Capítulo Primero
Mishná 8
VIII. Yehudá ben Tabai y Shimón ben Shetaj
recibieron de ellos. Yehudá ben Tabai decía: No te erijas abogado y cuando los
litigantes se encuentren frente a ti considéralos como culpables y cuando
acepten tu veredicto considéralos inocentes pues aceptaron la ley.
Comentario
Yehudá ben Tabai decía: No te erijas abogado... Ki
Hamishpat leElokim Hu “pues la justicia es del Todopoderoso” para la sociedad
común la justicia es una necesidad civil para poder convivir, pues sino no hubiera
orden y justicia unos a los otros vivos nos comeríamos como dirá el Perek más
adelante en nuestra obligación de respeto y agradecimiento que le debemos a los
gobiernos gentiles en los que convivimos, sin embargo para la Torá la justicia
es algo mucho mas que una necesidad civil, es una mitzvá!. Hacer justicia no es un derecho es una
obligación, nos dice la Mishná: Todo juez que dictamina correctamente se
convierte en socio del Todopoderoso en la Creación del Mundo. ˇQué maravilloso, convertirse en socio
de Hashem solamente por juzgar correctamente según la Torá!.
La legislaciones de los países más adelantados están dictaminadas en
base a la lógica “interesada” de la mayoría, donde generalmente las minorías no
suelen estar consideradas como iguales y donde no predominan los conceptos de
verdad y responsabilidad, testimonio corriente que vemos en la mayoría de los
parlamentos democráticos. Ni
hablar de los parlamentos de los países con regímenes totalitarios donde la
democracia se creó para un grupo muy especial.
La legislación de la Torá, no solamente que no está basada en los
deseos e intereses de los que dictaminan, sino que les prohibió aumentar o
disminuir de todo de lo que estamos obligados y con la obligación por
excelencia de “hacer justicia” donde no reconocerás al rico por encima del
pobre, ni al fuerte por encima del débil, asimismo el testimonio es una
obligación de la Torá y no un derecho.
“No arregles la ley según tu necesidad ni busques entenderla según tu
beneficio” hasta el nivel que el individuo no puede ser testigo de sí mismo ni
de sus parientes cercanos, ni por lo contrario culparse a sí mismo ni a sus
familiares, pues es interesado y la justicia no puede tener intereses.
Cuando la obligación del abogado por definicion es defender los
derechos de su cliente sin tener en cuenta la verdad de los hechos, está
pecando en contra de la obligación de hacer justicia que recae sobre todos sin
excepción.
Asi como Maimónides escribió una Tefilá para los médicos, debiéramos
escribir otra para los abogados, la que debiera culminar con la plegaria al
Todopoderoso, influyendo en los jueces y en los abogados y darles un sentido de
corrección y justicia.
Cuando
los litigantes se encuentren frente a ti, considéralos como culpables y cuando
acepten tu veredicto considéralos inocentes pues aceptaron la ley. Aunque nos está prohibido
sospechar y la posibilidad de inocencia tiene siempre que sobreponerse, el juez
no deberá ser benévolo con los acusados, pues la justicia no es suya sino
Divina y sin ella no nos quedaría opción de existencia: “Por tres cosas el
Mundo existe: por la Verdad, la Justicia y la Paz”, así nos enseñará Rabí
Shimón Ben Gamliel al final del primer capitulo del Pirké Avot.
Esa doble obligacion de hacer justicia y de no sospechar es la que
obliga al juez dudar antes del dictamen, lo que le ayudará a investigar con más
profundidad y llegar a lo máximo de la verdad, pero después del dictamen,
cuando lo humanamente posible se hizo para aclararla estará obligado a no
sospechar de los involucrados, ya que seguro aceptarán la “verdad”.
Rab Shlomó Wahnón
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