Moshé reunió al pueblo de Israel y les
dijo sobre las órdenes del Eterno respecto a la observancia del Shabat:
Trabajar seis días y el séptimo descansar, no encender fuego en Shabat.
Asimismo, Moshé ordenó al pueblo la
construcción del Mishkán (Santuario) con la indicación sobre las ofrendas que
deberían traer, con generosidad de sus corazones, para aportar a la obra. La respuesta de los Benei Israel fue
inmediata y cada uno donó la mayor cantidad de objetos. Broches, aros, sortijas, brazaletes,
todos elementos de oro, telas teñidas de celeste, púrpura, carmesí, lino fino,
cuernos de carnero, elementos de plata y cobre, maderas de acacia, especias
para incienso, aceite para las luminarias.
Los príncipes de cada tribu trajeron
piedras de ónix y las demás piedras preciosas para engarzar el efod y el
pectoral, de la vestimenta del Cohén Gadol.
Moshé informó que el Eterno había designado
a Betzalel, de la tribu de Yehudá, como supervisor de la construcción, dado su
gran sabiduría y experiencia. Su
ayudante fue Oholiav, de la tribu de Dan, quien tenía habilidad para realizar
obras de arte, grabados y tejidos.
Betzalel y Oholiav informaron a Moshé que
la cantidad de aportes del pueblo eran suficientes y que traían más de lo
necesario. Por ello Moshé ordenó
que no trajesen más donaciones.
Comenzó la construcción del Santuario,
según las mínimas indicaciones del Eterno. Así tomó forma el Mishkán.
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