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Pirke Avot
Capítulo Segundo
Mishná 2





II. Rabán Gamliel, hijo de Rabí Yehudá haNasí, dice: Bello es el estudio de la Torá acompañado del arte mundano, pues el esfuerzo en ambos hace olvidar el pecado.  Toda Torá que no esté acompañada de trabajo terminará por desaparecer y ocasiona pecado.  Que todos los que trabajan por el público se ocupen junto con ellos en nombre del Cielo, pues el mérito de sus ancestros les ayuda y su rectitud perdura eternamente.  Y con respecto a ustedes, considero que su recompensa es tan grande como si hubiesen realizado la obra.

Comentario

Bello es el estudio de la Torá acompañado del arte mundano.  Tal como la vida de la persona está compuesta por dos factores, uno corporal y otro espiritual, así el alimento que lo mantiene es uno material y el otro espiritual.  El componente material mantiene al cuerpo y el espiritual mantiene al alma y así como el alma y el cuerpo están entrelazados y dependen uno del otro, también los alimentos están relacionados y uno influye en el otro.  La Torá es el alimento del alma y el esfuerzo físico el alimento del cuerpo, uno sin el otro no permitirían la vivencia en este mundo.

Toda Torá que no esté acompañada de trabajo terminará por desaparecer y ocasiona pecado.  La manutención física necesita de unos ingresos por lo que si la persona no se preocupa de tener los medios para poder conseguir las necesidades de la vida, su instinto de supervivencia lo llevará al engaño, robo y demás hechos equivocados.  Es por eso que la Halajá nos obligó a enseñar a nuestros hijos un oficio, un medio para poder mantenerse, sin olvidar que la necesidad no tiene limites, como dijeron nuestros Sabios: No hay quien se vaya de este mundo ni con la mitad de sus deseos cumplidos, pues el que tiene cien quiere doscientos y el que tiene doscientos quiere cuatrocientos, por lo que es más rico el pobre que el rico, ya que al pobre le falta solamente cien mientras que al rico le faltan doscientos y no olvidemos que por naturaleza la persona es codiciosa, por lo que ve más lo que le falta que lo que tiene.

Que todos los que trabajan por el público se ocupen junto con ellos en nombre del Cielo, pues el mérito de sus ancestros les ayuda y su rectitud perdura eternamente.  Si cada uno de nosotros en su aspecto de hacedor para con los demás sintiera esa “Siatá di Shemayá”, “Ayuda Divina” en todos sus hechos y mucho más en lo que respecta al público donde todos sus antecesores, es decir todas las generaciones que los antecedieron y que de hecho desean el bien para sus descendientes, buscan por intervenir delante del Creador para que se faciliten los buenos hechos.

Si ese fuese el sentimiento de todos nosotros y en especial de nuestros dirigentes otra sensación de misión nos envolvería.

Y con respecto a ustedes, considero que su recompensa es tan grande como si hubiesen realizado la obra. La participación en los hechos no solamente que no es proporcional al porcentaje total de las acciones, ya que los hechos son valorados por su perfección y plenitud, y no se consideran como tal, sino como otro ente totalmente diferente.  Media Mitzvá no es la mitad de la mitzvá completa, sino otra mitzvá totalmente diferente de la primera, por lo que la participación fue la que permitió llegar a esta mitzvá.  Es por eso el Creador nos asegura el valorarla, como si hubiera sido realizada totalmente por nosotros.  En la vida material el reparto en partes de un ente nunca puede ser más que el ente en sí; en la vida espiritual cada parte puede ser considerada como la parte completa.  Es por ello que debemos siempre apegarnos a participar en Mitzvot aún cuando son realizadas con la participación de muchos más componentes y más aun, ya que todo el que hace hacer, tiene más valor que el que lo hace: “Gadol Hamehasé miHahosé”.

Rab Shlomó Wahnón