El Eterno dijo a Moshé que ordenara al
Pueblo de Israel traer ofrendas donadas por cada uno y de corazón. Oro, plata, cobre, lino, cueros de carnero,
telas, pieles, maderas de acacia, aceite para las luminarias, piedras de ónix y
de engarce, especias, inciensos, todos elementos para construir un Mishcán
(santuario). Hashem indicó cómo
debía ser el tabernáculo y todos los utensilios que allí se utilizarían. Todo fue conforme al modelo
Divino.
El santuario tenía un patio exterior,
donde se encontraban el altar para quemar ofrendas, la vasija usada por los
Cohanim para el lavado de manos, y el Tabernáculo, que estaba dividido en dos
cámaras por una cortina.
La cámara exterior fue llamada Kódesh
(lugar sagrado), donde se encontraban el candelabro de oro puro, labrado que
tenía seis brazos, tres en cada costado, y el Mizbeaj Haktóret (altar del
incienso).
La cámara interior, llamada Kódesh
Hakodashim, era un espacio al que solamente podía ingresar el Cohén Gadol y
únicamente en Yom Kipur. En su
interior se estaba el Arón (arca), que contenía las dos tablas de piedra en las
que estaban grabadas los Diez Mandamientos.
El arca era de madera de acacia revestido
en oro puro con dos querubines de oro sobre los extremos del
propiciatorio. También una mesa de
madera de acacia revestida en oro con molduras, para poner sobre ella el pan de
la proposición (Lejem Panim).
Los utensilios debían ser de cobre bruñido.
El Todopoderoso detalló e instruyó las
formas y medidas para la construcción del Mishcán y sus elementos, hasta en lo
más minucioso.
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