab. La persona como ser interesado no
siempre es capaz de ver sus defectos y necesidades, por lo que necesita de
alguien, que desde fuera, pueda
ver una imagen más completa y verdadera.
“Adán karob ezel azmo”, “la persona es cercana así mismo”. Dijeron nuestros Sabios: “Yiyu eneja
root et moreja”, “Vean tus ojos a tus maestros”. Tenga la persona siempre delante de sí, la imagen de su
maestro, pues mientras vivió el maestro del Rey Shlomó, éste no cayó en la
equivocación. Shlomó Hamélej,
sabio de todos los sabios, quien llegó a la conclusión más profunda de la
existencia, “Hevel havalim hacol havel”, “Vanidad de vanidades, todo es
vanidad”, necesitó de su maestro para no caer en la equivocación. Ya nos advirtió la Torá con respecto a
la prohibición de soborno: No aceptes soborno, pues el soborno ciega los ojos
de los inteligentes y tergiversan las palabras de los sabios. No habló la Torá de los incultos y
pocos inteligentes que no saben darse cuenta de los errores, sino habló de
inteligentes y sabios. “Hagadol mi
haberó Ysro gadol mimeno”, “Cuanto más elevada es la persona, más delicado es
su instinto”. Difícil creer que
Rabí Moshé Ben Maimón, el Rambam, como ejemplo, fuese atraído por comer no
kasher; está claro que su instinto está lejos de ser atraído por cosas tan
materiales como la comida, por lo que seguro que no se encontraba en ese punto
su prueba sino que su examen seguramente se hallaba en situaciones mucho más
sutiles, pero no por eso menos importantes como el entender una interpretación,
de acuerdo o en desacuerdo con su propia opinión.
Adquiere un compañero. Qué expresión tan fuerte: ¡Adquiere
un compañero!, Sí, Rabí Yehoshúa sabía la importancia de un buen
compañero. El hombre es un ser
social por naturaleza y susceptible a influencias, por lo que nunca mejor dicho
el popular refrán: Dime con quien andas y te diré quien eres. La verdadera amistad, el buen compañero
es la mejor inversión que puede hacer la persona. Así dirá el perek (6:9) en nombre de Rabí Yosi Ben Kisma en
la que tras recibir una propuesta de vivir en cierto lugar, respondió: “Aún si
me diesen toda la plata y el oro... no habitaría sino en un lugar de
Torá”. El vecindario es uno de los
factores más importante a considerar para fijar el lugar de vivienda. Lot que había habitado con su tío
Abraham durante tantos años, por necesidad decide apartarse e ir a vivir a
Sodoma, entonces nos comenta la Torá sobre el cambio en su comportamiento. Abraham, al ver a los ángeles les dijo:
“Tomen un poco de agua, laven sus pies... y después coman; sin embargo, sobre
Lot está escrito que les dijo: “Duerman y lávense los pies. El lavado de los pies era necesario
para anular un tipo de idolatría al que acostumbraban. Abraham antepuso el lavado a toda
proposición, sin embargo, Lot les ofreció primero el albergue, la vida idólatra
de los habitantes de Sodoma ya había hecho efecto en él.
Juzga a todo hombre para bien. En la obligación de la Torá: “Y
amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Vaikrá 19:18), está incluida la
obligación “de juzgar para bien” ya que la persona en su naturaleza no ve sus
defectos y se juzga asimismo para bien.
En la condición de “Midá kenegued Midá”, somos considerados en la medida
que consideramos al prójimo.
Debemos saber que la benevolencia en la consideración al prójimo, o en
su juicio, no es solamente un aspecto de bondad sino una buena condición que
cambiaría las relaciones humanas.
La critica, que en determinados casos puede ser beneficiosa y
productiva, debe ser controlada ya que generalmente se cae en la equivocación.
Rab Shlomó Wahnón
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