Capítulo Segundo
Mishná 3
III. Sean prudentes con el
gobierno, pues no se acercan al hombre sino por interés propio; dan la
impresión de ser amigos cuando les conviene, mas no ayudan al hombre en el
momento de su necesidad.
Comentario
Sean
prudentes con el gobierno. Cuando El pueblo de Israel pidió
al profeta Shmuel que nombrara un rey como todos los demás pueblos, el profeta
criticó al pueblo por su petición indicándole que ¿acaso él no había dirigido
al pueblo correctamente? Y,
asimismo, a diferencia de todos los reyes, ¿él se había aprovechado de
alguien?, o en el lenguaje del profeta pregunto: ¿Acaso el burro de alguien de
ustedes pedí prestado? Ya en la
época de los Reyes de Israel, cuando la dinastía se trasmitía por generaciones
y el éxito del pueblo era sin dudas el éxito de su rey, mismo así el profeta no
entendía por qué el pueblo quería obligarse así mismo con los intereses y
necesidades del rey. Si así
ocurría en aquellas épocas, qué podemos esperar en nuestros días donde los
ideales son los intereses y donde el gobierno es limitado a unos años y a veces
no renovable. Donde los valores,
izquierda, derecha y demás, casi perdieron su importancia, donde un porcentaje
elevado de los que tienen el derecho-obligación de elegir no solamente que no
saben las diferencias entre los candidatos, sino que a veces la apatía y el
desengaño por el gobierno se demuestra en los altos porcentajes de ausencia a
las urnas.
No ayudan al hombre en el momento de su necesidad.
Dictaminó la Halajá que quien tiene que elegir entre alegrar a unos novios o
acompañar en un velatorio, elija la segunda opción ya que esa ultima es una
bondad verdadera pues no existe piedad sin intereses sino la que se hace con
los muertos, ya que de estos últimos no se espera recompensa. Qué expresión tan fuerte: no existe
bondad verdadera sino la que se hace con los muertos, todo lo demás de lo que
hace la persona de bondad para con el prójimo existe, aunque a veces sea solo
en el subconsciente. Está
incentivado de alguna manera en el interés.
Diferentes niveles nos enseñaron nuestros Sabios en el servicio a
Hashem cuando los dos últimos son el temor al castigo y por amor.
En el temor al castigo se encuentra incluido el reconocimiento a la
existencia, control y justicia Divina, aspectos nada de despreciar en ningún
momento, pero lejos del nivel por excelencia: amor. Cuando amor no es la satisfacción ni el placer que los
hechos nos reportan, aunque no hay defecto en los mismos, sino que el amor es
la realización del deseo Divino porque así Lo desea.
Rab Shlomó Wahnón
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